El PP cierra filas con María Guardiola, que elude la autocrítica

El PP extremeño, por indicaciones de Guardiola, convocó este lunes en el hotel Mérida Medea una reunión de la junta directiva regional (el principal órgano de gestión del partido, con más de cien miembros) y el comité ejecutivo. El encuentro, de carácter extraordinario, estuvo abierto a candidatos, apoderados, interventores y militantes.

La respuesta de la militancia, llegada desde todos los puntos de la región, evidencia el interés por arropar a Guardiola en el inicio de su gobierno, aunque tenga el peaje de Vox. Más de 500 personas se congregaron en un espacio que se quedó pequeño y que en otras ocasiones ha acogido este tipo de eventos. El salón contaba con 200 sillas, pero se podía llegar a 600 asistentes de pie. Hubo gente sentada hasta en las escaleras de acceso.

La candidata popular llegó puntual, a las 20.00 horas. Nada más entrar en el salón se detuvo en una de las escaleras mientras los asistentes rompían en un aplauso que duró varios minutos y que dio paso a gritos de 'presidenta, presidenta'.

«Tenéis una presidenta llorona, pero muy fuerte». Con esta frase empezó María Guardiola una reunión a la que además de militantes, asistieron los principales cargos del partido, desde los miembros de la directiva a alcaldes y diputados autonómicos.

Este encuentro fue convocado inicialmente para la semana pasada a las puertas de las negociaciones que finalmente cristalizaron un acuerdo con Vox, pero en unos días marcados por la incertidumbre tras la falta de entendimiento que había llevado a entregar al PSOE la Presidencia de la Asamblea y la mayoría en la Mesa del Parlamento regional.

Lo que hace una semana hubiesen sido explicaciones por la marcha de una negociación que en ese momento estaba rota, este lunes fue un baño de multitudes en el que no hubo espacio para la autocrítica, a pesar de que las tensiones generadas pusieron en peligro cualquier acuerdo.

El orden del día del encuentro, que fue a puerta cerrada y por tanto sin presencia de los medios de comunicación, incluía la intervención del presidente provincial de Cáceres, Laureano León, y de su homólogo en Badajoz, Manuel Naharro. A continuación dio su informe Abel Bautista, secretario general, antes de dar paso a María Guardiola.

Bautista explicó una negociación que «no ha sido fácil» y que se ha llevado en dos etapas. En una primera fase Vox reclamó la Presidencia de la Asamblea, la Vicepresidencia de la Junta y dos consejerías, algo que para el PP era demasiado, lo que tuvo como consecuencia la pérdida del control de la Asamblea. Un precio que los populares no esperaban pero que hubo que pagar.

Pero después de tensiones y críticas, con cruces de declaraciones en los medios y en redes sociales, el PP gobernará Extremadura. Con Vox dentro, aunque sólo a cambio de una consejería que el partido considera como dos direcciones generales. Para los populares es por tanto un buen acuerdo, en el que se visualizará quién tiene el peso del ejecutivo.

Por su parte, Guardiola reconoció que el pacto con Vox supuso un trago amargo por tener que contradecir su propia palabra, ya que sólo diez días antes de la firma aseguró que en ningún caso aceptaría compartir el Gobierno regional. Pero lo importante se ha conseguido, recuperar el mando al frente de la Junta de Extremadura tras ocho años en manos del PSOE.