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A. Gilgado
MÉRIDA.
Sábado, 11 de enero 2025, 23:21
Se rematan ya las obras para delimitar la zona de bajas emisiones en Mérida. Está a punto de concluir la manzana de la travesía ... de Parejo, también Suárez Somonte y pronto la Rambla. Pero el calendario para activarla tiene que superar aún varias fases.
El alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, aclaró esta semana que ahora han empezado a redactar una ordenanza municipal que la regule. Pueden participar los vecinos aportando sugerencias y también los partidos que forman el pleno municipal. Cuando finalice la redacción se aprobará en pleno y luego comunicarán a la Unión Europea –que ha financiado la obra– la organización final con las restricciones para garantizar la calidad del aire que se respira en la ciudad.
El proceso es largo todavía, aclaró el alcalde. A estas alturas, por tanto, resulta difícil saber sí va a ver más restricciones al tráfico en el centro o se mantiene la situación actual. Avisa Rodríguez Osuna que quizás no haga falta aplicar más limitaciones que las actuales y que en caso de hacerlo tratará de que afecten lo menos posible a los vecinos.
El único cambio relevante hasta la fecha ha sido el desvío del tráfico en el último tramo de Valverde Lillo cuando se hizo plataforma única. Los coches accedían antes hasta la plaza de España y salían por la calle Puente. Ahora solo entran los autorizados.
En Lennon y Graciano no ha habido ninguna variación. Se terminó la plataforma única pero los vehículos acceden y salen en la misma dirección hacia la plaza de España. En Suárez Somonte también se mantendrá el paso cuando se abra y lo mismo ocurrirá en la Rambla.
Pero esta forma de diseñar la zona de bajas emisiones no ha gustado a comerciantes y residentes del centro porque se ha reducido la cifra de aparcamientos. Llevan tiempo diciendo que según avanzan las calles en plataforma se aleja al público de los negocios. Por ello, no gusta al comercio local lo hecho en Valverde Lillo y tampoco lo que se está haciendo en la Rambla.
A falta de la ordenanza y de las decisiones concretas que tome el gobierno local este año, por lo avanzado de las obras se intuye un itinerario central con preferencia para los peatones, más accesible, muy pocos espacios para aparcar en las aceras y más cámaras de vigilancia.
Estos dispositivos son la otra novedad que despierta recelos. Ya se ha debatido en algún pleno municipal y grupos de la oposición como Por Mérida ha pedido al gobierno local que recapacite porque multiplicarlas en la calle puede intimidar a los vecinos.
Pero el alcalde de la ciudad volvió a defender este modelo la semana pasada cuando le preguntaron por las grabaciones. Insiste en que las cámaras ayudan a regular el tráfico, protegen los monumentos y salvan vidas. Las 61 que vigilarán los flujos de vehículos ya se están instalando, aunque están en pruebas. Osuna cree que la ciudad gana una herramienta más para los servicios de emergencia y ayudará a reducir los tiempos de respuesta.
Por ello, a las sesenta iniciales se sumarán las 34 instaladas en los recintos monumentales, ya que Mérida tiene un patrimonio urbano disperso, a la intemperie y expuesto al vandalismo, de ahí que el alcalde defienda esta medida como forma de proteger los monumentos.
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