Gente que interesa
Director del Laboratorio Agroalimentario. Catan aceites y analizan lácteos, aguas o mieles
Un abuelo de José Manuel López Caballero (Cáceres, 1968) fue alcalde de Cáceres y el otro tenía la empresa Caballero de autobuses. Su padre dirigió ... Cáritas de Cáceres durante 20 años y él estudió en el colegio Diocesano y Biología en Badajoz, donde vivió 11 años y se doctoró con un trabajo de Zoología. Desde 2007, es director del Laboratorio Agroalimentario de Extremadura.
–Explíquenos este laboratorio.
–Lleva en Cáceres 50 años, pero es un centro desconocido. Hacemos una labor callada que solo se nota cuando no debiera, es decir, cuando hay un fraude. El edificio se remodeló en 2010 y se ha ido actualizando. Pertenecemos a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible. Aquí trabajamos 45 personas, tenemos una decena de departamentos técnicos de análisis (piensos, suelos, fertilizantes, lácteos, miel, aguas, aceites, etcétera). Trabajamos con materias primas, controlamos fraudes y asistimos técnicamente a varias Denominaciones de Origen (DO). Estamos acreditados en varios apartados (aceite, agua, leche y quesos, piensos, fertilizantes, microbiología) y eso supone que nuestros resultados son fiables a nivel internacional.
–¿Atienden a particulares?
–Vienen muestras oficiales y muestras de un supermercado, de un particular… Ahora, cuando llega la feria de Cáceres, la gente vuelve a las parcelas y nos trae el agua de los pozos de sondeo y de las piscinas para que las analicemos. Los análisis para las instituciones y las DO son gratuitos. Los particulares pagan una tasa, un precio público muy asequible.
–¿Momentos críticos?
–Las adulteraciones que aparecen en la prensa. El año pasado, fue el tema del aceite de mala calidad que se vendía como aceite de oliva virgen extra (Aove). Nada más olerlo, ya se veía que aquello no podía ser Aove. Se vendía a tres euros el litro cuando estaba a diez. Hace 30 años, un fraude común era echar agua en la leche. Les decías a los lecheros que su leche tenía un 10% de agua y te juraban por sus hijos que eso no era posible. Luego reconocían que, como iba a tardar en ir a la central, el pastor le había echado hielo para enfriarla. Ahora, todos los ganaderos tienen ya tanques de frío, pero antes echaban botellas llenas de hielo. Los particulares traían agua de un pozo en un bote con residuos y no en recipientes estériles. Pero todo eso ha cambiado.
–¿Sufren presiones?
–Tenemos la bandera de la Junta de Extremadura y eso es una ventaja. Cuando en un análisis sale un 3.7, no hay más, es el resultado puro y duro. ¿O es que cuando nos sale colesterol alto en los análisis presionamos al médico?
–¿Pero controlan de verdad?
–Eso me preguntan cuando doy clase en la Universidad de Mayores. Claro que controlamos. Estamos trabajando siempre, velamos por la calidad de los productos. Certificamos que lo que pone en las etiquetas de los fertilizantes sea verdad o que las etiquetas nutricionales de tomate en conserva, turrones, embutidos, dulces sea cierta, esa donde se señala la grasa, los hidratos de carbono, los azúcares. La legislación es cada vez más exigente.
–Perrunillas, miel…
–Si nos las traen, las analizaremos y le diremos a la tahona o al apicultor las características nutricionales de su producto o todas las especies que aparecen en la miel. Consumo realiza análisis aleatorios contra el fraude, nos envía productos y los analizamos.
–¿Se cansa?
–No. Hay muy buen ambiente de trabajo, no tenemos presiones y durante la pandemia fuimos un servicio esencial, tuvimos que trabajar, hacer análisis sin mascarilla, fue difícil, pero no hubo problemas, sino muy buena relación.
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