Si nieva, todos a Feria
Españoles y anarquistas. Los bares y los comercios están cerrados por nuestra culpa
J. R. ALONSO DE LA TORRE
CÁCERES.
Viernes, 15 de enero 2021, 07:49
Lo que ha sucedido en Feria es la mejor demostración del peligro que tenemos. Si en Alemania o Dinamarca te recomiendan, solo te recomiendan, que ... no salgas por la tormenta o que no te quites la mascarilla por la pandemia, ni sales ni te quitas la mascarilla. Aquí, cae un poco de nieve en Feria en plena pandemia y nos vamos todos para allá, llenamos los arcenes de las carreteras, atascamos el pueblo, discutimos unos con otros, tenemos accidentes graves y nos enfadamos con la Guardia Civil porque intenta poner un poco de orden.
En el resto de España, la situación es semejante y Filomena está llenando los hospitales de pacientes con urgencias traumatológicas: salimos a la calle a ver la nieve y acabamos en un hospital con la cadera rota. Nos han recomendado que no salgamos de casa, pero mientras no nos lo prohíban, seguiremos saliendo. Es tan bonita la nieve...
Se sorprenden los corresponsales extranjeros de que en España, los ciudadanos acusen a sus conciudadanos de todos los males, es decir, un castizo españoles contra españoles y los malos siempre son los otros. Pero es que nos acusamos con fundamento. Da lo mismo la pandemia y da lo mismo el peligro que entrañen los temporales, nosotros tenemos que salir a la calle a curiosear y enredar. Si nos lo prohíben, obedecemos, pero si nos dan libertad, actuamos como nos da la gana.
Lo de la responsabilidad personal no va con nuestro estilo de vida. En gran parte de Europa, es diferente, no existe esta anarquía congénita que mueve a los españoles. No olvidaré la angustia de una amiga alemana al comprobar que la habían multado porque una rueda de su coche pisaba por milímetros la raya de su lugar de aparcamiento. No le importaba el dinero de la multa ni le indignaba que se la hubieran puesto por algo tan nimio, lo que la abatía era el sentimiento de culpa, la sensación de no ser una ciudadana responsable, algo inaudito para un español, que se hubiera cagado en todo por el dinero a pagar y por la causa de la multa.
En estos días, los hosteleros de Extremadura se manifiestan desesperados y lo único que nos queda es solidarizarnos con ellos y respetar su preocupación porque la culpa de que hayan cerrado los bares no es de ellos, sino nuestra, que en cuanto nos sentábamos en una terraza, nos quitábamos la mascarilla y empezábamos a dar voces y a fumar como si no hubiera mañana. El hostelero se acercaba a pedirnos prudencia una vez, dos veces, tres veces... A la tercera, lo mandábamos a freír espárragos y nos rebelábamos: «No volvemos a este bar». El pobre hostelero no puede mantener el orden porque sabe que un cliente se gana tras años de esfuerzo, pero se pierde con un detalle, por ejemplo, repetirle que se ponga la mascarilla si acaba la consumición. Y la culpa de que cierren los comercios no es del tendero, es nuestra por no respetar las reglas que el comerciante cumple e intenta hacer cumplir.
Dice el Ministro de Universidades, Manuel Castells, que la verdadera ideología transformadora en España siempre ha sido el anarquismo. Yo matizaría: transformadora y destructora. Somos anárquicos y paradójicos: obedientes si nos obligan a quedarnos en casa porque no hay tienda donde entrar ni bar donde consumir y anarquistas si nos liberan en la creencia de que actuaremos con responsabilidad.
Un lugar donde somos responsables es en el teatro, pero es porque nos obligan a sentarnos sin nadie delante, detrás ni a los lados. Luego, en cuanto salimos a la calle, hacemos pandilla y fumamos sin mascarilla. Y si nieva, todos a Feria.
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