El TSJEx confirma 9 años de cárcel para un hombre por agresión sexual a una menor
Los hechos ocurrieron en 2021 cuando el condenado residía en Palma de Mallorca y la víctima en una localidad cacereña
A. B. Hernández
Sábado, 14 de junio 2025, 20:29
El Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) ha confirmado la condena de 9 años y un día de cárcel, impuesta por la Audiencia de ... Cáceres, a un hombre como autor de un delito continuado de agresión sexual a una menor de dieciséis años.
También mantiene la inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de la víctima, a su domicilio, centro educativo o cualquier otro por ella frecuentado durante 14 años, así como a comunicarse con ella por cualquier medio durante el mismo periodo.
El condenado no podrá ejercer ningún trabajo, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con personas menores de edad durante 15 años y estará en libertad vigilada, cuando cumpla la pena de cárcel, cinco años. En concepto de responsabilidad civil, deberá indemnizar a la niña con 12.000 euros.
El tribunal extremeño confirma el fallo de la Audiencia, donde fue juzgado un caso instruido por un juzgado placentino, y desestima los recursos presentados tanto por la defensa del hombre como por la Fiscalía. No obstante, la sentencia no es firme y cabe recurso ante el Supremo.
Los hechos juzgados tuvieron lugar en 2021. Meses antes, durante 2020, el hombre y la niña iniciaron una relación a través de redes sociales. Según el relato que recoge la sentencia del TSJEx, el hombre, de 32 años cuando se inicia la relación, sin antecedentes penales es residente en Palma de Mallorca. Y la menor, de 14 años en ese momento, vive con su familia en un pueblo de la provincia cacereña. «Ambos entablararon contacto en noviembre de 2020 a través de una red social, que permite la comunicación aleatoria entre personas desconocidas mayores de edad, mintiendo la niña sobre su edad al registrase en la red».
Desde entonces, y utilizando diversos perfiles de redes sociales, el procesado y la menor comenzaron a mantener sucesivas conversaciones. «Y si bien en un principio ella le indicó que tenía 24 años y que estudiaba Veterinaria, según fueron avanzando en sus contactos terminaron confesándose sus edades reales. Concretamente, la chica manifestó que tenía 14 para 15 años y el acusado que tenía 32 años», aclara la sentencia. De hecho, «cuando el acusado supo la edad real de la víctima le indicó que sabía las consecuencias de los contactos y las penas que le podían caer».
La denuncia de la madre
Sin embargo, a partir de entonces se incrementó progresivamente la complicidad y cercanía entre ellos, «hasta el punto de enviarse respectivamente imágenes y vídeos, en los que se mostraban en ropa interior o dejando al descubierto partes de su cuerpo». Intercambiaban asimismo mensajes y conversaciones de contenido erótico en los que mutuamente fantaseaban con la realización de actos sexuales.
Transcurrido un tiempo, y consolidado un mayor grado de confianza entre ellos, a mediados del mes de agosto de 2021 el procesado se trasladó a la península y acudió a la localidad de la menor, donde se alojó durante unos días en un hotel.
El primer día en el que se conocieron personalmente no hubo ningún contacto de tipo sexual. «Los siguientes, en al menos dos ocasiones, una en la habitación del hotel donde se hospedaba el procesado, y otra en un turismo que el acusado había alquilado, mantuvieron relaciones sexuales, consistentes en besarse, la introducción de los dedos en su vagina, la introducción parcial del pene en la vagina, no llegándose a producir la penetración total ante el dolor de la menor y la realización de sexo oral con introducción del pene en la boca de la chica, así como otros tocamientos mutuos».
Tras esta visita, el hombre acudió de nuevo al pueblo durante el puente del Pilar de 2021 y mantuvo nuevamente relaciones sexuales con la chica, «en al menos una ocasión en el interior de un vehículo».
Los contactos entre ambas partes terminaron al ser descubiertos los hechos por la madre de la niña, que fue quien presentó la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil con la que arrancó una investigación y un proceso judicial que aún puede acabar en el Supremo.
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