El Santuario de los Remedios albergará columbarios para las cenizas de los difuntos

El pasado 3 de agosto se aprobaba por la Asamblea General de la Asociación de Nuestra Señora Santa María de los Remedios la propuesta de la Junta de Gobierno para construir un columbario en el Santuario. Se tratará de una instalación que permita a las familias alojar las cenizas de sus difuntos en una sala localizada bajo el camarín de la Virgen de los Remedios. El acceso a la sala escogida se realiza a través de la conocida como Ermita Chica, localizándose en una sala al fondo de la misma, que actualmente se utiliza como almacén.

El mayordomo de la Virgen, Juan Francisco Álvarez Mulero, planteaba en declaraciones a HOY Fregenal que «existe una problemática sobre las cenizas de los difuntos que los familiares las echan en el Real, en el santuario, en los pies de la Virgen, en las tulipas de la baranda del trono». Debido a esto la Junta de Gobierno que preside ha decidido «empezar a dar los pasos para empezar a ver los permisos que se necesitan» para instalar el columnario en el Santuario que permita dar solución a esta circunstancia. De esta forma se busca «un sitio adecuado para ese asunto y así poder poner adecuada y ordenadamente las cenizas de los difuntos que quieran descansar bajo los pies de Nuestra Patrona».

El propio mayordomo apuntaba que el Santuario cuenta con permisos de cementerio desde su construcción en el siglo XVI. Así queda atestiguado en los primeros pasajes del Libro de los Milagros, que cuenta la bendición del santuario por el obispo Jorge Manrique en 1501. El pasaje concretamente localizaba «al Norte para que fuera de el dicho cuerpo de la dicha Iglesia fuere e sea Zementerio».

Del mismo modo, desde la Junta de Gobierno plantea que con esta decisión se busca seguir la actual normativa elaborada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, que considera lícita la cremación de difuntos, siempre y cuando estas se conserven en un lugar sagrado. Según la doctrina eclesiástica, las cenizas no deben conservarse en el hogar ni tampoco ser esparcidas. No obstante, cabe recordar que para el Vaticano «la inhumación o entierro es en primer lugar la forma más adecuada para expresar la fe y la esperanza en la resurrección corpórea».