Podemos y Vox, convencidos de romper el regreso al bipartidismo que apunta Vara
Las dos formaciones, a la izquierda del PSOE y a la derecha del PP, tienen claro que condicionarán el próximo gobierno de la Junta a partir de mayo
Esta semana Guillermo Fernández Vara (PSOE) ha afirmado en una entrevista que Extremadura tiende, de nuevo, hacia el bipartidismo. El presidente de la Junta de ... Extremadura también ha declarado que añora un sistema político con un partido liberal en el centro que haga de bisagra con su partido o el PP pues cree que estar pendiente de fuerzas políticas situadas en los extremos no es bueno para la sociedad, según señaló a El Confidencial. Pero a ambos lados de PP y PSOE creen lo contrario y en las elecciones del próximo 28 de mayo todo apunta a que sean terceros partidos los que condicionen el resultado final para las dos formaciones hegemónicas.
Vox, con casi 28.900 votos, se quedó en 2019 a tres décimas del 5% necesario para entrar en la Asamblea. El candidato de Vox para 2023, Ángel Pelayo Gordillo, cree que el votante de su partido «es muy fiel» y está convencido de que esta vez sí lograrán escaño y no habrá solo dos partidos en la Asamblea a finales de mayo como desea Vara. Describe al PP como «el PSOE, pero con diez años de retraso y acaban poniendo en práctica las mismas políticas, por eso no me extraña que Vara añore el bipartidismo, pero una cosa es lo que se desea y otra la realidad y Vox ha llegado para llenar un hueco ideológico con anhelos ciudadanos (...) «nuestro voto se nutre de un sentimiento negativo de desilusión porque muchos extremeños ven al PP y al PSOE como proyectos agotados que ya tuvieron su oportunidad». Lo que no desvela es qué condiciones pondría al Partido Popular para gobernar si a este le salieran las cuentas, tal y como le ocurrió al PP de Monago en 2011, que entonces se alió con Izquierda Unida tras aceptar el primero doce puntos por escrito.
Vara dijo en la citada entrevista que es más probable que, por no alcanzar el umbral mínimo del 5%, se quede sin entrar en el parlamento extremeño Vox que Podemos, lo que desactivaría esa posible coalición de la derecha que podría apearlo de la Junta.
En cuanto al bipartidismo que suele caracterizar a Extremadura, Irene De Miguel (Unidas por Extremadura/Podemos) también cree que esto es lo que le gustaría a Fernández Vara (PSOE) que se perpetuara. «Eso no va a ocurrir, salvo que Vara decida que se entiende mejor con el PP que conmigo y se abra otro escenario, el de un gobierno (de concentración) con el PP», plantean como posibilidad desde la formación morada, donde su líder está convencida de que nadie sacará más de 33 o más escaños de los 65 que se reparten. Hoy el PSOE tiene 34. «Con su mayoría absoluta ha hecho lo que ha querido esta legislatura, pero creo que eso le va a penalizar en las urnas en mayo», afirma.
Evolución del voto de la izquierda
¿Cómo ha evolucionado el voto a la izquierda en este siglo en la región? Hasta las elecciones de 2015 la de IU era la única papeleta de quienes consideran que el PSOE, primero con Ibarra al frente y ahora con Vara, no es un partido lo suficientemente obrero. En la actualidad esta opción a la izquierda del PSOE la representa Podemos, que concurre por segunda vez consecutiva a las elecciones en coalición con Izquierda Unida. En las últimas elecciones de mayo de 2019 obtuvieron 44.008 votos (7,18%) que les reportaron 4 escaños.
La cifra no se aleja mucho de la de 2003. Hace 20 años Izquierda Unida sacó 41.448 votos (6,36%) con Manuel Cañada al frente, lo que le valieron tres escaños, también irrelevantes, en la Asamblea. Pero en 2007, cuando Vara debutó como candidato, Izquierda Unida desapareció del mapa, entonces con Víctor Casco como candidato, que obtuvo 30.028 votos, el 4,52% por ciento, por debajo del umbral del 5% en al menos una provincia que le permitiera representar los intereses comunistas en una Asamblea con mayoría abultadísima del PSOE (38 escaños por 27 del PP).
«Vamos a ser decisivo, no sé con cuántos diputados, pero entraremos a gobernar»
Irene de Miguel
Unidas por Extremadura (Podemos)
En 2011 todo cambió y la relevancia de IU, que obtuvo 37.096 papeletas, el 5,57%, les dio tres diputados e impregnó toda la legislatura a partir de una abstención en la investidura que permitió gobernar al PP, por primera vez el partido más votado (32 escaños por 30 del PSOE) en Extremadura.
Apenas un mes antes había nacido el 15M y Podemos, que fue la opción política que cristalizó tras aquel movimiento asambleario, no existía. Los cuatro años de 2011 a 2105, con Monago de presidente de la Junta, tensionaron al máximo a Izquierda Unida, que se dividió en dos facciones: la que sostenía al PP con el argumento de que así «embridaban a la derecha», como solía decir su líder, Pedro Escobar, hoy retirado de la política; frente a la que se autodenominó La Mayoría, presente sobre todo en las grandes ciudades y que abominaba del papel de ser sostén del PP. Mientras, en febrero de 2015, se conocía el nombre de quien se presentaría en Extremadura al frente de un recién nacido Podemos, su primer secretario general en la región, Álvaro Jaén.
Con esta nueva competencia a la izquierda en 2015 Izquierda Unida se desplomó hasta los 27.004 votos (4,24%) y la formación morada obtuvo 50.873 (7,99%), cuatro diputados que fueron apoyando puntualmente al gobierno que recuperó Fernández Vara, que en la legislatura 2015-2109 tuvo que gobernar en minoría y entenderse con un partido a la izquierda de los socialistas.
Aquella reunión con fotógrafos en una corrala de Mérida para terminar de cerrar el apoyo de la investidura dio mucho que hablar y hoy la sensación en la formación es que pecaron de inexpertos. De producirse hoy ese reparto de escaños Podemos hubiera exigido entrar en el gobierno.
Hay que recordar que en 2015, cuando Podemos sacó seis diputados que condicionaban las políticas del PSOE (aunque dos de los cuatro presupuestos terminó pactándolos con el PP), también surgió otra opción a la izquierda que dividía aún más el voto del electorado. Se trataba de Extremadura en Común (EeC), una derivada de Ganemos, el formato con el que IU valoró concurrir a los comicios y cuyo nombre se descartó al estar registrado. Extremadura en Común tenía en su núcleo a Equo y Por un Mundo más Justo (M+J), partidos que en 2011 cosecharon unos resultados irrelevantes, igual que en 2015. De cara a este 2023 se especuló con que formación de Sumar que lidera Yolanda Díaz pudiera competir con Podemos, pero de momento esta marca solo se presentará a las generales, por lo que el partido morado junto con IU irá a captar todo el voto a a la izquierda prácticamente en solitario.
Debilidad de los hegemónicos
En todo este tiempo las coaliciones que han liderado tanto Izquierda Unida primero como Podemos después han sido variadas. Se han unido a Siex (Socialistas por Extremadura), Los Verdes, Extremeños o Equo, que salvo casos puntuales en algún municipio no suelen tener peso político en la región.
Precisamente en la búsqueda de aliados se encuentra actualmente la coalición Unidas por Extremadura (Podemos e Izquierda Unida) de cara al próximo 28 de mayo, según explicaba esta semana su coordinadora Irene de Miguel. «Queremos ampliar la coalición, además de integrar a personas independientes, pero en esta tierra cuesta mucho que las personas se signifiquen políticamente».
«Muchos extremeños ven al PP y al PSOE como proyectos ya agotados que ya tuvieron su oportunidad»
Ángel Pelayo gordillo
Vox
Marcelo Sánchez Oro, presidente de la Asociación de Ciencias Sociales de Extremadura, cree que el bipartidismo en Extremadura tiene su explicación. «Refleja una sociedad poco diversa. En Cataluña o País Vasco hay muchos más partidos en sus parlamentos, pero aquí en Extremadura la sociedad es más tradicional, por lo que ideológicamente es menos diversa, la sociedad civil es mucho más débil y eso se refleja en la representación política. Otra cosa son las coyunturas, como la crisis de 2008 o la reconfiguración política que surgió a partir del 15M (2011). Ahora lo que ha pasado es que por la debilidad de partidos hegemónicos han surgido otros grupos, sobre todo a la derecha, o bien regionalistas», analiza este sociólogo cacereño.
El coordinador regional de Izquierda Unida, Joaquín Macías, e Irene de Miguel serán los dos únicos que repitan en la lista a la Asamblea de cara a las elecciones de dentro de tres meses, donde asegura «prácticamente todas van a ser caras nuevas».
Condiciones
De Miguel tomó el relevo a Álvaro Jaén en noviembre de 2018 y estas serán sus segundas elecciones como cabeza de lista. La diferencia es que cuatro años antes Podemos era una marca electoral en alza y ahora no.
«Nosotros no tenemos dinero para estar haciendo encuestas todo el día, pero lo que es seguro es que la del CIS no sirve de mucho porque darnos una horquilla de entre cero y seis diputados es no decir nada y además en la legislatura pasada fallaron todas. Yo lo que sí creo es que vamos a ser decisivos, no sé con cuántos diputados, si con cuatro o con seis, pero entraremos a cogobernar».
En este punto, Irene de Miguel no quiere hablar de líneas rojas sino de «líneas moradas». Y se refiere a cuestiones relacionadas con la energía, la vivienda o el transporte. «Si somos la pila verde de Europa Extremadura tiene que recibir un beneficio directo por ello. También queremos que haya una empresa pública de energía como hemos conseguido en Baleares. En cuanto a la política de vivienda y de transporte, esta tiene que estar enfocada a la ruralidad para mantener nuestros pueblos conectados», adelanta la candidata de Unidas por Extremadura.
Por otro lado, para Irene de Miguel la importancia que va a tener su formación en estas elecciones tiene que ver con minimizar las posibilidades de que la derecha consiga la Junta de Extremadura apoyada en Vox.
Y añade, «en 2019 ya agitaron el fantasma de la ultraderecha, pero Vox no entró por suerte ni creo que entre esta vez porque Extremadura no les importa. Tampoco han hecho trabajo de municipalismo en estos cuatro años ni muestran coherencia al representarse a unas elecciones autonómicas cuando reniegan de las autonomías».
Dice Ángel Pelayo, que pedirá el voto para Vox el 28 de mayo, que «es un clamor la situación de la sanidad, el tren, la carestía de la vida debido a la inflación y descontento general por las que hay que ensayar nuevas políticas audaces, pero firmes para no seguir con esta inercia establecida por la izquierda y la derecha acomodaticia».
Entre las cosas en las que incidirá en su programa, dice, figura negociar con Bruselas para que la gente del campo (sector al que se dedica) no tenga tanta carga burocrática, o que cuestiones que afectan a la ciudadanía se consulten en referéndum. «Venimos a que las cosas cambien», resume.
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