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Un taxista de Mérida devuelve 9.000 euros que habían olvidado en su coche
REGIONAL

Un taxista de Mérida devuelve 9.000 euros que habían olvidado en su coche

Dos personas mayores, una madre y su hijo, dejaron un sobre en el asiento tras un viaje desde una residencia

C. J. VINAGRE

Domingo, 8 de noviembre 2009, 20:09

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Estaba comiendo y casi se le corta la digestión. Un operador de Radio Taxi acababa de llamar preguntándole si no había visto algo olvidado en el asiento de atrás de su Opel Zafira blanco, licencia número 4, con el que realiza su servicio en Mérida. También le había llamado su hermano mellizo y taxista como él. Francisco Javier González bajó enseguida y vislumbró un sobre que no estaba cerrado en el asiento trasero. Miró dentro y le entraron calores. Billetes de cincuenta, de cien euros y varios 'Bin Laden', el de quinientos euros. En total, 8.800 y pico de euros. No lo dudó un instante. Había que devolvérselos a sus dueños.

Francisco Javier cogió de nuevo su vehículo y se fue al piso de la avenida de Extremadura donde había dejado a una mujer muy mayor y a su hijo, también de edad avanzada. Cuando les entregó los casi millón y medio de las antiguas pesetas, la mujer, cuenta, se puso a llorar, a darle mil gracias y, antes de irse, el taxista emeritense recibió una gratificación.

«No dudé un instante»

«No lo dudé un instante. Ni yo ni mi mujer. Ese dinero no era nuestro y había que devolverlo», cuenta este joven profesional del taxi de la capital emeritense, de 40 años y con dos hijas. Unas horas antes, al mediodía del jueves pasado, había recibido una demanda de desplazamiento desde la residencia geriátrica Rosalba, en la Zona Sur, la misma barriada donde vive.

Dos personas mayores, una mujer que apenas se mueve y se trasladada en silla de ruedas, y su hijo, «que puede rondar cerca de los 70 años», se montaron en su taxi camino de una vivienda en el centro de Mérida. Francisco Javier hizo su servicio sin más y se dirigió a su casa a comer, antes de reanudar el trabajo por la tarde. Poco después, madre e hijo se dieron cuenta de que les faltaba un valioso sobre y llamaron a Radio Taxi. El resto de la historia ya es conocida y se resolvió en apenas cinco minutos, los que tardó en coger su coche y llegar a la avenida de Extremadura.

El taxista emeritense narra a HOY, en primer lugar, su «vergüenza» para aparecer en el periódico «porque no soy amigo de la publicidad». Después de superar la timidez, insiste en que lo que ha hecho, lo volvería a hacer: «No podría vivir, se revolvería mi estómago si no hubiera devuelto el dinero. Y más a esa gente, mayores y con problemas de salud».

«Sí, ya sé que es mucho, y que la situación económica está ahora mal, pero tengo claro que yo no me quedo con un dinero de esa forma», sentencia el taxista, avasallado amigablemente por sus compañeros cuando se conoció su reacción.

Ayer, como todos los días, retomó el servicio en la parada situada frente a la concatedral de Santa María cerca de las dos y cuarto de la tarde, tras hacer trabajo nocturno. Francisco Javier cogió su taxi y no se acordó de los 9.000 euros. Su vida sigue como siempre.

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