Dinero público para los toros
Análisis ·
El argumento de 'quien lo quiera que lo pague' chirría en una ciudad como Cáceres, donde casi todo el ocio y la cultura están subvencionados. El rechazo a la tauromaquia es una cuestión moral, no económicaEl regreso a los presupuestos municipales de Cáceres de una partida para subvencionar los festejos taurinos está centrando gran parte del debate político de ... los últimos días, no tanto por la cantidad asignada, 40.000 euros, como por lo que significa volver a dedicar dinero público nueve años después a un espectáculo cuestionado por sectores cada día más amplios de la sociedad, en especial entre las generaciones jóvenes. El PSOE lo achaca a la influencia de Vox y la necesidad que tiene Rafael Mateos de su apoyo para sacar adelante su primer presupuesto como alcalde, pero la realidad es que el PP siempre ha respaldado las subvenciones públicas para los toros en Cáceres, y de hecho votó a favor de mantenerlas, aunque sin éxito, en los dos plenos en los que se trató este asunto en 2016 y 2019.
Dejando a un lado cuestiones emocionales, la única defensa racional que se puede hacer hoy de un espectáculo que, por mucho arte y disfrute estético que brinde a los aficionados, gira en torno al sufrimiento y la agonía de un animal tan noble como el toro bravo, es la económica. No se puede negar que sigue habiendo bastante gente que vive de los toros, especialmente en Extremadura, y más aún en la provincia de Cáceres, donde hay activas cerca de cien ganaderías de reses bravas. Eso ha bastado hasta ahora para justificar la ayuda de instituciones como la Junta de Extremadura y las diputaciones, que han apoyado siempre al sector taurino tanto bajo los gobiernos del PSOE como del PP. El Ayuntamiento de Cáceres se desmarcó de esa tendencia en 2016, cuando durante el mandato de la popular Elena Nevado acordó en pleno dejar de subvencionar los espectáculos taurinos. El PP se opuso, pero se topó con la oposición de todos los demás partidos, y desde entonces los muy escasos festejos que ha habido en la Era de los Mártires han sido de iniciativa puramente privada, como el mano a mano entre Juan Mora y Emilio de Justo del 2 de junio de 2019. Esa fue la última vez que se pudieron ver toros en la capital cacereña.
Por los mismos motivos, el argumento para no dar dinero público a la tauromaquia no puede ser el socorrido 'quien lo quiera que lo pague', que chirría bastante en una ciudad donde casi toda la cultura y el ocio están subvencionados. Rechazar los toros es una cuestión moral, no económica.
Un asunto distinto es el arreglo de la plaza, para el que el gobierno municipal ha reservado 310.000 euros en los presupuestos. Ahí sí que el Ayuntamiento está obligado a actuar porque se trata de un edificio histórico declarado Bien de Interés Cultural que se encuentra en muy malas condiciones, y que además no se usa solo para festejos taurinos, sino también para muchos otros espectáculos a los que sí se puede aplicar sin matices el apelativo de culturales.
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