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Polícias locales para todo

Polícias locales para todo

Además de resolver las tareas propias de su cargo, hacen muchas otras, como repartir las cartas del Sexpe o colocar bandos | En Extremadura hay 74 municipios que solo disponen de uno, dos o tres agentes para cubrir tareas que van más allá de las funciones oficiales

Domingo, 24 de septiembre 2017, 00:07

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L os vecinos de la localidad pacense de Torre de Miguel Sesmero, que ronda los 1.200 habitantes, conocen perfectamente a Daniel Pérez Álvarez. Para ellos es 'Dani el policía'. El único que desempeña esta labor en el pueblo. Aunque procede de Badajoz, está plenamente integrado en la vida local. Lo ven como un ángel de la guarda. Alguien que siempre está ahí, dispuesto a echar una mano y a desempeñar decenas de labores que, aunque no le competen, resuelve con profesionalidad.

Dani es uno de los 112 agentes en activo que presta su servicio en alguno de los 74 municipios extremeños que cuenta con uno, dos o tres policías locales.

Tiene muy claro que, como en todos los pueblos pequeños, los que trabajan en el Ayuntamiento hacen mucho más de lo que deben. «Si en un momento puntual hay que colocar una valla es una tontería que yo pida que se tenga que colocar esa valla. La pongo yo y punto. No hay problema alguno».

Daniel también se encarga de repartir las cartas que llegan del Sexpe. Esto es algo que siempre le ha gustado, ya que es otra forma -confiesa- de acceder a la gente. Aunque el Sexpe las podría enviar por correo certificado a cada persona, Dani las recoge en Barcarrota y se las entrega a cada vecino interesado. Tampoco le importa colocar un bando por las tiendas o los bares. De hecho, lo hace a menudo.

Eso, aparte de todas las funciones propias de un policía local, atestados, educación vial o imposición de multas, servicios que en ciudades más grandes están diferenciados por departamentos. Este verano, por ejemplo, ha sido secretario accidental del Ayuntamiento. Alguien tenía que cubrir las vacaciones del titular.

El Ayuntamiento de Torre Miguel Sesmero tiene tres funcionarios. El resto es personal laboral. Por eso a Daniel también le toca actuar cada cierto tiempo de guarda rural. De vez en cuando sale al campo, sobre todo cuando se pone en marcha la campaña de la aceituna para vigilar que no haya robos en los olivares.

Miguel Barrero Pérez, 34 años, da servicio en La Albuera: «Informamos a los alcaldes de las verdaderas funciones de la Policía Local»
Miguel Barrero Pérez, 34 años, da servicio en La Albuera: «Informamos a los alcaldes de las verdaderas funciones de la Policía Local» J.V. ARNELAS

Vacaciones o bajas

A alguien que cubre tantos huecos en el pueblo se le echa más en falta. A principios de año estuvo enfermo con problemas de espalda, lo que le obligó a tener que darse en casa de baja durante tres meses.

En esa y en las demás ocasiones siempre puede contar con el apoyo, por ejemplo, del policía local de Almendral, José Miguel Murillo. Incluso de los agentes de la Guardia Civil de esta población, donde hay abierto un cuartel. «La relación entre los dos cuerpos es estupenda e intentamos ayudarnos mutuamente. Eso es una suerte».

Hay vecinos que acuden a Dani para todo. Otros, en cambio, son más recelosos. Reconoce que hay todavía gente que tiene una imagen negativa de la Policía Local. Mientras que la Guardia Civil goza de más respeto y prestigio, a los agentes municipales aún le cuesta sentir ese reconocimiento. «Tenemos que lidiar con mucha gente, tener mano izquierda y ensanchar las espaldas un poquito», asegura. En un puesto como el suyo, la psicología social es clave para lidiar el día a día.

«Cuando hay algún evento no hay ningún problema. Me echa una mano la vigilante municipal o se requiere la presencia de algún compañero de otra población que hace conmigo el servicio. Pero la mayoría de las veces estoy yo solo. En las misma situación que los demás colegas que son únicos policías locales en otras poblaciones extremeñas. Si se necesita de más apoyo pues se llama a Guardia Civil y ya está», explica.

Recuerda también que los que eran auxiliares promocionan a agentes con la nueva ley. Hasta el cambio, trabajaban desarmados, algo que en alguna ocasión jugaba en su contra. No les ha faltado situaciones de tensión o de riesgo. Dani ha pasado por ello. Estudió en la misma academia que todos y en la asignatura de armamento y tiro quedó el segundo de su promoción. «Termino la academia. Yo no puedo ir armado y el resto sí. Eso es una de las cosas que ahora va a cambiar», insiste.

Daniel Pérez Álvarez, de 43 años, da servicio en Torre de Miguel Sesmero: «Si necesito apoyo me ayuda el policía de Almendral o la Guardia Civil»
Daniel Pérez Álvarez, de 43 años, da servicio en Torre de Miguel Sesmero: «Si necesito apoyo me ayuda el policía de Almendral o la Guardia Civil»

Dani tiene 43 años, es natural de Badajoz y desde 2007 vive en Talavera la Real. De allí parte todos los días y recorre los aproximadamente 30 kilómetros que le separan de Torre de Miguel Sesmero, donde desempeña su labor de Policía Local como funcionario. Es diplomado en Empresariales y viene de la empresa privada. Aprobó para entrar en el cuerpo en 2011, cuando tenía 35 años. Dani es de los últimos auxiliares. Hizo su promoción con 22 agentes y él fue el único.

Confiesa que siempre le gustó eso de ser policía. Estudió BUP, COU, Empresariales y comenzó a trabajar en la empresa privada. Hasta que se presentó a policía local después de estar dos años formándose. Se presentó en varios pueblos de la región, pero como estaba casado y tenía una niña pequeña tenía que seleccionar un poco el destino para no estar lejos de su hogar. En 2011 aprobó y empezó a trabajar durante seis meses antes de pasar a la academia. En 2012 terminó su formación policial estuvo un mes de práctica y hasta ahora.

Miguel Barrero Pérez vive una situación parecida. Es uno de los dos policías locales que prestan su servicio en la localidad pacense de La Albuera, municipio de 2.000 vecinos cercano a Badajoz. Es también el actual presidente de la Asociación de Plantillas de Policías Locales de Extremadura (Apploex). Miguel tiene 34 años, es natural de Entrín Bajo (Badajoz) y de la promoción de la Policía Local de 2010.

Un servicio más digno

Uno de los objetivos de este coletivo es, según explica, ofrecer a los ciudadanos de los pequeños pueblos un servicio digno.

Las limitaciones con las que se encuentran son muchas. Sobre todo en situaciones límites como casos de violencia de género. De hecho, hay ocasiones en las que en alguna localidad se dispone de un solo efectivo para actuar en estos casos, por lo que el Policía Local se ve obligado a requerir los servicios de la Guardia Civil. «Como tampoco estos son muchos y tienen un radio de acción bastante amplio, hay veces en que en estas situaciones perdemos la premura en la actuación», señala.

Desde el colectivo de la Policía Local siempre se ha reclamado la asociación de los pequeños municipios para prestar un servicio digno a sus vecinos. Con la aprobación de la Ley 7/2017 de 1 de agosto de Coordinación de Policías Locales de Extremadura, que desde la asociación se considera un impresionante avance, será posible prestar un servicio mancomunado de Policía Local a los pequeños pueblos.

José Miguel Murillo, de 47 años, da servicio en Almendral: «CUando vives en el mismo pueblo donde trabajas no hay descanso»
José Miguel Murillo, de 47 años, da servicio en Almendral: «CUando vives en el mismo pueblo donde trabajas no hay descanso» ARNELAS

«Se puede hacer con servicios extraordinarios o de emergencia, para fiestas, eventos... El objetivo de la asociación es mancomunar los servicios de la Policía Local y ofrecer unas prestaciones plenas de sus agentes. Hay que aclarar que no es un servicio de 24 horas. Pero sería posible, por ejemplo, ofrecer cinco o seis días de la semana en horario de mañana y tarde. O, incluso, en días de fiestas unas jornadas más intensivas», explica Barrero.

Las funciones que debería haber desempeñado hasta ahora, que se convierten en agentes, la figura del auxiliar de Policía Local en cualquier pueblo de la región son muy distintas de las que, de hecho, resuelven en la realidad.

Aparte de las que tienen asumidas por el cargo que ostentan, desarrollan otras muchas. Lo hacen, según indica Barrero, de modo altruista. Y sobre todo para poder prestar algunos servicios más a los pequeños ayuntamientos. Sobre todo en los que hay uno, dos o tres funcionarios que tienen que controlar todo lo que ocurre en el municipio.

Desde hacer de ordenanzas hasta realizar notificaciones de cartas del paro, labores que en realidad no les corresponde hacer porque no son de su competencia. «Estas funciones, por ejemplo, de notificaciones del Sexpe entendemos que ya no las tiene que realizar un Policía Local. Mientras que se realizan estas funciones no atiende su verdadero trabajo y deja de hacer lo que realmente le compete», indica.

En algunos municipios de la región los agentes de la Policía Local ya han llegado a un acuerdo con las corporaciones locales para que las funciones postales o de notificación las desempeñe quien realmente tiene las competencias para hacerlo: Correos.

«Hablamos con los alcaldes y les hacemos ver cuáles son las verdaderas funciones de la Policía Local como es la revisión de las ocupaciones de la vía pública, qué mejoras se pueden realizar para mejorar el tráfico... Eso no quita que, por necesidades del servicio, haya que notificar algo del Ayuntamiento que sea urgente. Por supuesto que lo haremos sin problema. Pero no es lógico que se convierta en algo habitual», insiste el presidente de Apploex.

José Miguel Murillo es también el único policía local que presta su servicio en la localidad pacense de Almendral, de donde es natural. Tiene 47 años y desde hace 27 patrulla las calles del municipio pacense solo en su coche, tanto de día como de noche. Es de la promoción del 91, la primera que se hizo en academia en Extremadura. José Miguel coincide con sus colegas de profesión que en el pueblo, que ronda los 1.200 habitantes, desempeña labores de todo tipo. Desde regular el tráfico y repartir documentación y cartas a los vecinos, hasta visitar obras, cerrar o abrir la puerta del cementerio pasando por acudir a suicidios o muertes violentas si en ese caso tarda un poco en llegar la Guardia Civil más cercana.

Patrulla solo por las noches

Eso por el día. Y por la noche, se monta en su coche patrulla y recorre las calles del pueblo para asegurarse de que todo está en orden. No siempre ocurre.

Dice que en los pueblos hay vecinos de todo tipo. «Los que te ayudan en cualquier cosa y los que no te quieren bien». Y también alcaldes. «Hay alcaldes que se piensan que van a durar toda la vida en el cargo. Algunos no se dan cuenta de que nosotros somos funcionarios y siempre estaremos más tiempo en nuestro cargo que ellos. Pero bueno, con la mayoría de ellos nos llevamos bien», confiesa.

Espera que con la entrada en vigor de la nueva ley, los que antes eran auxiliares, como él, que ahora pasan a ser agentes de la Policía Local, puedan mejorar su categoría y profesionalidad. «Yo sí he llegado a portar armas. Pero eso fue hace más de 15 años. Luego se prohibió. Ahora al parecer se van a volver a llevar, cosa que nos alegra. Nos sentiremos mucho más seguros», indica.

José Miguel tiene dos hijos, aunque ninguno de ellos ha dicho todavía en casa que quiere dedicarse a las labores de su padre. De todas formas, este les ha recomendado que si quieren dedicarse a este servicio público y pretenden prepararse para ser policía desempeñen su trabajo, en la medida de lo posible, fuera del lugar donde viven. «Es imprescindible poder separar la vida personal de la profesional. Cuando vives en el mismo pueblo donde trabajas, sobre todo de policía local, no tienes un momento de descanso. La gente te requiere en todo momento, aunque estés en tus horas libres», explica.

Ahora, el objetivo final que se persigue es profesionalizar aún más el servicio de Policía Local. Los agentes quieren hacer ver a la sociedad y a los vecinos de los pueblos más pequeños en particular, que la Policía Local de hoy en día no tiene nada que ver con el antiguo alguacil del pueblo.

De hecho, esta figura todavía existe en algún municipio de Extremadura como en la localidad cacereña de Casas de Miravete. Una figura que ocupaba su puesto por imposición del alcalde de cada municipio.

«Hoy en día ya no es así. Actualmente hay un proceso muy largo y duro de formación y selección de los agentes. Lo único que intentamos es hacer un servicio cada vez más profesional y así queremos que sea visto por nuestros vecinos», coinciden todos los agentes.

Entre los cambios que esperan tanto Daniel como sus compañeros José Miguel y Migues es que los agentes que trabajan en unidades pequeñas van a tener, por fin, la equiparación que necesitan con el resto de agentes de la Policía Local.

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