Arboleda urbana
La Organización Mundial de la Salud asegura que se necesita, al menos, un árbol por cada tres habitantes, para proporcionarnos un aire limpio y sano. Si Badajoz tiene 150.000 habitantes debería contar con al menos 50.000 árboles
Cipriano Hurtado Manzano
Jueves, 19 de diciembre 2024, 07:39
Cada mañana salgo a pasear con un grupo de amigos por la ciudad de Badajoz. En el recorrido se habla de diferentes temas y muchas ... veces sale a colación los árboles urbanos. Un compañero de marcha afirmaba «¡Qué árbol tan bonito1» –se refería en concreto a un ginkgo biloba–. Otro rebatía: «¡Pero muchos ensucian las calles y levantan el suelo!». Creo que las dos afirmaciones son correctas.
Todos somos conscientes de los beneficios que los árboles ofrecen a las ciudades y a los ciudadanos. Dice una máxima: «El árbol es vida para él y para nosotros». Los árboles aportan sombra y biodiversidad. Son reductores del calor pues rebajan la temperatura del aire entre 2 y 6 grados. En las ciudades se comportan como grandes filtros de gases contaminantes, humos y polvo. Los de hoja caduca y ancha está demostrado que son los que más limpian el aire de partículas. Fundamentales para la fijación del CO2 de la atmósfera; entre las más fijadoras, el olmo, la jacaranda, la acacia de tres espinas, el tilo, la melia, y las coníferas; se considera al pino piñonero como uno de los árboles que más CO2 fija. Contemplar un bosque o la hermosura de un árbol contribuye a relajar la tensión diaria, el estrés y la ansiedad. Cada vez está tomando protagonismo la terapia arbórea para las personas con problemas mentales.
Es fácil deducir que las ciudades deben cuidar de sus árboles y a la vez renovarlos. Aunque parezca simple, la elección de una especie es una tarea complicada, por la cantidad de condicionantes a tener en cuenta. Decía que un compañero refería que una de las cosas que más llama la atención en una ciudad son las aceras levantadas por los árboles y la suciedad que algunos producen. El levantamiento del acerado va a depender, no solo de la especie de árbol, sino del suelo donde se ubique ese árbol. Un mismo árbol en algunos sitios levanta el acerado y en otros no. Si el suelo es profundo las raíces irán hacia dentro y el daño será mucho menor que si el terreno tiene poco fondo. Entre las especies que se consideran más dañinas se encuentra el castaño de indias y el jacaranda. En cuanto a la suciedad la acacia de Constantinopla –el árbol de la seda– da mucha sombra pero es sucio y sus flores pegajosas. La mimosa –una especie invasora– y el cinamomo se podrían encuadrar en este apartado. Es importante considerar que mucha población sufre problemas de alergia por lo que siempre es muy conveniente elegir árboles de poca capacidad alergénica. El aligustre, muy popular en las ciudades pequeñas, junto con los olivos y los plátanos de sombra, son muy alergénicos.
Otro elemento a tener en cuenta es si la plantación se hace en aceras pequeñas o grandes bulevares. En las aceras de tres metros los árboles deberán tener poco porte y es fácil deducir que se elijan especies de crecimiento rápido para no tener que esperar décadas para tener sombra.
Dicho todo lo anterior una buena elección podría ser el almez y la morera sin frutos, que al carecer de este elemento no ensucia, al igual que el ginkgo biloba variedad macho, una especie muy bella y resistente a plagas y que se adapta muy bien a los diferentes climas; sobrevivió a la bomba atómica por lo que es un árbol emblemático en Hiroshima. El ginkgo hembra deja caer unas semillas, que asemejan a una ciruela pegajosa, que ensucian considerablemente el suelo.
Una aseveración común entre los ciudadanos es su desconocimiento de los nombres de sus árboles urbanos. No estaría de más que los ayuntamientos reseñaran las especies son carteles y leyendas descriptivas de los árboles, sobre todo en jardines, avenidas, plazas y bulevares.
Es fundamental que las ciudades conserven su arbolado. Los técnicos y los políticos tienen que pensárselo dos veces antes de eliminar un árbol que ha tardado años en crecer y tratar de encontrar alguna otra solución antes de talar. El premio Nobel Rabindranath Tagore afirmaba: «Convertid un árbol en leña y podrá arder para vosotros; pero ya no producirá flores y frutos». Si por problemas de raíces, de altura, de riesgo de caída, de afear un monumento –cosa rara que un árbol afee un monumento– no queda más remedio, con enorme sentimiento, se procederá a talar un árbol
La Organización Mundial de la Salud asegura que se necesita, al menos, un árbol por cada tres habitantes, para proporcionarnos un aire limpio y sano. Si Badajoz tiene 150.000 habitantes debería contar con al menos 50.000 árboles. Me consta que el próximo año se va a hacer un gran esfuerzo en su arbolado. Ojala sea así.
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