A vueltas con la lista más votada
joaquín cuello martínez-pereda
Lunes, 20 de febrero 2023, 07:59
Se viene escuchando en las últimas semanas, y cada vez con más intensidad, la que a priori puede parecer una solución milagrosa al problema de ... las elecciones cuando ninguna fuerza política obtenga mayoría suficiente: la recurrente idea de que gobierne por sistema la lista más votada. Idea que en el último lustro, en plena crisis del bipartidismo, distintos dirigentes políticos han hecho suya, resultando especialmente llamativo el ejercicio de cinismo que muestra el líder de la oposición cuando la pregona a los cuatro vientos, sin pedir al mismo tiempo a Martínez Almeida que ceda el Ayuntamiento de Madrid en favor del grupo municipal más votado, o a su nuevo compañero de partido Ignacio Gragera a que haga lo propio en Badajoz.
Dejando a un lado la enjundia de un discurso como este en el plano estrictamente político, no debe desaprovecharse la ocasión que semejante ocurrencia brinda para hacer notar cómo una vez más nuestra administración local, esa gran desconocida, ofrece una posible solución al problema.
Al haber sufrido dos repeticiones electorales a nivel nacional en apenas cuatro años, resulta familiar el Artículo 99 de la Constitución, que establece la necesidad de convocar nuevas elecciones en el caso de transcurrir dos meses desde la primera votación de investidura, si ninguno de los candidatos propuestos por el Rey obtiene la confianza del Congreso. Pero más desapercibido ha pasado el sistema que articula la Ley Orgánica del Régimen Electoral General para la elección de alcaldes y alcaldesas en su artículo 196, del que cabe destacar que permite elegir como alcalde bien a cualquier concejal que encabece la lista por la que se presenta y obtenga la mayoría absoluta de los votos del pleno, bien, en el caso de que nadie cuente con semejante mayoría, al concejal que encabece la lista que haya obtenido el mayor número de votos populares en las elecciones municipales. Es decir, un sistema que conjuga la posibilidad de que sea elegido alcalde un concejal sin necesidad de encabezar la lista más votada, siempre que tenga el apoyo de la mayoría absoluta de concejales, con la posibilidad de que gobierne, en su defecto, el que sí encabece la lista más votada sin contar con esa mayoría, evitando de esta forma el bloqueo y la consiguiente repetición electoral.
Esta solución demuestra que es perfectamente factible combinar los aspectos más positivos que entraña el modelo en el que gobierna por sistema la lista más votada, con los aspectos más positivos que presenta el modelo en el que se permite la configuración de grandes mayorías alternativas a esa lista, y todo ello evitando los efectos más perniciosos de ambos modelos. Sirva por lo tanto esta constatación para que la ciudadanía mayor de edad huya de los cantos de sirena que constituyen las afirmaciones planteadas en términos categóricos y excluyentes; y para ilustrar, una vez más, que la respuesta a grandes problemas de ámbito nacional se puede encontrar muchas veces en el ámbito local, la más cercana siempre a los problemas concretos de las política…
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