Plasencia rinde tributo a las Azules de la Madre Matilde
Premio San Fulgencio ·
Las Hijas de María Madre recogerán una de las medallas de la ciudad en el 150 aniversario de su fundaciónEl próximo 16 de enero, el centro cultural Las Claras se engalanará para acoger la entrega de los premios San Fulgencio, una cita anual que ... celebra el día del patrón de la Diócesis y de la ciudad de Plasencia. Este año, en la modalidad de colectivo, el galardón recaerá en las Hijas de María Madre de la Iglesia, conocidas cariñosamente como 'las azules', epíteto heredado de su peculiar hábito. Será un reconocimiento que pondrá en valor un legado de más de 150 años de dedicación a la educación, el acompañamiento espiritual y el servicio a los más vulnerables. También, conmemorará el 50 aniversario de la puesta en marcha de su centro educativo en la ciudad. «Su entrega generosa ha dejado una huella imborrable en la ciudad y sus habitantes», decía el alcalde Fernando Pizarro cuando anunció el galardón.
La historia de las Hijas de María Madre de la Iglesia en Plasencia comenzó el 10 de octubre de 1907. Durante este tiempo, han formado y forjado vocaciones en el noviciado, ejercido la caridad con especial dedicación a enfermos y necesitados y educado e instruido a miles de niños y niñas de Plasencia y comarcas, a los que propiciaron un futuro mejor a través del Colegio Madre Matilde.
Casi 118 después, es un centro concertado con Infantil, Primaria y Secundaria. Pero las instalaciones de la calle Coria no fueron siempre docentes. En su origen, a comienzos del siglo XX, se erigió como comunidad y noviciado de la mano del obispo Francisco Jarrín y Moro. El instituto religioso creado por Madre Matilde en 1875 estaba hasta entonces en Don Benito, pero el interés del prelado porque estuviera en la capital diocesana le llevó a tomar esta decisión. Denominado por entonces Amantes de Jesús e Hijas de María Inmaculada, la comunidad y noviciado de la ciudad lo formaron Madre Mariana del Niño Jesús, superiora general, cuatro profesas, una novicia y dos postulantes. En esos años, las religiosas se dedicaron a atender a enfermos en sus casas y vivían de las suscripciones y limosnas mensuales que conseguían por la ciudad y los pueblos cercanos. Complementaban los ingresos con algunas labores y unas pocas subvenciones.
La adecuación del noviciado de la Puerta Coria al colegio actual cumple este año medio siglo de vida
En 1936, las monjas se hicieron cargo de los hospitales de sangre montados en San Calixto y el Seminario Mayor. Allí asistieron a heridos y enfermos. También, desde la Cocina Económica que llevaron con sor Isabel Contreras al frente. Cada día daban de comer a todos los que iban a buscar sustento.
Fueron tiempos de mucho sacrifico, de entrega generosa y de trabajo desinteresado. Con pocas hermanas, pero con muchas cosas por hacer. Tras los duros años de la posguerra, 1959 marca un pequeño gran cambio en el instituto religioso, al abrirse a la actividad docente con la primera escuela en Madrid. Años después, en 1975, la curia general fue trasladada desde Plasencia a Salamanca y, después, a Madrid.
Pese a ello, la presencia de las Hijas de María se mantuvo en la ciudad. La comunidad se adaptó a los cambios y decidió dedicar la que fuera casa central y noviciado a centro docente. Se trata de actual Colegio Madre Matilde. Hoy dedica sus esfuerzos a la educación integral de niños y niñas, además de colaborar con la Iglesia en la catequesis y otras actividades.
Los inicios no fueron sencillos. Para captar alumnado, repartieron octavillas por la ciudad. Con Sor Teresa Cabrera como directora técnica, el primer curso empezó con retraso a causa de las reformas necesarias para adecuar el edificio de la calle Coria al nuevo cometido. Pero era mucho lo que hacía falta y se contaba con poco, tanto en recursos materiales, económicos y de tiempo.
50 aniversario del colegio
La adecuación del antiguo noviciado a colegio precisó de cambios de dotaciones y de reformas en los que colaboraron muchos placentinos. El padre de una alumna, que era herrero, se encargó de comprar camas y otros enseres para los dormitorios de las internas; Manolo Canelo -socio fundador de Pymecon- puso a disposición de la casa su trabajo, sus obreros y el material para adaptar el edificio y dependencias al uso docente; y otro empresario instaló mamparas, calefacción y cerró parte del patio. El material escolar lo donó el Ministerio de Educación y se reaprovechó el mobiliario existente.
El colegio abrió como tal el curso 1975-76, con el cartel de completo en infantil y preescolar y el resto de los niveles agrupados en tres unidades. Ese mismo año empezó a impartirse el primer año de FP Administrativo, o Secretariado, con más de 30 alumnas. Una parte procedía del Colegio Sagrado Corazón, que cerró; otra, de chicas que acabaron Primaria y que el Ministerio de Trabajo envió becadas como hijas de viuda o accidentados laborales. Muchas acabaron sacando plaza en la Caja de Ahorros de Plasencia.
El internado empezó con 50 niñas sin recursos, la mayoría becadas por el Estado. Y el profesorado con que abrió el centro eran tres hermanas tituladas en Pedagogía: sor Teresa Cabrera, directora; sor Carmen España; y sor Susana Martín. A ellas se sumaban sor Evangelina y sor María Jesús Blanco para preescolar. Sin embargo, faltaban títulos y maestras para poder tramitar la autorización ante el Ministerio. El caso se resolvió con la colaboración de María Victoria, Pilar y Eduardo, primeros profesores seglares. Pero las cuentas no cuadraban y el número da alumnos no daba para pagar las nóminas.
Felipe Duque, Victoriano o José Sendín, entre otros sacerdotes, aportaron sus títulos y su trabajo desinteresadamente para que el centro saliera adelante. El primer claustro acordó repartir los ingresos en partes proporcionales entre el profesorado, toda una muestra de solidaridad e implicación en el proyecto educativo. Aprobado por el Ministerio y otorgada la subvención, el centro se consolidó hasta ser uno de los referentes educativos de la ciudad.
Desde entonces, han pasado 50 años en los que ha mantenido la fe, la solidaridad y la dedicación como principales valores. Plasencia se lo agradecerá el próximo 16 de enero.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión