Almaraz, más cerca, más lejos
El acuerdo entre las propietarias de la central nuclear abre el camino a una miniprórroga hasta 2030 que debe aprovecharse para afianzar los proyectos alternativos
El consejero delegado de Endesa, José Bogas, quien siempre ha sido el más claro de los propietarios de Almaraz a la hora de expresar su ... deseo de que la central nuclear siga funcionando más allá de 2028, anunciaba esta semana en un foro económico que en breve plazo solicitarán al Gobierno (junto a Iberdrola, accionista mayoritaria, y la más reticente Naturgy) una prórroga, o una miniprórroga como se ha venido en llamar, para que la planta cacereña, la primera en el calendario fijado para el cierre de nucleares en España, opere hasta 2030. El alto ejecutivo aseguró que ya existe un acuerdo entre las tres empresas para solicitar esa extensión, que es un aspecto que a menudo ha pasado demasiado desapercibido: partidos políticos, instituciones y colectivos de la sociedad civil han venido defendiendo la continuidad de algo que sus dueños no tenían claro, porque no le encuentran suficiente rentabilidad en las condiciones fiscales actuales. De ahí las expectativas generadas en torno a la reunión del 20 de mayo entre las tres propietarias, que finalmente quedó aplazada a junio.
Que las tres dueñas estén de acuerdo era la primera condición indispensable para la continuidad de Almaraz y, según parece, esta pantalla ya está superada. La segunda, tras el anuncio de Bogas, será inminente y es el requisito que el Gobierno había reclamado: que le pidan de forma explícita y con una propuesta formal la reforma del calendario pactado en 2019 entre las empresas y Enresa. Antes con Teresa Ribera y ahora Sara Aagesen al frente del Ministerio de Transición Ecológica han dejado entrever, tanto de forma pública como en contactos de trabajo preliminares, que con la petición sobre la mesa serían flexibles para aceptar un aplazamiento del cierre. Veremos si es así.
Todavía hay que conocer en qué términos solicitan las empresas continuar y si el Gobierno es de verdad flexible
Quedan todavía, de hecho, muchas dudas por aclarar. Por ejemplo, si la miniprórroga de Almaraz dejará sin cambios el actual calendario que establece el fin de toda la energía nuclear en nuestro país para el año 2035 (lo que permite al Gobierno defender que no ha variado de postura), o, como es más probable, llevará consigo una extensión de todos los plazos, lo cual beneficia también a Cataluña, que cuenta con tres de los ocho reactores y donde los foros empresariales ya habían mostrado su inquietud por las consecuencias de no disponer de la producción de energía nuclear en el futuro próximo.
Además, hay que conocer en qué condiciones concretas Iberdrola, Endesa y Naturgy van a solicitar esa modificación; es decir, si asumen hacer frente a todo el marco fiscal con la tasa Enresa en sus actuales términos, o por el contrario plantean cambios que el Ministerio ya ha sugerido que no está dispuesto a aceptar, sobre todo en lo relativo a que el coste del tratamiento futuro de los residuos sea sufragado a costa del erario público en lugar de por las propietarias.
En cualquier caso, las últimas noticias apuntan a que se abre un horizonte esperanzador para la continuidad de Almaraz en los términos señalados, lo cual, en el fondo, dulcifica pero solo un poco las consecuencias negativas para el entorno socioeconómico de Extremadura, y Campo Arañuelo en particular, que tiene el cierre de la nuclear. Mantener su actividad dos o tres años más concede un respiro momentáneo, pero no debe distraer a nadie del objetivo principal de lograr que el adiós a la principal industria extremeña de los últimos 40 años suponga un declive de graves consecuencias en distintos ámbitos.
Habrá que aprovechar, pues, este tiempo extra que parece que se puede dar para afianzar las alternativas económicas que ya se conocen como la gigafactoría y tratar de atraer otras fuentes de riqueza al entorno de Navalmoral. Ver Almaraz más cerca de su permanencia y más lejos de su cierre debe servir de acicate para apuntalar los proyectos, pero en ningún modo llevar a la relajación.
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