Muertos de aquí y de allí
Los buitres del crimen. El criminal que da más juego es un niño negro y musulmán llegado en patera
Muertos de aquí y muertos de allí… Hemos llegada a tal punto de degeneración moral que, cuando se produce un homicidio, asesinato, violación, paliza o ... robo, en lugar de apiadarnos inmediatamente de la víctima y despreciar al victimario, sin preguntar por su nacionalidad ni por otras circunstancias que rodean el suceso… En lugar de reaccionar sin ambages, sutilezas ni prejuicios… En vez de apenarnos y sentir dolor por unos, compasión por otros y lástima por estas situaciones de violencia, tan antiguas como el mundo, actuamos de manera miserable y, ante que mostrar disgusto y conmiseración, indagamos para saber quién es el homicida, el asesino, el ladrón, el violento, cuál es su nacionalidad, su sexo, su motivación, su parentesco y, a partir de ahí, reaccionamos de una manera o de otra.
Lo trascendente no es el muerto, sino su origen y lo importante no es el criminal, sino su raza, religión, país, cómo ha llegado a España y hasta su edad. De estos detalles, intentaremos sacar réditos políticos y, por lo que se lee en las redes sociales, hay un deseo no disimulado en ciertos sectores políticos de que los homicidas, violadores, ladrones o violentos sean en, primer lugar, negros subsaharianos, en segundo lugar, magrebíes, y si no puede ser, pues que al menos sean latinos, para así poder generalizar: los inmigrantes, todos ellos, violan a nuestras hijas, matan a nuestros hermanos, apalizan a nuestros padres y roban a nuestras madres.
¡Qué decepción más grande sufren estos mandarines de la españolidad cuando el detenido tiene siete apellidos nacionales! ¡Y cómo se repliegan defraudados cuando la víctima es inmigrante! Los datos y la realidad les estropean el discurso y han de retirarse y aguardar, a la espera de que ocurra otro suceso desgraciado, a ver si hay más suerte y el criminal es senegalés, marroquí o, cuando menos, colombiano. Y si es menor no acompañado, miel sobre hojuelas porque podrán extraer de la desgracia más ventaja política.
El criminal ideal para estos buitres de la violación, el homicidio y el robo, es un niño negro de Costa de Marfil que profese el islam, haya llegado a España en patera y viva en un centro de acogida de Mérida, Cáceres o Badajoz. Con esos datos, se puede construir un relato atroz en el que España es destruida por las hordas infantiles musulmanas de raza negra que llegan dispuestas a acabar con nuestra tradiciones. Si no se cumplen los rasgos necesarios del criminal perfecto, entonces puntúa más en el baremo del odio que sea, al menos, negro, o africano, o marroquí, o moro… Si no puede ser, bastará un origen latino, con algo hay que conformarse, aunque los hispanos dan menos juego y solo a ellos no los expulsará de España, aunque delincan, algún partido de reciente xenofobia por contagio. Supongo que deben de parecer más reciclables mientras que un moro no tiene remedio, que ya se sabe cómo reaccionaron los moriscos cuando los quisimos españolizar.
Tras el reciente incidente de Cáceres, los buitres señalaron enseguida en sus redes carroñeras a bandas latinas y glorificaron a la víctima como joven español de toda la vida. La realidad del suceso desmontó su película y sobrevino un silencio que nos ha permitido sobrellevar el duelo con dignidad, sin interferencias políticas ni visitas de hordas patrióticas amantes del orden, la tradición y una España grande y libre. Cáceres no es territorio violento y aquí detestamos la venganza, pero los salvajes desocupados acechan a la espera de la próxima muerte, a ver si hay suerte y pueden imponer su ansiado relato de niños inmigrantes asesinos y violadores de españolas.
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