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Uno de los centros de cribado masivo de coronavirus en Wuhan (China). EFE/ Vídeo Atlas

La pandemia regresa a Wuhan

La ciudad china donde comenzó la epidemia y que derrotó al virus en mayo de 2020 rearma su seguridad tras surgir siete casos de la variante Delta

Miguel Pérez

Martes, 3 de agosto 2021, 20:58

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La «ciudad más segura del mundo», como se ha denominado a Wuhan desde que en mayo de 2020 se extinguiera el último caso de coronavirus, retorna a la pesadilla. Las autoridades notificaron este martes la existencia de siete contagios –tres de ellos sintomáticos– correspondientes a la variante Delta, el huracán que ha reventado el paraíso asiático al infectar a 400 personas sólo en los últimos veinte días.

La transmisión vírica ha obligado a reestablecer todo el arsenal de medidas sanitarias que los chinos prácticamente habían relegado a sus peores recuerdos. Mascarillas, confinamientos y pruebas PCR masivas están de nuevo a la orden del día en doce provincias y en Pekín, donde se ha llamado a la población a confinarse. Los sectores del ocio y la cultura han recuperado las máscaras y exigen el certificado de vacunación a los usuarios.

El gigante asiático erradicó de forma casi total el coronavirus en la primavera de 2020, con el consiguiente asombro para el resto del planeta, sumido en un infierno que ha segado más de cuatro millones de vidas a día de hoy. El éxito se atribuyó a un exhaustivo control y una política de 'tolerancia cero', una batería de medidas que apenas dejaba a los ciudadanos resquicio alguno para coger o contagiar la enfermedad.

Wuhan, la urbe de cuatro millones de habitantes donde comenzó la epidemia mundial en diciembre de 2019, pasó 76 días en un encierro total. Por eso vuelven los fantasmas a sus calles. Al Gobierno de Xi Jinping le preocupa que una expansión incendiaria de la variante Delta arruine la calma social, las rutinas recuperadas y la reactivación de la economía. Basten los datos de que en los tres primeros meses de este año la producción industrial aumentó un 35,1% y las ventas minoristas, el 33,8%.

Los primeros casos se dieron a mediados de julio en un grupo de trabajadores de la limpieza del aeropuerto de Nanjing. La hipótesis es que se infectaron mientras adecentaban un avión procedente de Rusia, donde la pandemia hace estragos (22.000 nuevos enfermos y 800 fallecidos este martes). El rastro de la variante siguió hasta Yangzhou, donde surgieron 40 casos en un día. Y así sucesivamente hasta propagarse en doce provincias, casi la mitad de todas las que componen China. Esa amplitud es lo más precupante porque indica una diseminación notable de la mutación originaria de India.

En estas dos últimas ciudades, que suman más de diez millones de vecinos, y en otras como Zhuzhou, la turística Zhangjiajie o la propia Wuhan se han realizado hasta dos y tres campañas de pruebas PCR, limitado la movilidad y ordenado confinamientos donde solo una persona puede salir a la calle una vez al día para realizar compras urgentes. La estrategia de 'tolerancia cero' que en Occidente no se ha vuelto a aplicar desde los momentos más crudos de la epidemia.

La eficacia de las vacunas

Aunque las autoridades parecen haber creado un muro de contención –400 contagios en un país de 1.400 millones de habitantes–, el desánimo cunde. Según la OMS, una quincena de países asiáticos sufren síntomas de una nueva ola vírica. Si la escalada en la superpoblada China llegara a ser similar a la de esas regiones, o a la de Estados Unidos, absolutamente disparada, algunos virólogos pronostican una bomba epidemiológica. En algunos medios sanitarios existe además cierta inquietud por el flujo de la pandemia. Los brotes actuales reflejarían su poder de circulación de ida y vuelta entre Oriente y Occidente a modo de circuito cerrado gracias a las nuevas cepas y la asimetría en las vacunaciones.

Precisamente, la diferencia en China puede residir ahora en los sueros. Ha aplicado 1.650 millones de dosis; todas ellas de patente nacional. El 60% de la población está inmunizada y hay expectación por comprobar la eficacia de los antivirales autóctonos ante las variantes más agresivas del Covid-19. Europa está a oscuras, ya que no ha validado ninguno de estos fármacos, pero también observa con sumo interés la lucha china frente a la amenaza Delta.

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