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El río más largo de la Península Ibérica está empezando a recuperar en Extremadura una parte del lustre que perdió en las últimas décadas, ... castigado por un cúmulo de amenazas que un grupo de técnicos y trabajadores forestales extremeño y portugueses está logrando corregir. Life Alnus Taejo. Así se llama el proyecto. Alnus por el género de árboles, que agrupa a más de treinta especies de alisos. Taejo por el río, que es Tajo en España y Tejo en Portugal. Y Life por el programa medioambiental de la Unión Europea, que es quien pone el dinero que está permitiendo resucitar los bosques de alisos de distintos tramos del extenso cauce.
La iniciativa comunitaria «plantea la restauración de ecosistemas fluviales más allá de las fronteras, atendiendo problemas similares que afectan a territorios con marcos jurídicos distintos», contextualiza Federico Julián Fuentes, coordinador de la propuesta que gestiona un consorcio hispano-luso con seis socios. Son las universidades Politécnica de Madrid y de Évora, la Fundación Cesefor (trabaja por el medio forestal y tiene su sede principal en Soria), CTAEX (Centro Tecnológico Nacional Agroalimentario de Extremadura) y las empresas Ambienta y Ecosalix. Participan también la Confederación Hidrográfica del Tajo, la Junta de Extremadura, la Junta de Comunidades de Castilla y León y el Gobierno de Portugal.
La traducción sobre el terreno de esta colaboración público-privada son orillas más sanas en un tramo cada vez más grande del Tajo. En lo que a Extremadura se refiere, la zona de actuación incluye los ríos Alagón, Jerte, Esperabán, Erjas, Árrago, Tralgas, Riveras de Acebo y Gata y también las riberas del Alagón y sus afluentes, además de una parte de la Sierra de Gredos.
La razón de ser del proyecto son los bosques aluviales (franjas arboladas a lo largo de un curso de agua, que una parte del año permanecen parcialmente inundadas), que han ido perdiendo presencia y riqueza en los últimos años en distintos puntos del Tajo. La Unión Europea los considera hábitats prioritarios, por su elevada biodiversidad y su rol clave en la calidad del agua y la salud de los ecosistemas fluviales.
Los bosques aluviales «reducen la eutrofización (pérdida de calidad del agua por exceso de nutrientes, normalmente fósforos y nitratos) y son el hábitat de varias especies de interés comunitario, como la trucha, la nutria o el desmán ibérico», explica Life Alnus Taejo en su web. «Este valioso hábitat ecológico e hidrológico de la cuenca occidental del Tajo –continúa– está seriamente amenazado, y en largos tramos de presencia histórica es ya inexistente».
Varios frentes amenazan estos bosques mediterráneos dominados por las alisedas y esenciales para mantener el equilibrio ecológico de las riberas fluviales del Tajo. Les castigan las especies invasoras (cañaveral, acacia y ailanto, principalmente), la presión agrícola, la falta de agua, las enfermedades de las plantas, la erosión del suelo, la presión urbana, la acción del hombre...
Lo que se está haciendo concretamente en esos espacios degradados o con hábitats amenazados son acciones para eliminar especies invasoras o vegetación enferma y restaurar ecosistemas, entre otras mejoras.
Esto se logra con acciones como la erradicación de cañaverales triturándolos y cubriéndolos con un plástico, para asfixiarlo. Una vez eliminado, el lugar se restaura con especies autóctonas obtenidas de viveros volantes, o sea, «creados 'in situ', en el propio tramo fluvial, y en los que obtenemos plantas locales ya adaptadas a las condiciones del lugar concreto», explica Juan Jesús Sánchez Alcón, miembro del equipo técnico de Life Alnus Taejo.
Más acciones específicas: se están recuperando taludes erosionados, utilizando materiales naturales para estabilizar el suelo de forma sostenible; se han eliminado barreras físicas para ayudar a los peces a migrar; el ensayo de técnicas para intentar frenar a la 'Phytophthora alni', que ha crecido de forma preocupante en los últimos años y está afectando gravemente a las alisedas. Una más: los llamados acuerdos de custodia del territorio con ayuntamientos (Montehermoso, Valdeobispo, Carcaboso, Jerte, Rebollar, Valdastillas, Casas del Castañar, Azabal o Pinofranqueado), que así se involucran en la iniciativa con medidas como encargarse de recoger los restos de la actuación desarrollada junto al río y dejar la zona limpia.
Y tiene el Life Alnus Taejo otra derivada, la de la educación ambiental mediante charlas en colegios e institutos para concienciar sobre la importancia de los ríos en general y los bosques aluviales mediterráneos de alisos.
El proyecto comenzó en septiembre del año 2021, y a día de hoy está ejecutado al 55%, aproximadamente, si bien la mayor parte de este porcentaje engloba trabajos de planificación. Se ha actuado ya sobre unos 160 kilómetros de cauces fluviales, y el presupuesto es de cuatro millones de euros, de los que la UE aporta el 75% y el resto entre los socios del consorcio de esta iniciativa que está devolviendo vida al Tajo, el río que Extremadura y España comparten con Portugal.
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