Cáceres 2031, nuevo intento
Análisis ·
Aunque al final no se gane, como pasó en 2016, el camino hacia la capitalidad también puede ser entretenido y culturalmente enriquecedorAllá vamos otra vez. El tiempo todo lo cura y la decepción que supuso para Cáceres caer al primer descarte en la carrera por la ... capitalidad cultural europea de 2016 parece que se ha olvidado, de modo que la ciudad acaba de iniciar la cuenta atrás para volver a intentarlo en 2031. Se puede discutir si la manera de hacer pública la candidatura ha sido la más adecuada. Es cierto que el marco era inmejorable (el Museo Helga de Alvear en la recepción oficial a la cumbre de ministros de cultura de la UE), pero chirría un poco que fuera la presidenta de la Junta, y no el alcalde de la ciudad, quien hiciera el anuncio, por mucho que quiera presentarse como un proyecto que involucra a toda la región.
Cáceres no puede aspirar a acoger acontecimientos majestuosos reservados a las grandes capitales, de manera que se conforma con optar a eventos de segundo o tercer nivel, que para ciudades como Madrid o Barcelona serían poca cosa, pero que si se consiguen aquí nos hacen el apaño y nos ayudan sentir que formamos parte del mundo. La capitalidad cultural europea se ajusta bastante bien en ese sentido a lo que Cáceres tiene que ofrecer y a lo que puede permitirse, aunque la repercusión externa de este reconocimiento sea más bien escasa. ¿Alguien sabe, sin buscarlo en Google, cuáles son las capitales europeas de la cultura de este año? Pues eso.
No está muy claro qué falló entonces para que Cáceres 2016 acabara en semejante fracaso. Ganar era, en realidad, muy difícil, eso no se puede negar, porque había otras favoritas, sobre todo Córdoba, aunque al final la elegida acabó siendo San Sebastián, se dice que en gran parte por motivos políticos. Pero quién sabe lo que se cuece de verdad en los comités que toman estas decisiones y a qué tipo de presiones se ven sometidos. Esta vez habrá que competir con ciudades que, sin ser grandes metrópolis, están consideradas pesos pesados culturales y patrimoniales de España, como Granada o Toledo, que ya han anunciado su intención de presentarse, al igual que lo han hecho otras como Jerez de la Frontera, Burgos, Gijón o Las Palmas de Gran Canaria. Seguro que surgirán muchas más de aquí a 2025, que es cuando hay que formalizar las candidaturas, dos años antes de que en 2027 se elija a la afortunada. Tiempo de sobra para armar una propuesta convincente y para saber si nos lo vamos a tomar en serio. Aunque al final no se gane, el camino hacia la capitalidad también puede ser entretenido y culturalmente enriquecedor.
Por cierto, las capitales europeas de la cultura en 2023 son Veszprém (Hungría), Eleusis (Grecia) y Timisoara (Rumanía). Lo he tenido que mirar en Google.
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