Los padres científicos del primer 'niño probeta' en Extremadura: «Hubo diez intentos hasta lograrlo»
El ginecólogo José Antonio Domínguez y el biólogo Santiago Álvarez, de IERA Quirónsalud, recuerdan cómo lograron el hito de la fecundación in vitro en la región hace 25 años
El 30 de septiembre del año 2000, a las 12.30 horas, nació en Badajoz el primer 'niño probeta' de Extremadura, es decir, después de ... que sus padres recurrieran a la fecundación in vitro, una técnica que hasta ese momento no se había realizado con éxito en esta comunidad autónoma.
Pesó 3,2 kilos, midió 50 centímetros y su nacimiento marcó un antes y un después en esta región. Sus padres científicos fueron los ginecólogos José Antonio Domínguez y Ernesto González, y el biólogo Santiago Álvarez.
Ellos gestaron la idea y la pusieron en marcha, aunque más personas estuvieron detrás de este hito. Todo empezó en la clínica González Carrera, en la que por aquel entonces trabajaban no más de siete profesionales en un local de 90 metros cuadrados. Fue el embrión de lo que hoy es IERA Quirónsalud, con unas instalaciones de mil metros cuadrados y una treintena de empleados.
«Antes de la llegada de este siglo había parejas que se tenían que ir fuera de Extremadura para lograr el embarazo a través de reproducción asistida y siempre tuvimos la inquietud de cambiar eso», recuerdan los doctores Álvarez y Domínguez. Ernesto González, tras una larga trayectoria profesional, está jubilado.
A finales de la década de los noventa existía la clínica ginecológica González Carrera y a sus profesionales se unió el embriólogo Santiago Álvarez. Fue en ese momento cuando se pusieron manos a la obra y crearon el centro de reproducción asistida IERA. A él empezaron a acudir parejas heterosexuales para intentar tener hijos. «Actualmente ya hay muchas mujeres lesbianas o que no tienen pareja que acuden a nuestra clínica», apunta Álvarez, que recuerda los inicios con nostalgia y también mucha satisfacción.
Viajes a otras regiones
«Fueron dos años de mucho trabajo y unos diez intentos con varias parejas hasta lograr que naciera el primer niño por fecundación in vitro en Extremadura. Fue una época difícil, de mucho esfuerzo. Se necesitaba un gran desarrollo tecnológico y tuvimos que realizar todos los protocolos. Así que viajamos a otras regiones para conocer clínicas como Madrid, Sevilla o Barcelona», cuentan Domínguez y Álvarez.
«Fue difícil pero muy ilusionante. En esa época ya habíamos celebrado que se quedara embarazada por esta técnica la primera mujer, pero por aquel entonces muchos tratamientos no llegaban a término. No había el control hormonal que existe hoy», añaden. «Ese primer éxito fue un antes y un después. Fue muy duro pero muy bonito y hubo momentos de incertidumbre. Con esas primeras parejas compartimos tanto el éxito como el fracaso», explican.
De hecho, la familia del primer niño nacido por fecundación in vitro se puso en contacto con los artífices. «Lo celebramos con ellos y compartieron su alegría. Siempre nos lo han agradecido», comentan los doctores.
Tras el primero, llegaron los siguientes nacimientos en los próximos meses. «Al poco tiempo tuvimos que cambiar a unas instalaciones más grandes porque pronto la clínica se quedó pequeña», añaden. Hoy, tras 25 años de andadura, han acompañado a mujeres en unos 5.000 embarazos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión