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Un idioma creado para hacerte feliz

Un idioma creado para hacerte feliz

El toki pona solo necesita 120 palabras para comunicar lo básico

Isabel Ibáñez y Sara I. Belled

TEXTO | GRÁFICO

Jueves, 3 de diciembre 2020, 00:04

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La página oficial del toki pona (lenguaje bueno), creado en 2001 por la lingüista Sonja Lang (Canadá, 1978), asegura que son algo más de 4.000 las personas que utilizan de algún modo este idioma artificial de 120 palabras. Y el grupo creado en Facebook así lo atestigua, con una cifra similar de participantes. Allí, dan cuenta de sus dudas, sus progresos, sus intereses, traducen canciones, poemas, comparten el porqué se prendaron de esta lengua que promete hacer la vida más sencilla, incluso más feliz... Porque se trata de simplificar, de contar lo fundamental, de no enredarnos, basándonos en que solo tenemos ese puñado de vocablos... y sin verbos. Claro que la red social también sirve para poner en común los pequeños aprietos que plantea un vocabulario tan limitado, donde todo depende del contexto. Esto escribe un joven usuario: «Después de un buen rato hablando en toki pona con un amigo, decidí confirmar qué iba entendiendo para ver si estábamos en la misma onda. Él me comentó que creía que yo estaba diciendo que 'Stars Wars' es una película fantástica, y yo le dije que hablaba de lo lleno de estrellas que estaba el cielo en ese momento». Tampoco iba tan desencaminado y quizá solo le faltase práctica.

Porque el toki pona no aspira a ser una lengua universal para que todo el mundo pueda comunicarse. Ni de lejos es el esperanto, hablado por miles de personas en todo el planeta. Pero comparte con él un rasgo importante, el hecho de posibilitar la comunicación entre dos personas en un idioma que no pertenece a ninguno de los dos, sino que es, digamos, neutro, y fomenta el acercamiento al otro desde una posición amigable, de buen rollo, lo que buscaba su creadora. «El toki pona ni siquiera tiene insultos, como suele suceder, por otra parte, con las lenguas creadas artificialmente», explica Francisco Manjón, profesor de Lingüística de la Universidad de Granada. «Esta lengua fue ideada por una lingüista canadiense que admira la filosofía taoísta y que se basó en la filosofía y la bondad. Y sin insultos porque no concibe esa forma de relacionarse que sí contemplan las lenguas naturales»

Cada una de esas 120 palabras tiene su signo, y además se puede escribir de dos maneras, utilizando nuestro alfabeto o con un sistema de glifos. Las letras se pronuncian como en nuestro idioma, menos la 'j' que se dice como 'y'.

En España, la escritora Diana Orero, especialista en identidad narrativa, comunicación y pensamiento creativo, descubrió un buen día el toki pona: «Me habló de él un amigo que sabe que soy una enamorada de las palabras. Justo estaba escribiendo un libro sobre el poder de las historias y me hizo pensar en cómo los idiomas afectan a cómo nos hablamos». Considera que esta lengua aporta reflexión sobre la forma en que usamos el lenguaje y cómo afecta a nuestro estado de ánimo: «Al ser un idioma tan limitado nos ayuda a elegir lo que queremos decir. Y es que solemos poner más atención en elegir un melón que en hablarnos a nosotros mismos y a los demás. Y las palabras pueden sentar mucho peor que el más indigesto de los melones».

«El aquí y el ahora»

En cuanto a su capacidad de simplificar la vida, el toki pona no tiene verbos, algo que, según Orero, «nos ayuda a ser un poco más felices porque la mayoría de cosas que nos inquietan y nos alejan de la felicidad ya han pasado o pensamos que pasarán, pero pocas veces están pasando. Por eso me encanta que sólo se pueda hablar en presente, porque te ancla al aquí y al ahora».

Valora también mucho que tenga tan pocas palabras, «pues eso significa que sólo puedas hacer referencia a 120 cosas, pero supone que puedes combinarlas de forma infinita para decir lo que quieras. Por ejemplo, no existe la palabra 'amigo', en toki pona es la combinación de tres palabras: 'persona buena conmigo'. Hablar en toki pona redefine los conceptos y da una nueva forma a los sentimientos. Por ejemplo, 'preocupación' podría ser «uso de la imaginación en dirección contraria a lo que deseas». Y claro, no es lo mismo decir 'estoy muy preocupada por Juan' que 'estoy usando mi imaginación inventando todas las cosas terribles que le pueden suceder a Juan'. Las palabras son como las canciones, pueden cambiar nuestro estado de ánimo, y el toki pona nos ayuda a elegir mejor la canción».

En el grupo de Facebook, las consultas siguen: «Hola a todos, imaginando que estamos en un campamento y el fuego se está apagando... ¿cómo podría dar la orden de 'reunir madera para alimentar el fuego'? Se me ocurre que diciendo 'o jo e palisa seli' o bien 'o alasa e palisa seli'». Si alguien quiere aprender más, puede bucear a fondo en tokipona.org.

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