«El fármaco más eficaz tendrá la mitad de efecto si el médico no escucha al paciente»
Doctora en Urgencias en el centro placentino de La Data, ha presentado su primer libro 'El amor es la mejor medicina'
ANA B. HERNÁNDEZ
Sábado, 11 de febrero 2023, 20:10
Carmen Sánchez Alegría es médica desde hace 32 años, pero también una profesional experta en charlas y talleres para ayudar a gestionar el estrés, trabajar ... en equipo o enfrentarse al miedo. Tiene por costumbre dibujar los regalos que reparte cada Navidad. Y en la de 2021 incluyó uno para ella. Dibujó un libro y puso un título: 'El amor es la mejor medicina'. El 9 de enero de 2022 contactó con ella la editorial Penguin Randon para proponerla que lo escribiera. Lo ha presentado esta semana en Plasencia y ya va por la segunda edición.
–Parece magia.
–Ha sido como un cuento y estoy entusiasmada.
–¿Por qué quería escribirlo?
–Mis pacientes, que son los que me han enseñado mucho, lecciones de vida que no vienen en los libros, me llevaban tiempo diciendo que escribiera las cosas que les decía, que les digo, porque les ayuda.
–¿Cosas como que 'el amor es la mejor medicina'?
–Es la emoción más alta que podemos tener, conectada con la gratitud y la compasión, en oposición al miedo, marca cómo vivimos la vida.
–¿También la muerte?
–También. Porque independientemente de que la enfermedad acabe en la muerte, porque aquí estamos de paso y sería bueno que todos entendiéramos que somos enfermos terminales, podemos elegir cómo marchar. Hacerlo de forma dulce o en una lucha compulsa tiene mucho que ver con la emoción que elijo tener. Desde la queja, es imposible curarse; desde la aceptación, sí es posible, aunque mueras.
–¿Esa elección influye en cualquier proceso curativo?
–Sin ninguna duda.
–¿Más que el fármaco que se prescriba?
–La verdadera sanación va por dentro, no tiene nada que ver con el acto médico.
–Choca escucharla sabiendo que es usted médica.
–Es que somos mucho más que un cuerpo y nuestro estado anímico, nuestros pensamientos, todo está relacionado y todo influye en un proceso de curación.
–¿Cómo lo descubrió?
–Cuando comprobé que yo ponía el mejor tratamiento posible a mis pacientes y no era suficiente, que mejoraban o empeoraban en función de su realidad cotidiana.
–Ponga un ejemplo.
–A mi consulta venía en busca de recetas una mujer enferma, con múltiples achaques, encogida, casi pidiendo permiso para hablar, vestida de negro. Había pasado ya por casi todas las especialidades y sin resultado.
–¿Y qué pasó?
–Yo conocí su historia porque en una consulta me la contó, una historia dura que explicaba muchas cosas. Un día la dejé de ver y pensé que habría fallecido. Pero meses después se presentó en mi consulta, con un vestido blanco y con flores, radiante. No la reconocí hasta que me dijo quién era. No venía a por recetas, solo quería invitarme a un café.
–¿Se había curado?
–Se había enamorado, perdonado, querido por primera vez en su vida.
–¿Por eso buscó herramientas para ayudar a sus pacientes que no vienen en los libros?
–Sí, porque como este caso tengo otros muchos, así que me puse a indagar para ayudar a mis pacientes a curarse. Y cuando pones ganas, lo encuentras, y descubrí que la verdadera sanación va por dentro.
–Pero el médico puede ayudar.
–Puede influir mucho en la sanación, por supuesto. Porque el médico que no escucha, que no da espacio al paciente, aunque dé el fármaco más eficaz, no tendrá ni la mitad de efecto que el que recete un médico que sí escucha. Porque igual que existe el efecto placebo, existe el efecto nocebo.
–¿También en un tratamiento oncológico?
–En cualquier tratamiento, porque todo en nosotros está imbricado. El estado de ánimo tiene una relación directa con el sistema inmune.
–Dice en su libro que el perdón tiene un efecto curativo.
–Enfadarse, sentir rabia, es necesario, como el miedo, por eso nacemos con estos sentimientos. Pero mantenerse en el resentimiento encoge todos los órganos y sistemas. El enfado nos desgasta a nosotros mismos, porque produce una inflamación crónica.
–¿Y cuáles son las consecuencias sobre la salud del amor o la compasión?
–La práctica de estos sentimientos altera la estructura del cerebro. Nuestro organismo experimenta los primeros signos de transformación gracias a las sustancias que inundan el torrente sanguíneo y te sientes bien y entiendes los problemas como lecciones de vida, y no como una queja constante por eso de «todo me toca a mí...». Así que debemos aprender a conectar con esa energía transformadora que tenemos, para vivir más sanos y felices, y esto es lo que he tratado de enseñar en el libro.
–¿Lo está logrando?
–Estoy emocionada por las cartas que me están llegando, como la de una mujer que padece un cáncer grave y me ha dado las gracias de corazón por lo que he escrito, «porque esto forma parte de mi salvación», me dice.
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