Crash se estrena como perro policía de Plasencia: 60 gramos de hachís en el maletero de un autobús

Es un pastor holandés que tiene un año y tres meses y que ya ha llevado a cabo su primera incautación. «Ha sido en un autobús de línea regular», explica Juan Carlos Gutiérrez. Un autobús que hacía la ruta de sur al norte y que recibió la visita de la unidad canina durante su parada en la estación placentina.

«Es un control habitual, que hacemos de vez en cuando, como entre los pasajeros que esperan en la parada», detalla. «Subimos con Crash al autobús, lo recorrió, y después al maletero, a la bodega que decimos». Y allí llegó hasta una que estaba en la mitad y la indicó. «La abrimos y Crash encontró la droga muy bien envuelta en el interior de un neceser de plástico que también estaba tapado», detalla Juan Carlos Gutiérrez. «En concreto 60 gramos de hachís, por lo que informamos a la Fiscalía porque 25 es el máximo establecido para que no sea delito», aclara el agente.

El pastor holandés se ha estrenado de este modo en el primer control en un autobús de línea regular. Antes lo había hecho en el control de vehículos y también en la vigilancia de parques, calles e institutos en estos primeros días de incorporación al trabajo policial. «Y en todas las ocasiones está respondiendo bien», señala Gutiérrez, consciente no obstante de que «aún sigue siendo un cachorro al que también le gusta jugar y que no puede mantener de forma continua la concentración que se le exige en la búsqueda sustancias estupefacientes».

En cualquier caso, Crash es ahora el perro policía de Plasencia, «porque Llimi ya es muy mayor –con él se puso en marcha la unidad canina hace una década– y a Hurko le han dado la baja porque padece una enfermedad degenerativa que le impide mover las patas traseras, por lo que su movilidad está muy comprometida y le imposibilita para el trabajo policial».

El 'marcaje lapa'

Es el motivo por el que Juan Carlos Gutiérrez comenzó el pasado verano a entrenar a Crash de la misma manera en que fueron entrenados antes Llimi y Hurko, siguiendo la técnica llamada 'marcaje lapa'. El objetivo es que, al igual que los dos pastores belgas, siguiendo a rajatabla las órdenes del policía, Crash sea capaz de encontrar droga con el olfato en diferentes escenarios y que informe al agente indicándole con la nariz dónde está la sustancia.

Un entrenamiento que ha llevado a Crash a practicar en coches, camiones y autobuses, «porque no puede ser que, por ejemplo, el perro tema entrar en los autobuses, en vehículos en los que habitualmente va a tener que trabajar», decía el agente durante un entrenamiento el pasado verano. Y así ha sido. Crash ha realizado esta semana su primer trabajo en un autobús de una línea regular e indicó que había droga en el neceser que estaba en la maleta de una joven.