Los extremeños aplauden la vuelta de las mascarillas obligatorias a los centros sanitarios
Este miércoles, desde primera hora de la mañana, en los centros de salud ya las llevaban puestas e incluso reclamaban que se impusieran antes
La imagen en Extremadura se ha repetido durante este miércoles. Usuarios de centros de salud sacando del bolso o del bolsillo la mascarilla para ponérsela ... justo antes de entrar. Algunos de ellos las acababan de comprar porque sabían que a partir de esta jornada iban a ser obligatorias en los centros sanitarios, una medida que los extremeños aplauden. De hecho, la gran mayoría las usaban desde primera hora, incluso antes de que el Ministerio de Sanidad las haya impuesto.
En torno a las 13.45 los centros de salud, tras la orden de sus correspondientes gerentes de área, han empezado a cambiar su cartelería de 'mascarilla recomendable' por la de obligatoria, una fotografía que recuerda a la pandemia. Boca y nariz cubiertas para intentar no contagiarse de algunos de los virus respiratorios que están tensionando el sistema sanitario en la región.
Por poner un ejemplo, en el Manuel Encinas de Cáceres eran muy pocos los usuarios que no utilizaban la mascarilla este miércoles. Eso sí, esa minoría antes ha preguntado a los trabajadores del centro si podían acceder sin ella. Para los más despistados, tenían reservadas mascarillas quirúrgicas por si a partir de la imposición no las habían llevado.
Así, con el sentido común de los ciudadanos, se termina una polémica que se ha empañado de tintes políticos. El Ministerio de Sanidad al final ha impuesto la mascarilla en centros de salud y hospitales ante la negativa de la mayoría de las comunidades autónomas.
En torno a las 13.45 horas los centros de salud extremeños han empezado a cambiar su cartelería de 'mascarilla recomendable' por la de obligatoria
La Consejería de Salud de Extremadura fue una de las más críticas e incluso calificó el pasado Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de «esperpéntico» porque la ministra Mónica García se encontró con el rechazo frontal de todas las comunidades menos de Cataluña. Arremetió contra el Gobierno por centrarse en «criterios políticos y no técnicos».
La Junta defendía que sus datos avalaban que solo fueran recomendables, pues su incidencia de virus respiratorios estaba por debajo de la media española. Sin embargo, los colegios de médicos y la Sociedad Española de Medicina Familiar ya habían pedido que regresaran las mascarillas obligatorias.
Finalmente, pese a que la Junta se ha mostrado contraria a la obligatoriedad, ha acatado la imposición, una obligación que llega porque el ministerio alude a que debe amparar jurídicamente a las comunidades que ya la habían implantado (Cataluña, Murcia y Comunidad Valenciana). También Aragón, Canarias y Asturias se sumaron tras la reunión a exigir la mascarilla en centros sanitarios.
Para ello, se ha servido del artículo 65 de la ley de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud, donde se regulan las actuaciones coordinadas en salud pública y se obliga «a todas las partes». La medida ha entrado en vigor sin necesidad de publicarse en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Simplemente ha habido una comunicación a las comunidades autónomas y en Extremadura se ha empezado a hacer efectiva al filo de las dos de la tarde.
Buena acogida
Y en medio de ese enfrentamiento, los ciudadanos, que pese a las dudas generadas en el seno político, están acogiendo la obligatoriedad con total normalidad.
«Me parece fenomenal que sea obligatoria la mascarilla y se tenía que haber puesto antes de las navidades», dice Estefanía Torrico, que este miércoles salía del centro de salud con su hijo de ocho meses. Tiene otro de seis. «Lo hago por protegerle a ellos y a los demás. Solo hay que ver los contagios, que no paran», comenta.
Además, conoce muy bien de lo que habla porque es enfermera y trabaja en el servicio de Urgencias. «Ahora los usuarios se ponen más la mascarilla, pero antes nada», añade.
También es partidaria del uso obligatorio en centros de salud y hospitales Elena Florencio, que está embaraza y acaba de pasar la gripe en navidades. «Sigo con tos y me parece muy bien la mascarilla para protegerme a mí y a los demás. Era necesario y más ahora», dice.
"Me parece perfecto. Ya todo el mundo está con mascarilla. Cada vez hay más contagios y no cuesta nada ponérsela. Es sentido común. No hace falta que el Gobierno me lo imponga porque se está viendo que está todo el mundo infectado. En mi trabajo hay muchísimas bajas porque el que no tiene covid, tiene gripe A", decía María Conejero nada más salir del centro de salud.
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