Salud en Extremadura

«La mascarilla tenían que haberla impuesto antes»

En torno a las 13.45 los centros de salud, tras la orden de sus correspondientes gerentes de área, empezaron a cambiar su cartelería de 'mascarilla recomendable' por la de obligatoria, una fotografía que recuerda a la pandemia. Boca y nariz cubiertas para intentar no contagiarse de algunos de los virus respiratorios que están tensionando el sistema sanitario en la región.

Por poner un ejemplo, en el Manuel Encinas de Cáceres eran muy pocos los usuarios que no utilizaban la mascarilla este miércoles. Eso sí, esa minoría preguntaba antes a los trabajadores del centro si podían acceder sin ella. Para los más despistados, tenían reservadas mascarillas quirúrgicas por si a partir de la obligatoriedad no las llevaban.

Y así, con el sentido común de los ciudadanos, se pone fin a una polémica que se ha empañado de tintes políticos. Al final, El Ministerio de Sanidad ha impuesto la mascarilla en centros de salud y hospitales pese a la negativa de la mayoría de las comunidades autónomas. No la establece en centros sociosanitarios y farmacias, como estaba incluido en la propuesta presentada en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. En esos lugares son recomendables.

Además, ha incluido mayor flexibilidad de lo que en un principio se anunció. La obligatoriedad podrá pasar a ser recomendación en aquellas regiones que presenten un descenso en la incidencia de virus respiratorios en las dos últimas semanas.

En Extremadura se situaba a principios de enero en 664 casos por cien mil habitantes. La anterior semana estaba en 678, pero todo apunta a que después de las navidades y con la vuelta al colegio la curva empezará a subir. De hecho, los expertos sanitarios indican que no se ha alcanzado el pico de contagios.

La incidencia en Extremadura está por debajo de la media nacional y por eso la consejera de Salud, Sara García Espada, fue una de las más críticas con la obligatoriedad de la mascarilla. Incluso calificó el pasado consejo interterritorial de «esperpéntico» porque la ministra Mónica García se encontró con el rechazo frontal de todas las comunidades menos de Cataluña. Arremetió contra el Gobierno por centrarse, dijo, en «criterios políticos y no técnicos».

La Junta defendía que sus datos avalaban que solo fueran recomendables. Sin embargo, hay que recordar que los colegios de médicos y la Sociedad Española de Medicina Familiar habían pedido de forma insistente que regresaran las mascarillas obligatorias.

Finalmente, pese a que la Junta se mostró contraria a la obligatoriedad, ha acatado la imposición, una obligación que llega porque el ministerio alude a que debe amparar jurídicamente a las comunidades que ya la habían implantado (Cataluña, Murcia y Comunidad Valenciana). También Aragón, Canarias y Asturias se sumaron tras la reunión a exigir la mascarilla en centros sanitarios.

Para ello, se ha servido del artículo 65 de la ley de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud, donde se regulan las actuaciones coordinadas en salud pública y se obliga «a todas las partes».

La medida entró en vigor este miércoles sin necesidad de publicarse en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Simplemente hubo una comunicación a las comunidades autónomas y en Extremadura se empezó a hacer efectiva al filo de las 14 horas.

Y en medio de ese enfrentamiento, los ciudadanos, que pese a las dudas generadas en el seno político, acogieron la obligatoriedad con total normalidad. Prueba de ello es lo que expresaban todos los extremeños consultados por este diario a las puertas de los centros de salud.

«Me parece fenomenal que la mascarilla sea obligatoria; se tenía que haber puesto antes de las navidades», decía Estefanía Torrico, que este miércoles salía del centro de salud con su hijo de ocho meses. Tiene otro de seis años. «Lo hago por protegerles a ellos y a los demás. Solo hay que ver los contagios», comentaba.

Además, conoce muy bien de lo que habla porque es enfermera y trabaja en el servicio de Urgencias. «Ahora los usuarios se ponen más la mascarilla, pero antes nada», añadía.

También es partidaria de haber implantado la obligatoriedad antes de las fiestas navideñas María Teresa, otra usuaria de uno de los centros de salud cacereños. «La mascarilla la tenían que haber puesto por lo menos desde Navidad. Hay muchas reuniones con familiares y amigos y muchos viajes. Eso es muy bonito y fabuloso, pero luego vienen las consecuencias», comentaba.

Opina lo mismo Elena Florencio, que está embaraza y acaba de pasar la gripe en navidades. «Todavía sigo con tos», añadía. «Me parece muy bien la mascarilla para protegerme a mí y a los demás. Era necesario».

Y, precisamente, con el objetivo de proteger sobre todo a los más vulnerables, el Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia (Sepad) ha anunciado que informará a sus centros sobre el uso de mascarillas y medidas de prevención. En este caso no es obligatorio, pero la directora gerente del Sepad, Estrella Martínez, avanzó este miércoles que se están elaborando protocolos de actuación para reforzar las medidas de prevención.

En los colegios e institutos, como ya informó HOY, el Servicio de Salud y Riesgos Laborales en centros educativos de la Junta de Extremadura envió recomendaciones a los directores para evitar contagios. Aconsejó la mascarilla para profesores y alumnos si se tienen síntomas.