Festivales de novela negra
Gata Negra se ha ganado el aprecio de todo el gremio gracias al empeño de Luis Roso, a la originalidad de sus planteamientos y al afecto de todos los colegas, que contribuyen de la mejor manera al buen desarrollo del encuentro
Eugenio Fuentes
Domingo, 2 de junio 2024, 07:55
Con la tristeza de las despedidas, después de veinte ediciones ha bajado el telón uno de los encuentros de novela negra más prestigiosos, el Congreso ... de Novela y Cine Negro de la Universidad de Salamanca. Dirigido por Àlex Martín Escribà y Javier Sánchez Zapatero, se caracterizaba por potenciar el análisis, las ponencias y debates sobre autores y características, y no tanto las presentaciones de novedades ni las mesas redondas, un formato este último de dudosa utilidad y que pocas veces funciona. Al terminar cada edición, el congreso publicaba una monografía, en ocasiones excelente, sobre el tema elegido. El encuentro salmantino era distinto a todos los demás y, ahora que se ha ido con todos los honores, se le echará en falta. Al menos, deja una estela por la que avanza el congreso Mayo Negro, de la Universidad de Alicante.
En lo que va de siglo, la geografía española se ha llenado de festivales y semanas sobre el género negro y me pregunto si no se debe a que la novela negra, que se sentía desdeñada por la Gran Literatura, ha respondido a ese desdén con un órdago: ya que no me aceptáis en vuestro club, me lo monto yo sola, me organizo la fiesta a mi manera y tampoco invito a los demás géneros.
Y ahora abundan los encuentros con nombres más o menos ingeniosos del campo semántico de lo negro: Semana Negra, Blacklladolid, Tenerife Noir, Gata Negra. Se anuncian con logos y carteles llamativos, a veces con una pistola o un puñal que no dan ningún miedo, y se apoyan en un merchandising de chapas, pines, postales, carpetas, bolsas y, sobre todo, camisetas preferentemente oscuras que no dudan en vestirse los escritores asistentes para lucirlas en las fotografías y que son apreciados por los coleccionistas.
La Semana Negra de Gijón fue la brillante pionera y sus ideas siguen siendo copiadas en otros sitios. Desde el principio añadió a los contenidos literarios un tono festivo con noria y chiringuitos, gastronomía, conciertos, recitales y potenció la convivencia de los autores entre sí y con los lectores. Gijón se esfuerza por difundir la potente escritura policial latinoamericana y por ayudar a escritores noveles, que le están muy agradecidos. Quizá hoy ha perdido frescura y atractivo, pero hace treinta y cinco años suponía un prestigio ser invitado y era emocionante subir al tren antiguo que llevaba a los autores desde Madrid a la ciudad asturiana.
Si el Congreso de Salamanca es prestigioso y la Semana Negra de Gijón es popular, Barcelona Negra reúne ambas características, por tradición y por el valor que siempre se le da al libro en Cataluña. Los tres, con Pamplona y Valencia compitiendo, forman el Grand Slam del género.
Les siguen otros más pequeños, con su propia personalidad: Getafe Negro, consolidado como una estupenda referencia que amplía las fronteras del género. Tenerife Noir, con acento tropical en una geografía muy atractiva. Mancha Negra, Aragón, Cartagena, Granada, Bruma Negra, con su magnífico oxímoron…
Los autores acogen con alegría esta proliferación de congresos, semanas, festivales, esta tournée literario-policial. Corre el dicho de que, del mismo modo que entre los poetas hay enemistades feroces, envidias, celos amargos, odios irreconciliables, los novelistas negros mantienen lazos amistosos que renuevan en cada encuentro. Incluso hay como una competencia sana en el circuito por ver cuántas paradas recorre cada cual: a mí esta temporada me han invitado a Gijón, a Mancha Negra y a Vitoria-Negrasteiz, dice uno. Pues yo voy a Barcelona y a las Casas Ahorcadas de Cuenca, responde otro.
Aunque los festivales sufragan los gastos de los autores, no pagan por la asistencia excepto a algunos escritores muy mediáticos. Como se nutren sobre todo de subvenciones públicas, interesa ese efecto propagandístico de famosos que llenen el aforo de las salas. Del mismo modo, también otorgan premios sin remuneración económica. En general, se mantienen vivos año tras año gracias al entusiasmo, la generosidad y el esfuerzo de sus organizadores.
Y al igual que los autores, también hay una nutrida troupe de lectores aficionados al thriller, buena gente alegre y cordial –a pesar de las historias tenebrosas que devoran– y muy entendida en la materia, que van de un sitio a otro y se reencuentran aquí y allá, en un entusiasta club del misterio. Confraternizan y compiten entre ellos por ver quién ha leído más títulos, reafirman la superioridad del noir frente a otros géneros y tienen algo de simpática e inofensiva banda de forajidos bien avenida.
Aquí, en el norte de Extremadura, el Festival Gata Negra se ha ganado el aprecio de todo el gremio gracias al empeño de Luis Roso, a la originalidad de sus planteamientos y al afecto de todos los colegas, que contribuyen de la mejor manera al buen desarrollo del encuentro. Aunque su centro neurálgico es Moraleja, Luis Roso ha tenido la brillante idea de repartir las actividades por todos los pueblos de la Sierra de Gata y por algunos de Portugal.
¿La fechas? Del 29 de julio al 3 de agosto.
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