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Juan Mora junto a su sobrino Alejandro Mora en el patio de cuadrillas de la plaza de toros Plasencia. HOY
Opinión

Que se entere la afición

Juan Mora, matador de toros

Plasencia

Miércoles, 15 de mayo 2024, 17:52

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Recuerdo la primera vez que toreé en Plasencia, ciudad en la que nací. Llevaba toreadas dos corridas de toros, la de mi alternativa en La Maestranza de Sevilla, y una segunda tarde en la misma plaza. En mi tercer paseíllo pisé el ruedo de la plaza de toros de mi pueblo y constituyó mucho más que un día cualquiera. Con el compromiso y el deseo de conquistar el sentir del público y de la afición, inicié aquella andadura entre profesional y sentimental. Con el propósito de desmentir ese adagio de que «nadie es profeta en su tierra». Llegué a pensar que lo conseguí. ¡Já! Qué ingenuo yo. Solo por un día, porque al siguiente y siempre en lo sucesivo, percibí en mi ser la exigencia de un público, el mío, que quería verme como el mejor. Algo que honestamente me enseñó; esa búsqueda de corregir y avanzar en mi profesión.

En todo caso, aquella tarde fue el primer toque de atención, la primera piedra del monumento de pasión y entrega que mi pueblo –metafóricamente- me profesó. Público, afición, empresarios, alcaldes, concejales, comisiones de fiestas y hasta el repartidor de bebidas. Qué satisfacción, un pueblo volcado desde el primer día con su torero.

Me convertí en el primer matador de toros nacido en Plasencia, y durante mucho tiempo y con ese fervor fue transcurriendo nuestro idilio. Nadie ha trenzado más paseíllos en la plaza de toros de Plasencia que el torero que quisieron. Sin objeciones.

Hoy, tras cuarenta y un años, Plasencia tiene el segundo matador, pero la historia la trunca el Consistorio sin razón. Ese torero, y en eso no tengo la mínima duda, llegará más lejos que yo, pero no cuenta con el apoyo de personas del que disfruté yo en la época anterior.

Motivos peregrinos, rutinarios, caprichosos y descabellados de un pliego de condiciones elaborado por el Ayuntamiento, impiden la actuación del nuevo matador.

Un pliego de condiciones como el que elaboró el Ayuntamiento de Plasencia, exige que solamente los matadores de toros clasificados en el grupo A puedan ser contratados y acceder a actuar en los carteles de la feria. Lo que aboca a que el nuevo matador de toros de Plasencia se quede fuera de las combinaciones de los carteles de la feria de su pueblo y no lo puedan disfrutar sus paisanos. Qué poca sensibilidad. Que nula flexibilidad.

Al grupo A se accede a partir de la actuación número treinta y siete en la temporada anterior, así queda englobado en dicho grupo para la temporada siguiente. Teniendo en cuenta estas nuevas y descabelladas prácticas, yo no habría podido torear en Plasencia hasta doce años después de mi alternativa, que fue el año en el que sobrepasé dicha cifra de actuaciones.

Qué tienen que ver los números con las letras, si torear es escribir una historia sobre la arena, con tu capote y con tu muleta. En verso o en prosa. La mía, mi historia, fue desde la primera tarde, y por expreso deseo y apoyo de la afición.

No creo que las personas hagan el mal a propósito, lo hacen por ignorancia y falta de sabiduría. Los miembros que rigen el actual Ayuntamiento tendrán cultura en otras disciplinas, sin embargo, escasa, más bien ninguna, en la vasta cultura taurina.

Desde estas líneas dejo constancia de mi decepción.

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