Litio y quejío en Extremadura
A pesar de las dudas jurídicas razonables respecto al decreto anunciado por Guillermo Fernández Vara, es preciso intentar que la región deje de ser solo una cantera de materias primas
Parece razonable pensar que cuando el presidente de la Junta anuncia un decreto ley para que el litio extremeño se trate en la región es ... porque se ha hecho previamente, cuando menos, una consulta jurídica y que por tanto, aunque resulte complicado, es posible. No parece razonable, por el contrario, con la que está cayendo y la que se avecina, despertar el ánimo y reavivar la esperanza para que, como diría José Antonio Monago, el anuncio pase a ser solo otra viñeta del cómic de ciencia ficción que el presidente extremeño lleva años dibujando. En unos casos porque nada se sabe de los megaproyectos anunciados. En otros porque aunque parece que se van a hacer realidad, como la gigafactoría de Navalmoral o la fábrica de diamantes de Trujillo entre otros, de momento siguen siendo anuncios.
Y, sin embargo, aunque pudiera suceder que el decreto del litio no saliera adelante, es preciso intentarlo para tratar de que este recurso no solo se extraiga aquí, sino que también se transforme para que sirva de verdad para crear empleo y riqueza. Es hora de pelear por que Extremadura deje de ser solo una cantera de materias primas y el litio es una oportunidad para ello. Hay que procurar, como ha dicho el presidente, que la concesión de su explotación esté vinculada a su tratamiento y el beneficio industrial se quede en la región, para que «quien la quiera, ya sepa a qué atenerse».
Saldrá o no y podrá o no ser suficiente para cambiar los malos números que tenemos –«hay familias que no pueden permitirse comprar una sandía en pleno verano», ha recordado Irene de Miguel en la Asamblea–, pero se debe intentar el decreto del litio, a pesar de las dudas jurídicas razonables expresadas por los grupos de la oposición en el debate sobre el estado de la región. Un intento para que esta nueva revolución no pase también de largo por Extremadura y que el desarrollo esta vez sí nos alcance. Harán falta otras muchas cosas, solventar esas carencias endémicas que tenemos como unas deficitarias comunicaciones, a pesar del primer tren rápido, y una escasez de perfiles profesionales cualificados. Pero todos los esfuerzos deben ir dirigidos a no perder esta revolución si de verdad queremos pasar de subvenciones para sobrellevar la pobreza a generar riqueza, a hacer posible que aquí se pueda vivir sin más ayuda que un sueldo digno en el conjunto del territorio. También ingenieros e investigadores. Porque esto sí ayudará a dejar «el lamento y el quejío» que quiere Vara.
Sin duda también José Antonio Monago. Aunque el líder de la oposición, el todavía presidente del PP extremeño y el único hasta ahora que ha logrado que su partido gobierne en esta comunidad autónoma, tildó de «ocurrencia del día» el anuncio del decreto del litio, votó a favor. Porque al final el PP es la única alternativa de gobierno al PSOE de Vara y porque como dijo Monago en su despedida en la Asamblea, en su último debate sobre el estado de la región, «siempre que se me llame, siempre estaré con Extremadura». El aplauso unánime de todos los diputados en pie para despedirle y agradecerle su trabajo en favor de esta tierra fue la respuesta que se ha ganado.
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