Aportando valor
Ángulo inverso ·
Las Cámaras de Comercio desarrollan el ecosistema productivo cuando realmente trabajan para los negocios de su territorioCandelaria Carrera Asturiano
Martes, 21 de enero 2025, 23:07
Los seres humanos hemos mostrado, a lo largo de la historia, una inclinación natural a organizarnos. Con mayor o menor acierto, nos empeñamos en coordinarnos, ... convencidos de que una estructura ordenada es la clave del éxito. No obstante, por mucha organización que exista, si no se persigue el beneficio de la mayoría, la cosa acaba torciéndose y el orden se torna caos.
Fracasos al margen, lo cierto es que la unión hace la fuerza y que en todos los ámbitos encontramos estructuras provenientes de la sociedad civil que velan por los derechos de un determinado colectivo. El mundo empresarial lo lleva haciendo desde hace siglos.
En la Edad Media, los gremios desempeñaron un papel fundamental al agrupar a artesanos y comerciantes de oficios específicos, estableciendo estándares de calidad y condiciones laborales. Fueron los precursores de lo que con el tiempo evolucionaría hacia las Cámaras de Comercio, ya que la llegada de la modernidad exigía dar cobertura a los intereses de una comunidad empresarial diversa, y a un mercado internacional cada vez más activo.
En España, tienen su origen en el siglo XIX y Badajoz fue una de las pioneras. Su ubicación fronteriza impulsó su creación, con la firme intención de fomentar el comercio entre España y Portugal. Ha sido testigo, por tanto, de la evolución económica y el desarrollo de la región y se ha ido transformando, a lo largo de los años, hasta convertirse en lo que es hoy día: un referente para el tejido empresarial pacense.
La Cámara de Comercio de Badajoz está compuesta por plenarias y plenarios líderes en distintos sectores y un equipo de trabajo de primer nivel, que actúa en todas las áreas que permiten a las compañías ser competitivas.
Impulsar la conexión efectiva entre empresas es su «buque insignia». Ha alcanzado una capilaridad importantísima, contando con 14 delegaciones distribuidas por las diferentes comarcas y ha sabido descentralizar servicios. Existen negocios y, por tanto, necesidades, más allá de la capital. Imparte formación especializada, organiza congresos y programas innovadores en los que se prioriza la digitalización y recientemente, ferias para vincular oferta y demanda, uno de los grandes problemas del mercado laboral.
Y no olvida sus raíces. Trata de respaldar al pequeño comercio y a la hostelería, fundamentales en la economía extremeña y en la lucha contra la despoblación. Ofrece cursos de escaparatismo, de cómo vender en redes y otros talleres muy prácticos. Gestiona un plan para ellos, en forma de ayuda a asociaciones, para que realicen actividades que promuevan el comercio local y han puesto un mercado virtual a su disposición. Este 'market place', de carácter gratuito, permite vender sin pagar comisiones y gestionar los datos de las personas compradoras.
En definitiva, estas instituciones desarrollan el ecosistema productivo cuando realmente trabajan para los negocios de su territorio, los escuchan –#tucamarateescucha– y se comprometen con sus problemas. De lo contrario, corren el riesgo de convertirse en organismos que no aporten valor, perdiendo el papel protagonista que tienen designado en el progreso de las distintas comunidades.
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