Plazas de toros del pueblo
Arquitectura extremeña. La tauromaquia nos ha dejado construcciones populares
La arquitectura taurina es un de las principales singularidades de la Raya. A un lado y al otro de la frontera, en el Alentejo y ... Extremadura, se levantan los cosos más antiguos de la Península: la plaza de toros de Puebla de Sancho Pérez, que fue construida a mediados del siglo XIV, y la de Sousel, que data de 1725. De las 70 plazas de toros que hay en Portugal, 36 están en el Alentejo y a la de Sousel, siguen en antigüedad las de Arronches (1894), Assumar (1861) y Santa Eulalia (1895). En la Beira hay 6. Si sumamos las 57 extremeñas, nos salen 99 cosos rayanos, una densidad de plazas taurinas por habitante realmente espectacular.
En Extremadura, la segunda plaza más antigua es la de La Parra, del siglo XVI. En esto de la antigüedad, hay polémica pues un coto cerrado llamado Unión de Plazas Históricas de España solo considera como tales las que no sean plaza mayor ni estén construidas junto a una ermita, caso de las dos más antiguas, las extremeñas de Puebla y La Parra, lo cual convierte en incongruencia la consideración de las de Almagro (en plaza pública) o de Santa Cruz de Mudela (junto a santuario) como plazas antiguas.
En nuestra región, a la belleza y antigüedad de las plazas reseñadas (no olvidemos la de Fregenal (1790), dentro de su fortaleza templaria del siglo XIII), hay que sumar históricas y bellas plazas del siglo XIX como las de Alburquerque (1800), Fuente del Maestre (1828), Almendralejo (1843), Zafra (1844) o Cáceres (1846) y otras levantadas antes de que acabara el XIX: Barcarrota (1859), Jerez (1862), Olivenza (hacia 1868), Plasencia (1882) y Azuaga (1892).
A todas estas plazas, hay que sumarles unos cosos muy particulares levantadas al sur de Badajoz, lindando ya con Huelva. Me refiero a las plazas de Cabeza la Vaca y Fuentes de León, que poseen una característica que las hace destacar: son muy de la gente del pueblo, que las levantó ladrillo a ladrillo, mano de cal a mano de cal. No son solo plazas, sino también fenómenos taurinos colectivos.
La de Fuentes de León se encuentra junto al cuartel de la Guardia Civil. Está rodeada de manzanas de casas, tiene forma elíptica, caben en ella 2.500 aficionados sentados y fue inaugurada en 1885 por el torero El Espartero de Sevilla. Cerca de allí, en Cabeza la Vaca, una vecina llamada Felisa Pérez cedió unos terrenos en el centro del pueblo con la condición de que se levantara en ellos un coso taurino. Y así fue: entre el año 1850 y 1855, los vecinos financiaron y construyeron con sus manos la plaza de toros, que hoy es orgullo de este municipio con una gran vocación taurina, documentada desde el siglo XV pues desde este siglo, no hay fiesta en Cabeza la Vaca que no programe juegos de toros, que antes se celebraban en diversas calles de la ocalidad.
Catalogada por la Junta de Extremadura como Bien de Interés Cultural en 1989, la plaza de toros de Cabeza la Vaca es de estilo arquitectónico popular, macizo, abaluartado, con graderío irregular y burladeros semi-excavados en la roca. De tercera categoría, su estructura es elemental y no tiene callejón, aunque en el año 2000 se construyó una especie de callejón de madera para proteger los antiguos burladeros.
Se conservan carteles impresos desde 1902, y por su arena han pasado toreros de renombre como Paco Camino, a quien el pueblo profesa mucho cariño pues en los años 50, cuando empezaba, hizo aquí sus primeras lidias. Otra fecha taurina inolvidable: el maestro Manolo Vázquez vistió su primer traje de luces el 13 de julio de 1947 en esta plaza de toros de Cabeza la Vaca, símbolo de la pasión popular por la tauromaquia.
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