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¿Hasta dónde nos conoce la tecnología?

¿Hasta dónde nos conoce la tecnología?

Los algoritmos de Facebook o Spotify tratan de acceder a más información personal para mejorar la eficacia de sus servicios

Michael McLoughlin

Domingo, 27 de septiembre 2015, 08:21

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Si usted tiene un teléfono móvil que funcione con una de las últimas versiones de Android es probable que, por arte de magia, le haya aparecido una tarjeta que le indica el tiempo que le queda desde el trabajo hasta casa. Y eso cuando no le recuerde el vuelo que tiene a Berlín dentro de cuatro días, aderezando el aviso con una multitud de sugerencias sobre qué ver y comer en la capital teutona. Eso es producto de Google Now, una plataforma que trata de convertirse en el perfecto acompañante anticipándose a las necesidades de los usuarios.

El caso de Now es otro más que certifica la llegada de los servicios predictivos. Apple cuenta con Siri, Microsoft con Cortana, Baidu -el Google chino- ya trabaja en una de estas herramientas, al igual que Yahoo o Facebook, que en los próximos meses pondrá en juego M, su asistente virtual. "Puede comprar cosas, entregar regalos a tus seres queridos, hacer reservas en restaurantes, preparativos de viajes y mucho más", asegura David Marcus, vicepresidente de productos de mensajería. Eso sí, M combinará inteligencia artificial con inteligencia humana para "completar las acciones que un sistema informático no puede completar".

Pero, ¿hasta dónde nos conoce la tecnología? Lo cierto es que la creación de algoritmos y las inmensas bases de datos de las grandes compañías de internet nos han permitido descubrir nuevos artistas en base a la música que escuchamos o sugerencias de amistad en base a nuestra actividad y nuestros contactos. Sin embargo, estas fórmulas distan mucho de ser infalibles. Para reducir el registro de errores, estos sistemas necesitan y requieren acceder a más y más datos de aquellos que hacen uso de sus aplicaciones. Y eso hay veces que choca con la privacidad e intereses de millones de personas.

Spotify es el último que tuvo que enfrentarse la sensibilidad de sus usuarios. Gran parte de la parroquia del mayor servicio de streaming musical del mundo se irritó mucho con sus responsables después de que entrase en vigor en Estados Unidos sus nuevas condiciones de uso.

El acceso a las fotos, los contactos o la posición geográfica, entre otras cosas, eran algunos de los peajes para poder hacer uso del servicio. Todo por tratar de conseguir mayor precisión a la hora de definir su público objetivo. La rebelión de la comunidad hizo que el fundador de Spotify, Daniel Ek, saliese días después a la palestra a pedir perdón. En el punto de mira Running, una funcionalidad que hace uso del GPS y el acelerómetro del teléfono para adaptar la música al ritmo de carrera; y 'Discover Weekly', que crea listas en función a los gustos.

Mientras este fuego parece ya bajo control, Facebook ha lanzado sus enormes tentáculos para hacerse con información más allá de sus dominios. Como es sabido, la red social creada por Mark Zuckberg sabe muchísimas cosas de los cientos de millones de personas que la utilizan en todo el mundo. Sin embargo, ahora quiere conocer también lo que se hace en otras páginas web y no estás revisando tu muro.

La empresa ha reconocido que en las próximas semanas empezará a recopilar los registros de botones sociales como los 'Me gusta' o 'Compartir' que hay en otras páginas web y usar esa información para ayudar a sus anunciantes, ayudándoles a aumentar la efectividad de la publicidad. "Esperamos que con este nuevo control, será más fácil mostrar anuncios que la gente realmente quiere", escribe Stehen Deadman, uno de los responsables de la privacidad en la plataforma, en uno de los blogs corporativos.

Ahora la red social quiere usar también más de su gran conocimiento de lo que haces cuando no estás realmente en Facebook.

El internet de las emociones

Muchos creen que la proliferación de estas iniciativas abrirá la puerta a un internet de las emociones, un escenario donde las máquinas respondan a nuestro estado de ánimo. Así HTC y Spotify han creado un programa que con un selfie analiza la expresión de tu cara y te sugiere una serie de canciones. Ingenieros de Telefónica I+D han creado una aplicación que, en base a tus patrones de comportamiento, es capaz de acabar sabiendo si te estás aburriendo y te envía un contenido para entretenerte.

Los wearables quieren reforzar esta realidad. Microsoft ha creado un pañuelo capaz de, gracias a los sensores que equipa, saber si estás de mala leche y comunicarlo a los que te rodean mediante bluetooth. Una start-up estadounidense ha creado una pieza que se puede adherir a una camiseta o un sujetador y conocer el nivel de estrés y medir el ritmo cardiaco. Estos terminales, combinados con el llamado big data, pueden acabar consiguiendo que las máquinas empaticen con los humanos.

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