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Lucio Poves tiene ahora 74 años y durante más de tres décadas tuvo el encargo de contar todo lo bueno y lo malo que ocurría en Extremadura. Su característica voz radiofónica era pieza clave en Ser Extremadura, donde conducía un programa matinal en el que ... tuvo que afrontar episodios tan duros como el de Puerto Hurraco. En esas situaciones, él siempre fue el entrevistador, una figura que abandonó este jueves cuando se desplazó a la Audiencia de Badajoz para recordar cómo intentaron acabar con su vida en su casa de Los Santos.
–¿Cómo recuerda ese día?
–Con mucha pena, porque habíamos pasado un día fantástico en Badajoz. Habíamos venido en una visita cultural a conocer el Museo Diocesano y de vuelta a Los Santos fui a misa a las 7 de la tarde. Después estuve cenando en casa y estaba a mitad de una película americana cuando sonó el chirriar del portón y apareció este señor con un arma en la mano diciendo que quería todo el dinero.
–¿Cuál fue su reacción?
–Yo le dije que no eran horas de estar en mi casa, que por favor se fuera, pero me dijo que venía a por todo el dinero porque le habían dicho que yo tenía mucho dinero en casa. Yo le respondí que no, que lo único que tenía eran los 150 euros de la recaudación que estábamos haciendo para Cáritas y que bajo ningún concepto se lo hubiera querido dar. Le propuse que fuéramos al cajero, que estaba enfrente de casa, pero me dijo que no, que quería el dinero de dentro.
–¿Qué ocurrió entonces?
–Me empezó a apuñalar, me empezó a coger la cara echándome para atrás, me tiró a un sillón, las gafas me las tuve que quitar para que no las rompiera, y a partir de ahí me intenté escapar. Di muchas voces, hasta que me escucharon mis vecinos, ellos fueron las voces caritativas que llamaron al 112. Y gracias a que la Policía Local estaba patrullando muy cerca de la zona de mi casa, llegaron muy pronto y oí a un policía local decir, Félix, Félix, ¿qué estás haciendo? ¿ya la estás liando otra vez? Lo cogieron encima de mí, todavía apuñalándome o dándome golpes, porque yo estaba en el suelo porque me había propinado dos golpes con un objeto de adorno que tenía en casa, uno de ellos fuertemente en la cabeza. Estuve en negro durante unos segundos. y a partir de ahí me metieron en una ambulancia y me llevaron a Zafra y después a Badajoz. Estuve unos cuantos días hasta que los médicos determinaron que no había peligro.
–¿Temió por su vida?
–Sí, porque yo no me podía resistir. El agresor es una persona corpulenta, yo tenía entonces 72 años y no estoy para defenderme. Cuando me daba con el destornillador, con la mano, con el punzón..., ¡yo qué sé con qué me daba en la zona del corazón...! Yo sentía que algunos pinchazos entraban, que podían matarme.
–A una persona que tantas veces ha contado en la radio y también en HOY sucesos terribles, que empatiza con las víctimas, ¿se le vienen a la cabeza esas entrevistas cuando es él quien lo sufre?
–Sí, porque lo que ves delante es la maldad humana. Quien a mí me atacó no es una persona con la que se pueda discutir, con la que se pueda hablar, sino que es una persona que viene hacia ti con mala fe, no sé por qué razón. Yo le preguntaría, ¿pero por qué tienes tanta maldad contra mí? Qué te he hecho yo? Y a lo mejor él te podría decir: tú escribiste una crónica en la que a mí me condenaron y tú dijiste en el periódico esto, esto y esto... Pero no, ahí es me voy a tomar la justicia con mi mano, paso por la puerta de Lucio Poves porque lo conozco, porque él me conocía más que yo a él, y entro en su casa y le voy a robar, o lo voy a matar, o yo qué sé qué pasaría por su cabeza. En este tipo de situaciones yo no soy conciliador con estas personas, porque van con la maldad, a hacer daño a una persona mayor y con la particularidad de que ya lo había hecho antes, porque este señor ya había apuñalado en mi pueblo a un capataz de campo que no le había querido dar trabajo para ir a la vendimia, por algo sería por lo que no le diera el trabajo, y lo apuñaló en un bar.
–¿Cómo ha vivido el proceso judicial que ahora acaba?
–Si no hubiera sido por unos amigos abogados que me recondujeron, yo no habría tenido abogado de la acusación particular porque confiaba totalmente en la Justicia. Yo, a lo que diga el fiscal, me adhiero. Pero han sido mis abogados particulares los que han llevado este proceso y considero que está bien lo que han hecho.
–¿Está satisfecho con el fallo?
–El alejamiento de medio kilómetro lo veo perfecto, que no puede pasar por mi casa, ni telefonearme. La vigilancia controlada de siete años cuando salga de la cárcel me parece bien, porque estas personas son potencialmente autores de otros posibles crímenes como el que he sufrido. Pero en cierta forma me siento como el gato trasquilado, porque yo voy a tener que pagar a mis abogados y a mí, este señor que se va a declarar insolvente, no me va a pagar un duro. Si no me paga los 7.500 euros con los que debe indemnizarme, que por lo menos pague ese dinero en años de cárcel.
–¿Cree suficiente la pena?
–Yo creo que sí, porque si hubiéramos ido a juicio no hubiera sido más. Y además considero que va a aprender en la cárcel porque esto es un palo para este señor que en Los Santos lo detesta mucha gente. ¡Cuántas personas me han dicho que debía estar en la cárcel toda la vida! Porque ya son dos los apuñalamientos... Igual habría que tratarlo, igual tiene algún problema psiquiátrico. Yo como cristiano lo perdono, pero como Lucio, como persona que soy, no lo puedo perdonar y si mis 7.500 euros que me tiene que indemnizar no me los paga, que los pague en la cárcel.
–¿Se ha sentido apoyado?
–El apoyo de mi familia me ha producido una sensación extraordinaria. Vosotros, los compañeros de prensa, no habéis podido tratarme mejor, he aprendido que en la adversidad se tiene un bastón al lado que es la familia y los amigos. Incluso la familia del acusado me prestó una cierta empatía cuando estaba en el hospital, me llamaron algunos de los miembros del clan al que pertenece y eso me reconfortó.
–Si en lugar de ser yo el que hace esta entrevista la hubiese hecho usted, ¿hay alguna otra cuestión que hubiese preguntado?
–Pues sí, yo habría hecho la pregunta de si se puede luchar contra estos crímenes que cuestan tan poco, porque ese crimen en principio iban a ser 12 años de cárcel que ahora se van a convertir en 7 años y que con la rehabilitación en la cárcel se van a convertir en 3. Y al final estas personas van a salir a la calle y te encuentras con ellas en tu pueblo. Esto debe costar un poco más caro, porque se sufre mucho.
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