Las residencias privadas tienen un 20% de camas libres por «miedo a la pandemia»

Son aproximadamente 1.300 plazas de las casi 6.600 que hay en esta comunidad autónoma, unas cifras que auguran una recuperación lenta tras 18 meses golpeados por la covid.

«En este año, al ser más complicado, las residencias no han tenido la ocupación de antes. No han tenido la misma demanda y en todos los centros tenemos plazas vacías», explica Daniel Núñez, coordinador del grupo Ciudad Jardín, uno de los más grandes de la región que dispone de 1.200 camas en Extremadura. De ellas, reconoce que entre el 15% y el 20% están libres.

Núñez espera que en los próximos meses la demanda de plazas en centros privados se reactive. «Este verano ha habido bastantes ingresos en casi todos los centros. Las familias estaban más tranquilas, aunque ahora ha habido un parón por la nueva ola y los casos de covid que se han dado en algunas residencias de mayores», explica Núñez, que indica que la tercera dosis ya la tienen puesta los usuarios y esperan volver a recibir solicitudes de información.

El hecho de que no se cubran las plazas no se debe al cumplimiento del protocolo covid impuesto por la Junta de Extremadura con motivo de la pandemia. Sanidad pedía a los centros residenciales reservar entre el 10% y el 20% de su capacidad para posibles contagios. Eran camas que debían estar disponibles para crear zonas de aislamiento por si se daban brotes.

Ahora la reserva de plazas es del 5% de la capacidad del centro y solo es obligatorio para las residencias públicas de titularidad del Sepad o gestionadas por él Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia. Para los centros privados es recomendable, pero no obligatorio.

«De momento, el Sepad no va a eliminar dicha restricción, al menos hasta bien entrado el otoño. No hay una fecha definida pero al menos hasta diciembre y si todo va bien», asegura la Consejería de Sanidad.

En las residencias públicas sí hay lista de espera para obtener una plaza, un hecho que siempre ha sido así y que por consecuencia ha contribuido a que las privadas también se llenasen. No es de extrañar teniendo en cuenta que en esta comunidad autónoma cada vez hay una población más envejecida.

A mediados de mayo había casi 1.500 personas esperando una plaza de la Junta, que disponía en total de 8.640 camas.

Eso se debe principalmente a que la necesidad sigue existiendo y al precio que hay que pagar. Para una plaza pública no es fijo. Depende de cada usuario, pero según el SES suelen ser unos 6.500 euros de media anuales. Eso no son más de 600 euros al mes, aunque varía dependiendo de los ingresos. Las cuotas que pagan los usuarios es del 75% de lo que perciben, siempre que sean superiores al salario mínimo. En caso contrario, la aportación a los centros será del 65%.

En las residencias privadas, el precio puede superar los 1.500 euros al mes e incluso llegar a los 2.000. Varía en función de la localidad (son más caras en las ciudades) y la dependencia del usuario, entre otros factores.

Ante esa situación, desde Asorex demandan más plazas concertadas, que en Extremadura rondan las mil. Funcionan igual que las públicas y lo que cambia es la gestión, ya que el servicio lo proporciona la empresa privada.

«Están sacando más o menos las mismas vacantes de concertadas que hace ocho años, un número muy por debajo de otras comunidades autónomas. Con la demanda que hay para acceder a las plazas públicas en esta región no se entiende que no haya más concertadas en las residencias privadas», lamenta Morales.