Vox marca un tanto a costa del PP
Los populares andan justificándose por la moción del aborto aprobada en Cáceres mientras los de Abascal sacan pecho
Los dirigentes de Vox en Cáceres han marcado un tanto a costa no se sabe muy bien si de la ingenuidad del PP o de ... su necesidad de tener contentos a los de Abascal para que le voten a favor los presupuestos de 2024. El grupo municipal que lidera Eduardo Gutiérrez logró sacar adelante en el pleno de jueves una moción de evidente sesgo ideológico en contra del aborto que ha levantado sarpullidos entre los sectores progresistas de la ciudad por lo que tiene de involución ante un debate, el de la interrupción voluntaria del embarazo, que si bien es complejo y presenta múltiples aristas, parecía más o menos resuelto en España con la actual ley de plazos, que ha sido avalada por el Tribunal Constitucional.
A la vista del revuelo, el PP ha tratado de explicar que la moción aprobada en Cáceres tiene en realidad objetivos tan loables como incentivar la natalidad o dar apoyo a las mujeres para que regresen al mercado laboral después de ser madres. Es verdad que todo eso aparece en el texto, pero también que entre las medidas a tomar se menciona expresamente, y además en primer lugar, la promoción de charlas contra el aborto (de «apoyo a la vida», dice) en los centros educativos de secundaria y convenios con organizaciones de las llamadas provida. El acuerdo viene además precedido de una exposición de motivos que bien podría pasar por el manifiesto fundacional de cualquier movimiento antiabortista, con expresiones como que, a día de hoy, la interrupción voluntaria del embarazo «se ha convertido en una mera medida eugenésica». Eso es lo que ha aceptado también el PP votando a favor de la moción de Vox, por mucho que luego tratara de negarlo o de convertirlo en otra cosa por medio de su portavoz en una rueda de prensa celebrada al día siguiente del pleno, después de que el asunto estallara mediáticamente y provocará una polvareda que si ha pillado al PP cacereño por sorpresa será porque no se leyó o no entendió lo que estaba votando, o porque todavía no se ha enterado bien de cómo las gasta el partido al que el propio Rafael Mateos ha declarado su «socio prioritario».
Dicho esto, tampoco nos rasguemos las vestiduras ni pensemos que lo acordado el jueves va a suponer un desembarco en masa de los valores de la ultraderecha en los centros educativos. La moción sobre el aborto, como tantas otras que se han aprobado en el Ayuntamiento de Cáceres en el pasado sobre los temas más variopintos, tiene un dudoso recorrido en la práctica. Las administraciones locales carecen de competencias educativas y serán los equipos directivos de los institutos o, en última instancia, la Consejería de Educación, que de momento guarda silencio, los que decidan qué charlas se dan y cuáles no en los centros públicos de secundaria de Cáceres. La importancia de lo ocurrido en el pleno es sobre todo política, porque evidencia hasta qué punto el discurso de Vox se está infiltrando en instituciones a las que hasta ahora no había llegado o lo había hecho de manera muy tenue, como es el caso del Ayuntamiento de Cáceres. La consecuencia es que el equipo de gobierno del PP tiene que andar dando explicaciones y tratando de justificarse mientras los dirigentes locales de Vox sacan pecho en las redes sociales y están probablemente recibiendo la felicitación de sus jefes de Madrid.
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