Tomarse la vida con filosofía
EL ZURDO ·
«De diez cabezas, nueve / embisten y una piensa. / Nunca extrañéis que un bruto / se descuerne luchando por la idea», dejó escrito Antonio Machado en ... sus 'Proverbios y cantares'. Y vamos camino de que ninguna cabeza piense y todas embistan, pues en nuestra sociedad del rendimiento y la inmediatez el pensar está devaluado, porque lleva tiempo y no hay tiempo que perder pues el tiempo es oro, literalmente.
La paciencia es la madre de la ciencia, reza el refrán, pero hoy, denuncia el filósofo de origen italiano Santiago Zabala, «la ciencia está demasiado enmarcada por los intereses económicos y tecnológicos». En consecuencia, «en esta sociedad neoliberal la educación está al servicio del mercado y del capital» y se «hace creer a los estudiantes que las disciplinas tienen que servir para contribuir al desarrollo económico», que «hay que estudiar para trabajar y ganar dinero», que «el saber no sirve por sí mismo y solo vale si se puede hacer algo con él», como critica otro ilustre filósofo italiano, Nuccio Ordine, en una entrevista con 'El Mundo'. Pero, como recalca Ordine, «para saber hacer, antes tienes que saber».
Mas, dice Machado en otro proverbio: «Nuestras horas son minutos / cuando esperamos saber, / y siglos cuando sabemos / lo que se puede aprender». Y hemos pasado del siglo de la razón al siglo de la razón instrumental, del siglo de las luces al siglo que corre a la velocidad de la luz, que apremia al pensador y premia al hombre de acción, hiperactivo. De ahí que, como explica Ordine, hoy los estudiantes –y no solo ellos– tengan un umbral de atención muy bajo porque están acostumbrados a pasar de una pantalla a otra, de una cosa a otra y no ver una sola; en definitiva, no están acostumbrados a reflexionar, se mueven por impulsos, lo que los hace proclives al consumo compulsivo y a los discursos populistas, esos que apelan a las tripas y las gónadas en vez de al cerebro y al corazón y dividen el mundo en amigos y enemigos.
Por esa sinrazón, en un mundo así apenas hay espacio en las aulas para la filosofía, que, como recuerda Ordine, «no es servil, no te enseña a ser esclavo de otra cosa, te enseña a ser libre». En fin, enseña a dudar, a hacer preguntas para llegar a las respuestas. Esa es la utilidad de la filosofía, y de las humanidades en general, que desprecia nuestra sociedad utilitarista y que Ordine reivindica en su obra 'La utilidad de lo inútil'. Por eso, este profesor calabrés clama que «es una locura quitar la Filosofía» en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), como ha hecho el Gobierno con la Lomloe. Esta nueva ley educativa ya no obliga a ofrecerla como optativa, pero deja a las comunidades libertad para hacerlo –Extremadura la mantendrá–. Además, introduce en la ESO como obligatoria Educación en Valores Cívicos y Éticos, un sucedáneo de la asignatura de Ética que el Parlamento se comprometió a recuperar en 2018. Pero, como se quejan los profesores de Filosofía, Valores explica el qué (hay que respetar tales valores y normas), pero no entra en el cómo ni el porqué (el análisis e interpretación de tales valores y normas, de las razones de que defendamos esos y no otros). Al respecto, Ordine lanza esta pregunta retórica: «¿Debe la escuela reproducir los valores de la sociedad y decir: 'Esta es la verdad' o ser un lugar para que los estudiantes reflexionen, dialoguen y sean críticos?». Machado contesta con este proverbio: «¿Tu verdad? No, la Verdad / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela».
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