Una familia de Bermeo se queda fuera de la piscina por no ser de Torrecillas de la Tiesa
El pueblo cacereño solo autoriza la entrada a empadronados o personas con «intereses legítimos» en el municipio
E.G. y M.S. llegaron con sus dos hijos el pasado viernes desde Bermeo a Aldeacentenera, el municipio cacereño desde el que muchas familias emigraron décadas atrás al País Vasco. Como cada verano, su deseo era pasar una semana de vacaciones en este pueblo en el que tienen casa y donde nacieron los padres de la mujer.
Ya conocían que el ayuntamiento de Aldeacentenera ha decidido no abrir este año la piscina como medida de prevención del covid-19, por lo que su intención era combatir las altas temperaturas, alrededor de 40 grados estos días, en las instalaciones veraniegas de vecina población de Torrecillas de la Tiesa, a 11 kilómetros de distancia. Sin embargo, para su sorpresa, primero, y enfado después, tampoco pudieron acceder a la piscina municipal.
Torrecillas de la Tiesa ha decidido restringir el uso del recinto a los vecinos empadronados en el pueblo, que reúne poco más de un millar de habitantes, o a aquellas otras personas «con intereses legítimos», familiares ascendientes y descendientes. Para ello, ha establecido un sistema de abonos y suprimido las entradas de taquilla. Así está recogido en un decreto de alcaldía, según confirma a este diario el propio mandatario torrecillano, el socialista Tomás Sánchez. Se trata de una medida extraordinaria en una situación de crisis, subraya.
E.G. cuenta que, antes de hacerse los 700 kilómetros que separan el País Vasco de Extremadura, llamó por teléfono al Consistorio torrecillano para informarse. «Me dijeron que no había ningún problema», explica. De hecho, como llegaba el pasado viernes por la tarde y su intención era acceder ese mismo día a la piscina, volvió a ponerse en contacto con el personal municipal para poder bañarse el fin de semana, aunque adquiriese el preceptivo abono el lunes siguiente. Tampoco le precisaron nada sobre limitaciones de acceso. Sin embargo, una vez en las instalaciones, el socorrista le explicó las restricciones existentes y le enseñó el documento donde se detallaban.
E.G. asegura que llamó dos veces antes de viajar y le dijeron que no había problema para acceder
«En un establecimiento de servicio público no se puede negar la entrada a una persona que cumple con las normas», afirma E.G. en conversación telefónica con este diario, y no duda en calificar de «injusta» la situación vivida con su familia. Así también se lo hizo saber ayer al alcalde. Otros veranos, la familia ha entrado sin problema en esta piscina.
Reconoce que este viaje lo programó en función de tener una piscina para poder combatir las altas temperaturas. Si hubiese sabido que no podía acceder, no habrían venido. «Yo ya conozco la zona y sé el calor que hace aquí».
El alcalde cree que todo parte de un malentendido porque la familia no dijo que era de Aldeacentenera. Insiste que, en una época de crisis sanitaria, en el que las autoridades exigen medidas extraordinarias para abrir la piscina, «entendemos que también podemos poner alguna medida excepcional para no saturar la nuestra» y cumplir con el aforo.
Sánchez entiende que los vecinos hagan sus reclamaciones. Sin embargo, considera que deberían reclamar o protestar en los ayuntamientos de sus poblaciones que no han abierto sus piscinas. En este sentido, asegura que en Torrecillas de la Tiesa se está haciendo un esfuerzo por mantener las instalaciones abiertas dando un servicio a sus vecinos y, a la vez protegiéndolos.
Hay que recordar que otros municipios de Extremadura, que también anunciaron su propósito de limitar el acceso a sus piscinas solo a los empadronados ante la previsible llegada de foráneos durante el verano, dieron marcha atrás antes las dudas de legalidad de esta medida. Los servicios jurídicos de la Diputación Provincial de Badajoz, por ejemplo, la desaconsejaron a aquellos ayuntamientos que le consultaron y expertos preguntados por este diario también consideran la medida no ajustada a derecho.