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Dos mil jóvenes extremeños vuelven de la JMJ de Lisboa con el reto de transmitir esperanza
La vigilia en el Parque do Tejo, donde se reunieron un millón y medio de personas, y la misa de envío del domingo, los momentos más intensos
«El único momento en el que es lícito mirar a alguien de arriba para abajo es el momento de ayudar a levantarlo». Ese es ... uno de los mensajes con el que comienzan a volver de Lisboa los alrededor de 2.000 jóvenes extremeños que han asistido este fin de semana a la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, un encuentro de fe y oración en el que el Papa Francisco les animó a echar una mano a quienes tropiezan en el camino. «En el arte de ascender lo que importa no es caer, sino no permanecer caídos», añadió en una de las homilías que ha pronunciado en español durante los cinco días en los que ha permanecido en el país luso.
Los primeros grupos de extremeños peregrinaron a Portugal hace casi dos semanas pero fue este sábado cuando desembarcaron en la capital portuguesa, donde el sábado por la noche participaron en una vigilia que reunió a un millón y medio de personas.
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Uno de los que no quisieron perdérselo es Daniel Montero, que trabaja atendiendo las visitas turísticas en la Basílica de Santa Eulalia de Mérida. «He venido a buscar la universalidad de la Iglesia, a gente joven procedente de tantos países como están presente», explicaba feliz junto a la Catedral de Lisboa.
«La gente ve a la Iglesia como algo antiguo, pero la realidad es que aquí hay miles de jóvenes»
Gema Sáez
Extremeña de 19 años
«He venido aquí a predicar la fe, la JMJ me parece un movimiento muy bonito porque la gente ve a la Iglesia como algo antiguo que pertenece solo a la gente adulta, pero la realidad es que aquí hay jóvenes de todas las nacionalidades que están mostrando que la fe sigue viva, que Cristo está entre nosotros», añadía Gema Sáez Pantoja, una chica de 19 años que pasa los veranos en Ribera del Fresno, el pueblo de su familia materna.
Dos años menos tiene Paloma Polo, que acaba de terminar 2º de Bachillerato en el instituto Norba Caesarina de Cáceres. El año pasado participó en la peregrinación organizada por la Diócesis de Coria-Cáceres a Santiago y este verano ha repetido experiencia en la JMJ. «Es precioso porque el ambiente que se respira es alegre y todo el mundo transmite mucha felicidad». Mientras Paloma hablaba, sobre el cielo de Lisboa sobrevolaba un 'escuadrón' de drones que dibujaba mensajes en el cielo y esas palabras se mezclaban con los aplausos del público reunido en el Parque do Tejo, una inmensa explanada situada a las afueras de Lisboa en que este domingo se ha celebrado la misa de envío, presidida también por el Papa Francisco.

Extremeños en el encuentro con el Papa en Lisboa (II)Ver 12 fotos
«Somos unos 200 jóvenes de la provincia de Cáceres y también se ha unido el Colegio Sagrado Corazón de Jesús de Coria», contaba Raúl Hernández Pérez, que a sus 37 años es párroco en Aldeanueva del Camino y Valdelamatanza, dos localidades que pertenecen a la Diócesis de Coria-Cáceres.
Ya estuvo en las Jornadas de la Juventud de Sidney y Cracovia, y en Lisboa ha vivido su quinta JMJ. «Sobre todo es un encuentro con Jesucristo y con jóvenes de otras nacionalidades.
«A mí me cambió la vida Cristo y desde luego merece la pena dar la vida porque esto que estamos viviendo aquí es lo que da un sentido a tu existencia, lo más valioso es la esperanza», añadía emocionado.
Silencio y oración
En las celebraciones de estos días ha impresionado el silencio que han mantenido los asistentes en los momentos de oración. Impactante fue la exposición del Santísimo en el Parque do Tejo, unos minutos de recogimiento en los que permanecieron arrodillados el millón y medio de personas que abarrotaban el parque.

Tras la vigilia siguió la fiesta, con actuaciones musicales que se podían seguir en las pantallas gigantes repartidas por todo el recinto.
Después llegaron unas pocas horas de descanso y la JMJ despertó cuando el sol comenzó a despuntar en un parque que está situado junto a la desembocadura del Tajo.
Para muchos, era el segundo día que pasaban la noche al raso en sacos de dormir. Otros sumaban ya más de una semana de peregrinación en la que han sido acogidos por las diócesis portuguesas. Abundaban las caras de sueño, y las duchas, como en días anteriores, fueron con agua fría en las casetas instaladas por la organización.
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A las 9 de la mañana comenzó la misa de envío, en la que el Papa Francisco comunicó la próxima sede de la JMJ. «Para mí los mejores momentos son los que hemos escuchado al Papa, y los más complicados los agobios en el transporte y a la hora de la comida», confesaba Belén Fontán, enfermera en el Hospital de Almendralejo y una de las responsables del grupo de 100 jóvenes que partió de Almendralejo hace casi dos semanas con destino al norte de Portugal para unirse a los 1.300 miembros de la familia claretiana de todo mundo desplazados a Portugal, llegados también de Don Benito y Zafra. «Impresiona ver a los jóvenes en mitad de la calle rezando el rosario a la Virgen María, ha sido espectacular tener la oportunidad de unirnos a jóvenes de todo el mundo».
«¡Es tan bueno todo el mundo!», exclamaba Carlota al ser preguntada por su experiencia. Ella procedía de Badajoz y formaba parte del grupo de peregrinos organizado desde el Club Juvenil Puente Nuevo. «Nos ha impresionado conocer a personas que viven en países donde te juegas tu vida por la fe». En su caso, iba acompañada por chicas que antes de viajar a Lisboa han realizado tareas de voluntariado en un orfanato de Tánger y con mayores en la zona de Huelva.

Parecidas experiencias han tenido los grupos procedentes de los colegios de otras congregaciones con presencia en Extremadura, como los Maristas de Badajoz, que desplazaron a 40 miembros de los grupos de amistad, o los Salesianos, que se han unido a alumnos de toda España.
Desde Mérida-Badajoz la peregrinación diocesana fue realizada en compañía de la Diócesis de Plasencia, conformándose un grupo que ha estrechado lazos en estos días de celebración.
Carlos Torres, canciller del Arzobispado de Mérida-Badajoz, destacaba la emoción que había sentido al ver al Papa de cerca. «Para todos los jóvenes está siendo una experiencia intensa de fe».
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