Siberiana no va de rock
Literatura y naturaleza. Un festival muy íntimo y alejado de todo que se celebra en Tamurejo
Cuando Javier de Burgos fijó la división provincial de España en 1833, estableció que el pueblo más alejado de una provincia no podía estar a ... más de un día de viaje de la capital con los medios de locomoción de principios del siglo XIX. Y entonces se creó una anomalía: Los Montes, cien años después conocida como La Siberia, la comarca española más alejada de su capital de provincia, con Helechosa de los Montes batiendo el récord de ser el municipio español más apartado: a 235 kilómetros de Badajoz.
Hay en La Siberia otro pueblo, Tamurejo, que limita con Ciudad Real (es el municipio extremeño más cercano al AVE), solo tiene 199 habitantes (censo de 2024) y cuenta con varios encantos: calles peatonales llenas de flores y macetas, atención esmerada a ancianos y niños, una casa de cultura muy viva y una plaza donde se celebra el único festival extremeño de literatura y naturaleza. Se llama Siberiana y su sexta edición tuvo lugar el pasado fin de semana.
Si el festival se llamara Siberiana Rock o Sibemúsika, trajera a estrellas del pop, el indie y el metal y reuniera en el pueblo a miles de jóvenes, los medios se tiran toda la semana hablando del festival, aunque las canciones fueran las mismas que en el resto de festivales de España y los espectadores fueran esos nómadas del rock que hoy están en el Viña y mañana en el Primavera Sound. Pero no, Siberiana lleva las palabras naturaleza y literatura en el subtítulo, sus espectadores, que llenan la plaza del pueblo, no son jóvenes encantadores, alborozados y prometedores que bailan, sino séniors que escuchan sentados y atentos. Así que Siberiana pasa desapercibido.
Si los festivales de música se ensalzan y justifican por mover la economía, Siberiana no le va a la zaga: los escritores y especialistas en naturaleza y literatura llenan las casas rurales de la comarca y a un paso del escenario no hay puestos de merchandising, pero sí de quesos, miel y aceite de pequeñas empresas de la Siberia, que agotan la mercancía, y puestos de librerías (El Buscón de Cáceres y La Selva Dentro de Mérida) que venden libros sin parar. Siberiana, en fin, es un festival distinto, original, emocionante, divertido… Y atención, el buen rollo y la relación entre los 'artistas' y el público es mil veces más intenso que el que se produce en el Sónar, el Womad o el Extremúsika. Eso sí, estos festivales son muy mediáticos y Siberiana es muy íntimo.
El pasado fin de semana, pasaron por Tamurejo Santiago Beruete, el escritor que más sabe de jardines y el que más libros vendió; María Sánchez, una andaluza que vive en Galicia y escribe poesía y ensayo sobre las mujeres y el mundo rural, libros que están traducidos a varias lenguas; el prometedor escritor portugués João Reis, autor de una novela sobre la Península sin agua; la divertida y explosiva autora extremeña de «¡Quiérete sorda!» Cristina Reyes; la periodista y escritora especializada en arquitectura Anatxu Zabalbeascoa, epítome de la elegancia personal, periodística y literaria; el gran documentalista de la naturaleza Andoni Canela y Sergio del Molino, un señor encantador que escribe columnas, novelas y ensayos y pasará a la historia por su libro 'La España vacía', que agitó política e intelectualmente la España vacía y también la llena.
El organizador de Siberiana es un escritor tranquilo, coherente y algo loco llamado Gabi Martínez, que desciende de la Siberia, hace diez años se vino un verano a la comarca para tener una experiencia pastoril, se entusiasmó y ya lleva seis ediciones organizando Siberiana, un festival perseverante, inesperado, único y alejado de todas las capitales de provincia.
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