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El 'chipagedon' amenaza con secar la industria tecnológica

El 'chipagedon' amenaza con secar la industria tecnológica

Tras pasar lo peor de la pandemia, el sector se encuentra convulso ante la falta de semiconductores que ha puesto en jaque al mundo del motor y extiende ya sus efectos a toda la economía mundial

JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ

Jueves, 27 de mayo 2021, 08:12

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El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». Este proverbio chino se está cumpliendo este 2021 en el sector tecnológico y la réplica del terremoto se deja sentir en otras industrias. La covid-19, la minería de criptomonedas, el avance de la nube ('cloud computing') y las ventas de 'smartphones', junto a una sequía histórica en Taiwán, la fabrica mundial de chips, han puesto en evidencia la escasez global de estos componentes, un problema de primer orden.

El peor parado, que no el único, ha sido el sector automovilístico. Varias de sus principales factorías han tenido que cerrar temporalmente en Estados Unidos y Europa por falta de suministros. En EE UU la producción de vehículos se redujo un 4,3% en abril, mientras en España la planta de Stellantis (antes Grupo PSA) en Vigo ha suspendido sus líneas 'sine die' y Toyota hará lo propio en Japón durante parte de junio.

Si la pandemia paralizó la industria el año pasado, la falta de oferta suficiente de semiconductores amenaza ahora la recuperación. La caída de esos suministros –que puede no normalizarse hasta 2023– costaría en 2021 solo a la automoción cerca de 110.000 millones de dólares y reduciría su producción mundial en 3,9 millones de vehículos, además de estar en juego 42.000 puestos de trabajo, según estima la consultora AlixPartners.

Un semiconductor es todo aquel material que se convierte en conductor al permitir el paso de una corriente eléctrica o, también, impidiéndola. El silicio y el germanio son los materiales más usados para elaborarlos, aunque la industria hace uso en otros casos del azufre, boro o cadmio.

Desde su invención a finales de los años 40, la aplicación más importante de estos chips (como se les conoce popularmente) es la fabricación de transistores, una auténtica revolución entonces, especialmente en la electrónica de consumo. Hoy día están presentes, entre otros, en 'smartphones', calculadoras, ordenadores, televisores, además de toda clase de vehículos. Y los expertos alertan de un posible incremento de sus precios (del 1% al 3%) por la falta de semiconductores.

La industria del automóvil trabaja con procesos 'just in time' (justo a tiempo), que se caracterizan por una falta de aprovisionamiento con el fin de reducir costes. El cierre de factorías fozado por la pandemia agudizó ese problema, mientras el peso creciente de los coches eléctricos ha evidenciado más la dependencia de los semiconductores.

Mientras, la industria tecnológica, aupada por una mayor demanda de ordenadores y videoconsolas durante los confinamientos, reclamó durante esos meses los chips que antes requería la automoción. Con la vuelta progresiva a la normalidad, la fabricación ha sido incapaz de atender tanta demanda y así arrancó el primer capítulo del 'Chipagedon', como los expertos han bautizado a esta situación atípica que vive el planeta por la falta de semiconductores y cuyo origen del problema se asienta en Asia.

Como un tridente futbolístico, Taiwán, Corea del Sur y China marcan los goles en el ámbito de los semiconductores. El primero, una pequeña isla asiática con poco más de 20 millones de habitantes, tiene en el grupo TSMC al campeón de la fabricación de chips. En 2020, el país aglutinó el 22% de la producción mundial.

Le sigue Samsung, pues la compañía surcoreana construyó el 21% de los semiconductores que salieron al mercado el año pasado. Los dos casi se reparten la mitad del mercado, pero aún falta China. En 30 años ha pasado del 0% al 15% en la cuota mundial de fabricación, haciendo incluso sombra al poderoso Japón. Una subida meteórica que le llevará a reinar en el sector en solo nueve años, según las previsiones. Otros gigantes como los estadounidenses Intel y Qualcomm, o la neerlandesa ASML, a duras penas mantienen el pulso asiático.

Inversión millonaria

Desde abril, la UE estudia crear una alianza de semiconductores europeos que englobaría a firmas como STMicroelectronics, NXP, Infineon y al fabricante de equipamiento de tecnología ultravioleta extrema (EUV), la citada ASML, para reducir la dependencia de los fabricantes de chips extranjeros. La hoja de ruta comunitaria pasa por el desarrollo de un plan que permita a los distintos Gobiernos de la Unión aportar financiación a estas compañías para conseguir, al menos, que su cuota de mercado en este sector aumente hasta un 20%, el doble de lo que ostenta ahora.

«Para ser líderes y no seguidores, la industria de la UE necesita una acción urgente y ambiciosa en tecnologías digitales como los semiconductores, la nube, la cuántica, la conectividad espacial y las baterías», apunta Thierry Breton, comisario de Mercado Interior.

Pero el desarrollo de una factoría que elabore los dispositivos de 3 y 5 nanómetros –casi igual de finos que un cabello humano– que demanda el mercado podría llevar de tres a cuatro años, además de que la inversión rondaría los 15.000 millones de euros. Pese a estas cifras y plazos, Europa trabaja en ello y planifica con TSMC levantar una planta en el Viejo Continente, una apuesta a la que se ha sumado aparte Intel pidiendo a Bruselas cerca de 8.000 millones de euros en ayudas públicas para construir otra fábrica.

A todo ello hay que sumar el coste del desarrollo de los semiconductores. Según la consultora McKinsey, los costes de I+D para el desarrollo de un chip se han multiplicado por casi 20 veces y los de construcción de sus nodos por otras 13,5 veces. Con todo, las ventas de semiconductores no han dejado de crecer: casi un 18% el primer trimestre.

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