El mundo rural extremeño exhibe su orgullo por la caza
La Asamblea celebra la declaración de bien de interés cultural de la montería y la rehala y una exposición repasa su presencia en el arte
Un acto de reivindicación, uno más; de agradecimiento por la declaración de bien de interés cultural (BIC) para las monterías y las rehalas pero también ... y de muestra de orgullo. El sector de la caza y por extensión, las gentes del mundo rural mostraron esta tarde todo eso de dos formas en la Asamblea de Extremadura. Una, con una exposición sobre la actividad cinegética en las diferentes manifestaciones artísticas; otra, con discursos en el Pleno del Parlamento regional.
«Algunos se creen que esto de la montería es como pasaba en el siglo XIII, que es cosa de reyes y de nobles. No entienden nada. No quieren respetar nada. La caza es una muestra permanente de nuestra historia pasada y presente. Una manifestación de cultura y de vida para los pueblos y sus gentes sencillas», clamó el presidente Guillermo Fernández Vara, declarado no cazador y que, sobre todo, se identificó como defensor del respeto y contra la censura a aficiones y manifestaciones singulares como la caza.
Junto al presidente de la Federación Extremeña de Caza (Fedexcaza), José María Gallardo, refrendó el por qué las rehalas y las monterías son desde este verano, por decisión de la Junta, BIC con la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial. «Son una fiesta local, que se extiende a todos, que se desarrolla desde hace siglos, una manifestación social y cultural y que tiene un impacto socieconómico muy relevante en las sociedades rurales«, afianzó Gallardo.
Cada año, en Extremadura se celebran unas 1.500 monterías (una media de 75 monterías cada fin de semana entre los meses de octubre y febrero) que generan 160 millones de euros anuales.
Hace cinco años, recordó el presidente de Fedexzca, se reunió con Vara para buscar el respaldo político e institucional a una práctica cinegética. «Algunos quieren reprimir con un discurso de buenismo urbanita que intenta hacer creer que son ellos los que saben cuidar y querer a los animales. Ante esta brecha entre mundo rural y urbanita, hay que aparcar a los radicales que buscan imponerse a una mayoría social», expuso Gallardo, que agradeció la «valentía» del presidente de la Junta al llevar a Consejo de Gobierno la declaración del BIC y aprobarla.
Como símbolo de su realidad en la sociedad extremeña, una decena de cuadros se exponen en el Patio Noble de la Asamblea dentro de la muestra 'La caza en el arte'. La mayoría son de Adelardo Covarsí, con sus trabajos en el Museo de Bellas Artes de la Diputación de Badajoz, que aporta seis grandes obras de Covarsí. También hay pinturas de Juan Caldera, de la Diputación de Cáceres.
Unos cazadores, con sus caballos y sus perros que regresan de una jornada de trabajo. Al fondo, un otoño extremeño; un guarda de un coto; unos canes en la ribera del Tajo; el momento de cobrar las piezas de caza mayor...todo se muestra en el Patio.
Pero dentro del hemiciclo está el gran homenaje, artístico y secular, a la práctica cinegética: el gigantesco (8,98 por 6,93 metros) mosaico romano de los siglos IV-V hallado en Mérida y que encabeza el salón de plenos donde debaten los diputados. Representa a un jabalí acosado por perros.
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