Borrar
¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?

El mito España

La defensa e imposición del mito España, a través de leyes que intimiden a sus detractores, es urgente y necesaria, si es que deseamos mantenerlo vivo o evitar que se desmande. Porque, si los mitos no se imponen o defienden, tienden a disolverse

Germán Larriba

Catedrático de Microbiología (jubilado)

Sábado, 20 de enero 2024, 08:00

Comenta

Desde la revolución cognitiva (ocurrida, según los antropólogos, hace unos 70.000 años) que afectó a su conducta y guio su evolución posterior, Homo sapiens ... ha destacado como creador de mitos, unas historias que le permiten vivir y colaborar como animal social. Uno de esos mitos se llama España. Es un mito robusto, no tan robusto como otros (i.e., Estados Unidos), pero, aun así, está sostenido por varios millones de personas y tiene más solera. Como todo mito, ha evolucionado a lo largo de su historia. A raíz de la definición de los límites de su territorio y de la identificación de los hombres que le servían, el mito España experimentó una expansión impredecible. Pero, tras su cenit, comenzó a declinar a medida que disminuyó el número de creyentes dispuestos a dar su vida por defenderlo. Allende los mares, descendientes de españoles crearon nuevos ámbitos de cooperación estrecha, nuevas naciones, nuevos mitos. Mientras tanto, los gobernantes y la aristocracia españolas, anclados en un pasado anacrónico, dejaban escapar el liderazgo de los cambios científicos y tecnológicos que permitirían el gradual empoderamiento de los países de nuestro entorno. Desde la pérdida de Cuba, el mito España, ya suficientemente costoso, se tornó más inestable y los habitantes de la propia «mainland» terminaron enfrentándose. En medio de la confusión, regiones periféricas intentaron independizarse al amparo de nuevas visiones de sus orígenes, cimentadas en supuestos acontecimientos pasados que, aunque falsos, proporcionaron a las respectivas tribus una razón para vivir aparte, con sus héroes y su historia desligada de la del resto, e incluso en conflicto bélico o racial con ellos. Hubo de producirse entonces una catástrofe para imponer el mito España y desactivar momentáneamente a sus destructores. Claramente, el trabajo quedó a medias. Larvados durante la dictadura, los adictos a los mitos regionales reaparecieron como moscas molestas tras la muerte del dictador que les sometió, y colaboraron en la redacción de la Constitución del 78, lo que aprovecharon para introducir en la misma varios gazapos. Y ahora, los aún creyentes tenemos que llorar como niños lo que los padres constitucionales no supieron en su momento defender como hombres.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy El mito España

El mito España