Descontento sanitario
Análisis ·
La sobrecarga del sistema tiene amargados a los profesionales y, cada vez más, también a muchos usuariosLas recientes protestas de sanitarios en los hospitales de Cáceres tienen más fuerza porque no proceden de una estrategia sindical premeditada, sino del hartazgo ... de los profesionales que, con lo que tenían a mano, han improvisado pancartas para salir a las puertas del San Pedro de Alcántara y el Universitario a decir que no pueden más y exigir soluciones. Si a esto le unimos la próxima huelga convocada por los médicos y el ambiente general de que la sanidad en Extremadura, y muy particularmente en Cáceres, va a peor en vez de a mejor, como sería de esperar en una sociedad avanzada, tenemos encima la tormenta perfecta del descontento.
Los responsables del SES están perdiendo la batalla de la opinión pública porque, por muchos números que saque a relucir Vergeles en las ruedas de prensa, lo que la gente percibe en Cáceres es que no le cogen el teléfono en su centro de salud y que cuando lo hacen es para darle cita, con suerte, dentro de dos semanas, o que se ve obligada a esperar meses y meses para que le vea el especialista o someterse a una operación. El resultado es que se abarrotan los servicios de urgencias, la carga de trabajo de los sanitarios crece, cualquier error o demora inesperada se vuelve intolerable y todo el sistema se resiente.
Cáceres tiene además el problema añadido de la famosa segunda fase del Hospital Universitario, que sigue acumulando retrasos e incumpliendo plazos. Ni los más optimistas la esperan ya hasta dentro de muchos años. Deprime pensar que pueda volver a ocurrir lo mismo que en la primera fase, cuando después de que Rodríguez Ibarra dijera a comienzos de este siglo que estaría funcionando en 2004, las obras no empezaron hasta 2007 y hubo que esperar a 2019 para verla inaugurada y en marcha tras todo tipo de imprevistos y problemas que ni los gobiernos del PSOE ni el del PP fueron capaces de gestionar con eficacia.
Sabemos de sobra que las listas de espera siempre han existido, que la cita con el médico nunca ha sido inmediata –menos aún en esta época del año– y que construir y poner a funcionar un hospital es una tarea titánica que lleva su tiempo, pero insisto, hablamos de percepciones, que no entienden de estadísticas. Los números nos dicen que el próximo año la Junta va a elevar casi un diez por ciento el gasto sanitario, al que se van a dedicar más de 2.000 millones de euros, casi cuatro de cada diez de los presupuestos autonómicos. Es decir, que los recursos están ahí para que podamos disfrutar de uno de los mejores servicios sanitarios gratuitos del mundo. En Cáceres también, pero la sobrecarga del sistema tiene amargados a los profesionales y, cada vez más, también a muchos usuarios.
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