«Yo soy muy humano, muy sencillo y muy sentimental»
Reconoce ser una persona muy querida, que atesora reconocimientos de la misma forma que fotografías antiguas y recortes de prensa
Coleccionista empedernido, Luis Cordero guarda copia de hasta la publicación que editaba la empresa de Zacarías de la Hera a principios del siglo XX y ... en la que trabajó unos años junto a su padre. Atesora fotografías y recortes de periódico de cada momento importante de su vida y de la de Almendralejo. A sus 83 años, sigue como responsable de recibir a los visitantes que llegan al Museo Devocional y de explicarles la vasta colección de arte sacro que atesora. Es voluntario y socio de Cruz Roja desde hace décadas, miembro de la Adoración Nocturna y colaborador de varias asociaciones.
Pero lo que más colecciona Luis Cordero son títulos y reconocimientos. Uno de los que más orgullosos está es el del Premio CIT a la Cordialidad del Centro de Iniciativas Turísticas, aunque guarda con mucho cariño el de 'Buena Persona de Almendralejo' que le otorgó la ya desaparecida Congregación de los Luises y la insignia de oro por el mérito al trabajo que recibió de El Obrero Extremeño.
Por supuesto, guarda con mucho celo el discurso íntegro que pronunció en 2016 en el pregón de las fiestas patronales de la Piedad, un cargo que ha repetido en la fiesta de su barriadas. Es curioso que haya recibido reconocimientos hasta de la comunidad de vecinos en la que reside desde que se casó, en la calle Mérida.
«Me gusta darle ánimo a las personas, sobre todo a esos mayores que pasan el día solos, aunque tengan hijos»
–¿Cómo empezó a trabajar en El Obrero Extremeño?
–Estaba trabajando en Parsa cuando me llamaron del Obrero. Me dijeron que habían pensado en mí porque era la persona ideal para cobrar las cuotas de los socios. Y ahí he estado 32 años. Entré el 3 del 3 de 1973, realizando todo tipo de actividades en la empresa. Lo que sí me da un poco de pena es que cuando entré había cerca de 3.000 socios y ahora tiene muy pocos.
–¿Qué era lo mejor?
–Pues que he tratado a muchísima gente. Por la mañana trataba con las mujeres para cobrar la cuota y algunas me decían que el día que me jubilase, se daban de baja. Hice muchísimas actividades.
–¿Y en qué más participa?
–He estado 18 años con Manolo Rodrigo Asensio en la Congregación de Los Luises y con Cruz Roja hemos ido a visitar a muchísimos enfermos a sus casas y luego íbamos a la residencia a sacarlos. Me gusta darle ánimo a las personas y, sobre todo, a esos mayores que estaban todo el día solos, aunque tuvieran muchos hijos. Yo soy muy humano, muy sencillo y también muy sentimental. Y ahora colaboro con Manolo en la asociación de los Amigos de las chimeneas.
–¿Qué significa para usted la religión?
–Significa mucho. Yo voy a misa los domingos y soy de la Adoración Perpetua y de la Adoración Nocturna porque me gusta.
«Me da un poco de pena que cuando entré había cerca de 3.000 socios y ahora, muy pocos»
–¿Se siente querido?
–Sí, sí, por todos los compañeros. La gente me llama y mi amigo Manolo siempre me dice que me conoce todo el mundo. Vienen a saludarme con mucha alegría. Es que yo lo hago todo desinteresadamente.
–¿De qué se siente más orgulloso en la vida?
–De lo que más orgulloso estoy es del hijo que perdí, Miguel Ángel. Tengo grabaciones del que fuera alcalde de Mérida felicitando a mi hijo por una poesía que escribió. En 1989 era mi otro hijo, Luis, campeón de España de tenis de mesa. El alcalde entonces me dijo que si todos los niños se dedicasen a la cultura y al deporte seríamos extraordinarios y me felicitó.
–¿Además, es guía del Museo Devocional?
–Bueno, yo me encargo de abrir y recibir a los grupos y explicarles lo que hay en él. Pero tengo que decir que últimamente me parece muy mal que me avisen porque va un grupo de turistas y luego me llamen para decirme que no les ha dado tiempo y que no van a visitarlo. Les llevan a todos los sitios, pero nunca les da tiempo a ver el Museo Devocional, con lo que hay allí guardado.
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