Guía para detectar si hay truco en las fotos de postureo en la playa y la piscina este verano
Solo un 5% de los antes y después del bisturí son 'de verdad'
Estos días, las redes sociales están llenas de fotos de postureo en playas y piscinas. De conocidos y también de famosetes. Algunos incluso aprovechan para ... mostrar cómo les ha ido la operación bikini porque saben que gustan mucho las comparaciones. De hecho, son adictivas y da igual si hablamos de la transformación de la costa en un municipio, las obras de la cocina de nuestro cuñado o los resultados de una intervención estética. Sin embargo, en este último caso, el asunto tiene más miga y ha hecho a los profesionales revolverse. «Para nosotros, los profesionales, estas imágenes son como las radiografías por las que se guía un traumatólogo», explica el cirujano plástico Francisco Gómez Bravo, que también ejerce de editor en publicaciones médicas internacionales. Y para nosotros, los potenciales clientes, un escaparate que nos invita a retocarnos si no estamos contentos con algo de nuestro físico a la vista de los resultados que estamos viendo. Y esto último preocupa a los especialistas que se encuentran con frecuencia con fotos de antes y después con diferencias que no son producto del tratamiento.
«Ahora mismo solo un 5% de las que vemos son rigurosas», denuncia Gómez Bravo, que ha tumbado la publicación de más de un trabajo por esto y hace campaña para que se tomen medidas, sobre todo cuando estas imágenes las cuelgan las clínicas. A principios de año, Australia dio luz verde a una normativa que dice cómo hay que hacerlas e inhabilita a los médicos que no cumplan con las condiciones. Y en muchos países europeos, como Francia, esta exposición de instantáneas para publicitarse está prohibida, añade Enrique Monclús, vocal de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre).
Sin embargo, aquí, en España, el asunto está «pendiente»: a la espera de ver si se incluye en una ley –bautizada como 'Sara' por el caso de la joven murciana que murió tras una lipoescultura en 2022– que se suspendió de manera cautelar hace medio año. Mientras llega o no esa regulación, lo único que nos queda es aprender a distinguir si esos antes y después de aumentos de pecho, rinoplastias, liposucciones y demás son reales o 'mágicos'. Estas son las claves.
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1
Iluminación
La luz con que se hace una foto es muy importante siempre. Pero más todavía en los antes y después de una intervención estética. «Debe ser la misma en ambos casos», sostienen los dos médicos. Dependiendo de la fuente de luz y de dónde esté colocada podemos resaltar volúmenes o todo lo contrario. Como cuando éramos pequeños y nos poníamos la linterna por debajo de la mandíbula para dar miedo. Gómez Bravo aporta otro ejemplo: si se ilumina el rostro de alguien desde distintos ángulos, «se disimula el surco nasogeniano y las líneas de marioneta produciendo un 'efecto lifting'». Hay que estar atentos a que esto no solo se produzca en el después.
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2
Postura y vista
Todos sabemos que posar con la espalda estirada nos estiliza más que hacerlo con los hombros caídos, que adelantar una pierna nos hace parecer más delgados, que estirar el cuello disimula papada... Son trucos para salir bien en las fotos personales, pero que no se deben usar al posar para el cirujano. «En la carrera hay manuales que dedican capítulos enteros a dar instrucciones de cómo hacerlas bien. Luego, durante la práctica hospitalaria también recibes formación...», explica Monclús. Así que si el médico permite estas poses, está fallando a la ética profesional.
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3
Expresión
¿Te has fijado que en algunos de esos cambios increíbles que ves en las redes sociales en la primera foto el paciente está serio y en la segunda ya no? No es casualidad ni la intervención le ha cambiado el carácter. «El contraste serio-sonriente produce un efecto rejuvenecedor en las facciones», describe Gómez Bravo. y eso hace que parezca que el tratamiento ha sido superfectivo, que puede haberlo sido, ojo, pero en ese caso no hacen falta tantas triquiñuelas para resaltarlo.
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4
Distancia y fondo
Si en una imagen ves a una persona más de cerca que en la otra, o en un escenario diferente, pasa. Es otro de esos casos en los que no vas a apreciar el resultado real. «Las imágenes se toman a la misma distancia antes y después. Y tampoco el fondo debe ser diferente», incide Monclús. Otro asunto similar es el objetivo de la cámara que se usa. Algunos deforman más la imagen que otros, por eso siempre debe ser el mismo, acompaña su colega Gómez Bravo. Esto último, es verdad, no es tan fácil de discernir si no te gusta mucho la fotografía, pero hay que tenerlo en cuenta... sobre todo si nos planteamos ir a la consulta de un cirujano a pedir lo mismo y tuerce la cara.
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5
Maquillaje y Photoshop
Cuando el cambio de una foto a otra es muy grande, tanto que podemos bromear con que estamos ante dos personas diferentes, suele haber retoque, pero no en consulta, sino fotográfico. Vamos, que alguien se ha puesto con un programa de edición a mejorar la imagen. Esta es otra de esas cosas que solo ven los ojos muy entrenados. Más fácil lo tendremos el resto de mortales con el maquillaje porque si en una foto no hay y en otra sí, la comparación, para lo que nos interesa aquí, no nos vale.
Al menos un año entre foto y foto
Los miembros de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética tienen un código deontológico propio a la hora de hacer las fotos de antes y después de un tratamiento. Una de las reglas es que entre una imagen y otra debe haber pasado «un año». ¿Por qué ese tiempo? «Porque en cualquier operación, no solo plástica, tras un año es cuando se considera que las cicatrices han madurado por completo, no hay restos de inflamación ni de edema y el tejido adquiere la nueva caída», precisa el doctor Enrique Monclús.
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