La ignominia
HÉROES Y TUMBAS ·
SALVADOR CALVO MUÑOZ
Miércoles, 5 de enero 2022, 09:14
Documéntense pues los habituales críticos de la herencia española, a la que acusan de genocida, rapiñadora y destructora de culturas, y agradezcan que no otra ... nación, sino España, con su humanismo cristiano y sus leyes, arribara a sus costas». Esas son las últimas palabras de ese libro enorme, de tamaño, contenido y verdad, que es 'América Hispánica', de Borja Cardelús.
Mira que me han gustado siempre las películas del Oeste, y más aquellas en las que aparecían los indios. Pues voy a dejar de verlas. Es, eran, son, fueron mentiras todas ellas. Los indios fueron «los buenos» y siempre (o casi siempre) aparecían como bestias salvajes, que cuanto más muertos, mejor. La ignominia se extiende como ese condenado virus que nos trae de cabeza. Se comenta ya por mentideros, arrabales y ágoras patrias que mascullan y perpetran una ordenanza para que en los futuros temarios de la asignatura de Historia se borre, se excluya y se silencie la gesta de España en América. O sea que López Obrador tiene razón ¿no?
Vamos, que quedará mal hablar de Cortés, de Pizarro, de fray Junípero Serra y de compañeros mártires. ¿Nos vamos a tragar esa píldora? ¿Quién comulgará con semejante oblea? ¿Qué mente podrida está dando pie a ese revisionismo criminalista que pondera lo malos que fuimos por llevar el cristianismo y las leyes a aquellos pueblos prehispánicos?
Yo, si me pusieran delante al/la tipo/a, que pretende borrar del temario de Historia la gesta española, le largaba un directo al mentón, aunque me llevaran luego preso. Como lo leen. Uno aguanta lo indecible; pero ya está bien ¿eh? La ignominia se está pasando de la raya.
Mal está que aquellos ignorantes –salvo honrosas excepciones– hispanoamericanos nieguen y renieguen de su origen español, y otra es que aquí mismo quieran borrar del mapa histórico lo que hicieron sus y nuestros antepasados. Si serán ignorantes aquellos, que enarbolan su pasado azteca, es decir, su origen de indios antropófagos y caníbales. Monjitas de la caridad los mil españoles que llegaron a Tenochtitlan comparados con los que les hacían frente.
Ahora que para ignominia la de aquel malnacido rey felón que en vez de irse a América para que esta permaneciera unida, fue a pedirle a Napoleón que lo adoptase, mientras aquí en el suelo patrio, la gente de a pie se batía con los gabachos con la faca en la mano.
¿De quién es el poema que dice: «Oigo, patria, tu aflicción / y no entiendo por qué callas / viendo a traidores canallas / despedazar la nación...»? Unos dicen que de Espronceda, otros que de Bernardo López. De quien fuese, más claro, agua. Lo de hace dos siglos, hoy está al día.
Ahora, con la vaina esta de la democracia y de votar cada cierto tiempo, parece que se pueden arreglar las cosas. Pues yo no veo que esto mejore. Aunque bien claro tengo a quién le voy a votar cuando me toque. Eso sí: sin esperanza ninguna. Los hijos de la chingada nos seguirán ninguneando allá en la América hispana y aquí no dejará de crecer esa mala hierba de renegados y traidores que no cesan de ofender, vilipendiar y procurar despedazar a nuestra pobre Madre Patria.
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