Turismo: luces y sombras
El debate entre turismo lujo versus turismo de masas, hay que verlo como una oportunidad. Lo interesante es que en Cáceres ambas opciones son compatibles
Marcelo Sánchez-Oro Sánchez
Domingo, 31 de marzo 2024, 08:06
Me encantó escuchar a Maria Victoria Bazaga, consejera de Turismo (y de Deporte, Cultura y Jóvenes), explicar, de forma tan visual, que deberíamos tratar de ... llegar a esos millones de turistas extranjeros que vienen a España, y no a nuestra región, por ser cuasi inaccesible, por ferrocarril, o por aire. En el competitivo mercado turístico nacional, el destino Extremadura parte con una gran desventaja, que solo con imaginación, emprendimiento e inversiones puntuales no es posible superar. La explicación de la consejera se producía en el oportuno debate organizado por la Asociación Torres de Cáceres para abordar los retos de esta industria.
Conocemos la dinámica turística de la región. Desde el Observatorio de Turismo de Extremadura, a través del convenio con la Universidad, profundizamos en muchos aspectos, les invito a que visiten la web. Como es sabido, turista es quien viaja y pernocta, por motivos diversos, vinculados al ocio, pero también a la formación y otras actividades. En la parte de la demanda la región recibe en torno a 1.900.000 turistas. Pero tan solo el 10% son extranjeros. En términos absolutos, la situación lleva varios lustros sin modificarse. Piense que en el año 2000, a principios de este siglo, el INE registraba dos millones de turistas en Extremadura. Estos turistas realizan unas 3.700.000 pernoctaciones. Multiplique por una media de 60 euros, y vea el dinero que dejan aquí estas personas. Considere también las cantidades que se manejarían si se incrementase la media de pernoctaciones, que ahora está en poco más de una noche y media por turista.
La carga turística de la región, en conjunto es baja, apenas llega al doble de los habitantes de Extremadura. Aunque es cierto que hay zonas «tensionadas», en absoluto se puede hablar de «turismofobia». Todo lo contrario.
En la parte de la oferta una característica es que, junto a la falta de 'camas' en algunos destinos, está la alta densidad de los llamados pisos turísticos. Por ejemplo, en Cáceres, principal destino de la región, hay aproximadamente unos 190 apartamentos turísticos, que representan el 83,5% de los alojamientos hoteleros y extrahoteleros. Plasencia es quien encabeza este ranquin con un 88,6%. Este tipo de alojamientos turísticos, activados exponencialmente por plataformas tipo Airbnb, tiene sus detractores (yo no estoy entre ellos). Para algunos son los culpables de la llamada «gentrificación»: abandono de los centros urbanos de la población autóctona, debido al incremento de los precios inmobiliarios. A ello se debe añadir, con frecuencia, la falta de profesionalidad de sus promotores, y el impacto que originan en el medio social y ecológico. Sin embargo, tienen un punto muy interesante de «democratización» del negocio turístico, al permitir que los beneficios del turismo lleguen a más personas. Habría que analizarlo despacio. La oferta muestra una enorme debilidad en el sector de «Empresas actividades complementarias». Hay registradas poco más de doscientas, y son esenciales para lograr incrementar las pernoctaciones.
Cuando preguntamos a los turistas que nos visitan a cerca que la puntuación que otorgan al sector, las calificaciones son muy elevadas tanto en gastronomía, como en la conservación del entorno construido y del entorno natural. Destaca la elevada calificación de la hospitalidad y la profesionalidad. Algo que la propia consejera de Turismo puso de relieve en su intervención de la Asociación Torres de Cáceres, señalado a este tipo de intangibles (hospitalidad, seguridad, limpieza, tranquilidad, belleza, etc.) como atractivos cada vez más demandados.
Más allá de los datos, existen dilemas estratégicos que se deben considerar en la planificación del turismo, aunque no todos ellos afectan de igual modo a unos territorios y a otros. Por ejemplo, el debate entre turismo lujo versus turismo de masas, hay que verlo como una oportunidad. Desde hace años Cáceres, gracias al cuidado puesto por las diferentes administraciones y al emprendimiento local, está en las mejores condiciones para afrontar el cambio de paradigma resultado de la pandemia, que cuestiona el modelo de turismo fordista: masivo, barato y uniformizado. Lo que hoy se propone es el modelo experiencial, posfordista. La oferta en este campo cada vez es más variada cualitativa y cuantitativamente. Recordemos los establecimientos de cinco estrellas tales como el Atrio Relais & Chateaux, Hospes Palacio de Arenales & Spa, y Casa Palacio Paredes Saavedra, a los que se unirá el Palacio de Godoy, un hotel operado por Scipión Perú junto a Panoram, bajo la marca Curio Collection by Hilton. Lo interesante es que en Cáceres ambas opciones son compatibles.
No quiero cerrar este artículo sin señalar que hay asignaturas pendientes como es la accesibilidad universal y el diseño para todas las personas en nuestros principales destinos. Y la participación de los vecinos en la toma de decisiones en un sector que es más que economía, es cultura y sociedad. Aquí los modos de gobernanza importan y deben incluir todos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión