Los linces de Sierra de Fuentes reciben una veintena de solicitudes de visita al día
Desde que la Junta anunció que Mostaza y Nautilus podían visitarse en el centro Los Hornos el teléfono no para de sonar para concertar citas y conocer a los felinos
¡Allí aparece uno! Esa es la única frase que ayer rompió el silencio tras ocho minutos de espera entre los visitantes del centro de recuperación de fauna y educación ambiental Los Hornos, en Sierra de Fuentes. Una veintena de personas acudieron a las instalaciones cacereñas para ver de cerca linces ibéricos y lo consiguieron. Para la mayoría era la primera vez que tenían a este felino en peligro de extinción a menos de cinco metros. Sólo una alambrada les separaba de los dos animales que se pueden visitar desde julio.
En tan solo dos meses parece que ya se han acostumbrado a la atenta mirada de los curiosos y a las cámaras de sus móviles. Pasean sigilosamente y solo se detienen cuando encuentran comida. Normalmente un cuidador coloca de manera estratégica conejo en diferentes rincones de un espacio de 600 metros cuadrados entre árboles y rocas. «Es su alimento favorito», detalla Toribio Álvarez, el monitor ambiental que ofrece explicaciones a los visitantes sobre este espectáculo de la naturaleza.
Sus protagonistas son Nautilus y Mostaza y, desde que la Junta de Extremadura anunció que se podían ver, las peticiones en el centro Los Hornos se han disparado. «Recibimos una 20 llamadas diarias solicitando visitas», afirma Javier Caldera, el director de Programas de Especies Protegidas en la región.
Él asevera que estos dos ejemplares no son válidos para el programa del Centro de Cría en Cautividad del Lince Ibérico de Granadilla, en Cáceres. La hembra, de dos años y medio, es epiléptica, y el macho, que nació hace tres y medio, padece criptorquidia, un trastorno del desarrollo en los mamíferos que consiste en el descenso incompleto de uno o ambos testículos a través del canal inguinal hacia el escroto.
Los animales llegaron en diciembre a las instalaciones de Sierra de Fuentes y estuvieron adaptándose hasta que empezaron las visitas. «Normalmente recibimos a 5.000 personas anualmente, pero con la llegada de estos dos linces es muy probable que se dupliquen», prevé Caldera, quien apunta que quizás tengan que empezar a gestionar una lista de espera.
Los que no entrarán en ella son los que ayer ya tuvieron la oportunidad de seguir sus pasos. Una de ellas fue Miriam Romero. «Soy de Barcelona y en vacaciones suelo visitar a la familia. En cuanto me enteré de esta posibilidad llamé para pedir cita», detalla la joven.
El que hizo lo mismo fue Enrique Garrido. Ayer visitó junto a su familia el centro. «Los niños ya habían venido pero ahora hemos vuelto para ver exclusivamente a los linces. No esperábamos que se pudiera ver tan cerca porque son animales muy esquivos», reconoce Enrique.
Como él y Miriam, más de un centenar de personas ya han visto los linces en el centro extremeño. En su mayoría son visitantes de la región, aunque también llegan de Madrid y Cataluña para vivir una experiencia que sólo ofrecen dos instalaciones en España: la cacereña y el zoo de Jerez, en Cádiz.
Caldera destaca que este animal es «el carnívoro más amenazado de Europa y aunque se está recuperando lentamente en los últimos años es muy difícil verlo». Respecto a la situación actual en la región, según el director general de Medio Ambiente de la Junta, Pedro Muñoz, hay 20 linces sueltos en Extremadura y cinco parejas están criando. En total, desde que en 2014 arrancó el programa de cría en cautividad se han soltado 30 ejemplares, de los cuales diez han muerto.
