La tormenta de granizo provoca daños el polígono cacereño de Aldea Moret

Fue corta pero intensa. Puede que no lo suficiente como para provocar la sensación de caos y desolación de 2010, pero la granizada que cayó el martes de madrugada en Cáceres además de secuelas deja damnificados. Y varios de ellos están en el mismo sitio, el polígono industrial de Aldea Moret. La zona resultó especialmente afectada, como confirman las imágenes que los responsables del concesionario Renault van a enviar a su compañía de seguros. En ellas se ven techos destrozados, cables colgando, láminas encima de vehículos y diversas escenas más de lo que dejan los más de 20 litros de agua que cayeron desde las seis de la mañana en la capital cacereña.

«El techo se vino abajo en algunas partes. Hay varias áreas del negocio en las que quedan huellas», señala Miguel Ángel Romero mientras fija su mirada en un punto que aparece como la prueba final de sus palabras. A la entrada de los despachos, ubicados junto al expositor, un soporte metálico retorcido y un hueco al aire libre confirman que la tormenta se hizo notar. No es el único sitio. El director de ventas de la marca francesa en Cáceres recibió a media mañana el aviso de que el granizo había hecho mella el día de Navidad. «Nos llamó el conductor de la grúa, un servicio que funciona las 24 horas. Al llegar vio que todo estaba destrozado. Se cayeron unos 200 metros cuadrados de placas del techo. Algunas sobre los coches, aunque por suerte no se vieron dañados», relata.

Sin embargo, esos daños fueron generales, tal y como demuestra que ayer aún los ordenadores seguían sin funcionar en algunas partes. «También habrá que cambiar los filtros de la cabina de pintura. Se ha perdido todo», insiste Romero. 30 horas después de la tormenta, un operario de limpieza pasa la fregona por el suelo. Quedan restos de humedad. «Dentro aún está peor», apunta una empleada mientras confirma que la pantalla del ordenador no se enciende todavía. La factura final no está cuantificada, pero habrá reclamación al seguro.

También prepara ya el papeleo Nan Jiang, un joven emprendedor que regenta el bazar Igo, en la Avenida de la Constitución. «Yo estaba en la nave cuando empezó a caer el granizo. Eran las seis y media de la mañana y ya llovía y sonaban truenos. Luego, el granizo. Me asusté. Estaba preparando el material y de repente saltó la alarma. Las paredes y el suelo se llenaron de agua y perdí muchos de los productos que tengo a la venta», confiesa.

Nan tiene la nave alquilada y primero hablará con el propietario. Luego, si es necesario, reclamará a su seguro. No lo hace con mucha confianza. Lo explica mientras levanta un recipiente todavía lleno de agua: «En la tormenta de 2010 ya me pasó, pero no me dieron nada. Supongo que esta vez será igual. ¿Que cuánto he perdido? Por lo menos, solo en productos, unos 500 euros», admite.

Justo al lado se encuentra Carglass, una firma especializada en reparación y sustitución de lunas del automóvil. José Luis Molero, su responsable, recibió ayer la visita de dos clientes que también vieron perjudicados sus coches. El granizo les pasó factura aunque no tanta como, curiosamente, al propio negocio de reparación. «Vine a mediodía a ver si había pasado algo y observé que el agua había entrado por el lateral. Supongo que se obstaculizan los tragantes por el granizo y el agua se filtra», relata mientras rellena los papeles que enviará al seguro.

En el Banco de Alimentos, a unos pocos metros de allí, en el almacén también penetró agua. El equipo de atestados de la Policía Local tuvo que desplazarse a la farmacia de Doctor Fleming, afectada.

El Ayuntamiento, por contra, destaca que el impacto de la tormenta sobre sus dependencias y espacios públicos fue mínimo.