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Juan Manuel Iglesias Carrillo está estupefacto. No sale de su asombro, y confiesa que aún siente rabia por lo sucedido aunque el final de la ... historia haya sido feliz. No se explica cómo una o varias personas entraron en la madrugada del martes en el hogar de mayores de Puebla de Obando y robaron diverso material, entre ellos tensiómetros, aparatos para medir la glucosa, guantes o un televisor. Y está asombrado de que a las 6.45 de la mañana de este miércoles, al abrir la puerta de su casa, se topó con los efectos robados cubiertos por una sábana y una nota de arrepentimiento.
Para el alcalde de Puebla de Obando (1.805 vecinos, a medio camino entre Cáceres y Badajoz), el robo en el hogar de mayores del pueblo fue un acto «miserable». Ese mismo adjetivo fue el utilizado por el o los ladrones para calificar su acción y devolver lo sustraído.
El enfado del regidor obandino y de los ancianos que acuden cada día al hogar del pensionista era mayúsculo cuando el martes por la mañana descubrieron que algo faltaba allí. Alguien había entrado durante la madrugada por la cocina y se habían llevado del salón un proyector, una televisión y una pantalla de proyección, además de diversos material sanitario del curso de formación de atención sociosanitaria que se está realizando como aparatos para medir el azúcar y tensiómetros.
Iglesias lo denunció a la Guardia Civil y en redes sociales. «Quince personas que se están formando no han podido estar en clase. Habéis robado el material para su formación que seguro lo tendrán que utilizar con vuestros padres o vuestros abuelos», reseñó.
«Causáis daños y perjuicio al Ayuntamiento; y lo peor de todo, la imagen tan bochornosa que dais», clamaba el alcalde. «Deseo que las investigaciones den su fruto y paguéis por lo que hacéis. Sois unos miserables».
«No entiendo para qué fueron a robar eso. No se llevaron dinero ni otras cosas, solo lo que había en ese salón donde se estaba formando gente. No se entiende», comentó el alcalde a HOY poco antes de anunciar el final de esta película.
Este miércoles, cuando a las 6.45 horas abrió la puerta de su casa, se topó con una sábana blanca que cubría algo en la acera. «Creí que me habían dejado algunos enseres para tirarlos al punto limpio», decía. Pero bajo esa tela estaba el material robado en el hogar de mayores. No solo eso. Había una nota manuscrita.
«Buenas Juan Manuel. Aquí está todo el material del hogar del pensionista. Pedimos disculpas por lo sucedido y no volverá a pasar. A (sic) sido un acto miserable y estamos muy arrepentidos», decía el escrito.
El alcalde de Obando cree que ese gesto «honra en parte» a los ladrones, aunque no les «exime de la acción tan miserable que realizaron». Cree que «el remordimiento» ha tenido su efecto y espera que esas personas «reconduzcan sus vidas de forma digna y no perjudique a personas, negocios e instituciones como ha sido el caso y valoremos más lo nuestro y no deterioremos la imagen del lugar donde vivimos». «Somos una unidad de convivencia y no sabemos cuándo y cómo nos va hacer falta los unos de los otros», finaliza el primer edil obandino.
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