Hablemos de sexo
Nieves Galán
Domingo, 1 de octubre 2023, 08:03
No recuerdo absolutamente nada del contenido de la única clase o taller de sexualidad que nos impartieron en el colegio, solo que nos separaron a ... niñas y a niños. Nosotras con nuestra tutora, ellos con el sacerdote del pueblo que impartía también las clases de religión, este dato no he podido confirmarlo con mis antiguos compañeros, solo forma parte de mi recuerdo. No dudo de la buena intención de aquellas personas, a las que tuve y tengo cariño, pero quizás no eran los profesionales adecuados para tal cometido. Es muy posible que entonces nos hablaran más de pecado que de sexo.
Cuando estaba en el instituto, pregunté ingenua de mí, al profesor de biología sobre la procedencia del dolor en los días de menstruación, creo que dije regla, algo más deshonroso por aquel entonces. La respuesta del profesor fue mandarme a callar con voz temblorosa y con la cara completamente colorada. No volví a hablar más del tema en público, lección aprendida para esta adolescente rebelde.
Más tarde, en un campamento, un monitor nos enseñó a poner un condón en un plátano, muchas risas y poca rigurosidad.
Mi educación sexual y afectiva en la educación formal o informal se reduce a estas tres anécdotas, al menos que yo recuerde, transcurridas entre los 80 y los 90. Estamos en 2023 y me cuesta creerlo pero parece que la situación ha cambiado poco o nada. Se puede acceder con un clic a todo el contenido porno del mundo pero no se puede hablar con rigurosidad, seriedad y respeto de sexo en aulas o en casa.
Cuanto más incómodo es el asunto, y hablar de sexo lo es, más grande la alfombra bajo la que guardarlo pero recuerden que no por ello el asunto desaparece. Es decir, no desaparece lo que no nombramos. Así que, hablemos de sexo.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística recientemente publicados, el número de menores condenados por delitos sexuales aumentó un 14% en 2022, un dato que preocupa. ¿Es consecuencia una cosa de la otra? Es decir, ¿se cometen más delitos sexuales a edades tempranas por la falta de educación sexual y por el acceso fácil y rápido al porno? Son preguntas que me hago, que nos hacemos como sociedad para ver dónde está el gran fallo. En nuestra época también había abusos pero los callábamos.
Vuelvo a esa clase de finales de los 80, principios de los 90, en la que se nos intentó hablar de sexo. Hago hincapié en el hecho de que nos separaran a niñas de niños. No sé de qué les hablaron a ellos, no recuerdo de qué nos hablaron a nosotras pero así lo hemos vivido durante generaciones y generaciones en compartimentos separados como si lo de nosotras no fuera con ellos y viceversa. Sigue siendo así, por lo que veo.
Recientemente nos salpicó en la cara el caso, ya es caso, de los niños que utilizaron la inteligencia artificial para trucar imágenes reales de sus amigas y compañeras. Dicen que ellos pensaron que era una simple broma, no cayeron en el delito, ni en la humillación, ni en el daño que provocarían. Por un lado ellos, por otro ellas víctimas y humilladas por quienes creían compañeros y amigos.
Seguimos separados, no solo en ese clase de mi niñez. Ellos aprenden a mirar el sexo de una forma, nosotras de otra, cuando nos encontramos lo hacemos también desde puntos, desde alturas diferentes. No nos conocemos, ni entre nosotros, ni a nosotros mismos, nuestro cuerpos, placeres y anhelos, llegamos ciegos a las primeras veces, nos convertimos en objetos o sujetos dominantes sin tener en cuenta al otro, a la otra. Y así seguiremos sin que nunca antes hayamos hablado de sexo, de afectividad, de respeto y de igualdad.
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