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El castillo de la pedanía de Trevejo, en el norte de la provincia de Cáceres, data del siglo XII y hoy es pura ruina. Esa ... decadencia tiene un magnetismo que lo convierte en uno de los lugares donde más lucen las fotos de la Sierra de Gata, de ahí el riesgo de que una piedra suelta acabe matando a un turista. La construcción había ido pasando por varias generaciones de herencia en herencia y su último dueño lo sacó a la venta por 80.000 euros.
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El Ayuntamiento de Villamiel, entidad matriz de 379 habitantes, ha estado negociando dos años y finalmente lo acaba de adquirir gracias a una subvención de 65.000 euros aportada por la Diputación de Cáceres. No va a tener ningún uso concreto. Pero la alcaldesa de Villamiel, Alba Baile, explicó a HOY que la operación se debe «a una cuestión de cariño por el pueblo y su patrimonio cultural».
Los castillos en Extremadura aparecen por doquier. Se divisan desde casi cualquier carretera, pero su estado de conservación, aprovechamiento e incidencia en el territorio al que pertenecen es muy diferente. El de Azagala, en el término de Alburquerque está por ejemplo en obras para ser transformado en hotel de lujo, mientras que el medieval de Cañamero son apenas unas cuantas piedras. El de Salvatierra tiene una inquilina británica que lo usa como vivienda habitual y en otros, como el de La Segura o La Arguijuela, en las afueras de Cáceres, se hace negocio celebrando bodas dentro.
El catálogo de la Asociación Española de Amigos de los Castillos es extensísimo. Tiene 381 referencias en Extremadura (174 en Badajoz más 207 en Cáceres de titularidad pública y privada), si bien la lista incluye tipologías variadas que van desde castros prehistóricos, torres o puentes fortificados a recintos amurallados e incluso baterías construidas durante la Guerra Civil.
A finales de los años noventa el proyecto 'Alba Plata', cofinanciado por la Junta de Extremadura y el Banco Europeo de Inversiones, ya se propuso recuperar algunos de estos espacios que solo conocía gente del pueblo. Desde entonces, el goteo de dinero no ha cesado, pero son obras caras y complejas y suele ser más veloz el deterioro de muchos castillos o sus restos que la recuperación de los mismos.
En estos momentos la Junta, a través de la Consejería de Cultura y Patrimonio, lleva a cabo dos importantes actuaciones en castillos. Una es en Portezuelo (Cáceres), donde continúan las obras de restauración de muros y consolidación de estructuras excavadas en el interior del castillo de Marmionda, a un kilómetro y medio de este pueblo del Valle del Alagón. Aquí la inversión es de 1.761.000 euros e incluye, además de mejorar la conservación ante su deterioro, intervenciones arqueológicas y museísticas como la excavación de la zona de la entrada principal y del alcázar, el vaciado de la torre del homenaje y otras acciones de musealización como indicaciones del recorrido o cartelería.
La otra actuación en marcha es en Montemolín (Badajoz), donde siguen las obras de restauración de muros y excavaciones arqueológicas en el interior del castillo de esta localidad. En este caso la inversión es de 1.740.000 euros y, según explica la Junta, «las actuaciones irán orientadas a la restauración y consolidación del sistema de lienzos y torres del recinto, la excavación arqueológica de las áreas adyacentes a los lienzos sureste y suroeste, así como la consolidación de las estructuras excavadas y adecuación de los espacios interiores del castillo, creando un recorrido seguro para posibilitar la visita». Asimismo, se rehabilitará el camino de acceso, así como la adecuación del alumbrado ornamental. Tanto en este caso como el de Portezuelo, el periodo de ejecución es de 14 meses y el dinero procede del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea a través de los fondos Next Generation EU.
Además, la Junta tiene en la agenda otra obra, en este caso de consolidación del castillo de Luna de Alburquerque, con una inversión de 400.000 euros que está en tramitación. Por otro lado, la Junta pondrá 300.000 euros tras la firma de un convenio con el Ayuntamiento de Valverde del Fresno para la puesta en valor del yacimiento arqueológico castillo de Salvaleón. Y 500.000 euros en otro convenio, este de colaboración con el ayuntamiento de Hornachos para la creación de un centro de interpretación de la fortaleza de esta localidad pacense.
La alcaldesa de Villamiel sabe que con 'su' castillo de Trevejo recién comprado ahora le espera una carrera de fondo pidiendo subvenciones una detrás de otra hasta ponerlo en valor. Esto no equivale a reconstruirlo, lo cual requeriría una inversión milmillonaria, sino a que no haya riesgos cuando la gente se acerque a él.
«Ya desde 2016 –relata la alcaldesa de Villamiel– tenía un cartel avisando de que es propiedad privada y que cada uno entra bajo su responsabilidad. Ahora nosotros nos conformamos con afianzarlo y que no se caiga lo que tenemos. Se trata de un bien de interés cultural (BIC), así que iremos viendo lo que vaya dictando Patrimonio en cada momento», explica a HOY la alcaldesa de este pueblo que maneja menos de medio millón al año de presupuesto. En su pedanía de Trevejo hay censadas veinte personas, pero existe una cantina y nueve casas rurales más otro proyecto en marcha cuyo mayor atractivo es la silueta que hay al fondo de lo que queda de este castillo palaciego.
Según el inventario extremeño de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, los de tipo palaciego son trece, por ejemplo el de los Duques de Feria en Zafra que es un Parador; mientras que castillos medievales militares, como el de Granadilla o Segura de León, hay muchísimos más, 112 dispersos por toda Extremadura, que como zona fronteriza siempre ha necesitado divisar de lejos posibles amenazas.
El de Trevejo, medieval palaciego, es el único en ruina progresiva y es evidente que solo con el presupuesto del municipio no se va a revertir ese declive que avanza cada vez que hay un temporal.
Solo en la provincia de Badajoz hay 51 castillos catalogados como 'ruina progresiva', los mismos que en Cáceres. Un total de 102 por tanto. En esta categoría está también la Almenara de Gata o el de Cabañas del Castillo en las Villuercas, todos ellos visitables.
Un estado levemente mejor es el de 'ruina consolidada', por ejemplo el castillo de Puebla de Alcocer o el de Alange. En Badajoz hay catorce, y en Cáceres cinco, como el de Montánchez o Eljas.
En estado 'muy bueno' salen catorce en Badajoz y quince en Cáceres, aunque esta apreciación no debe de ser compartida por todos cuando en este grupo figura el castillo de Luna Alburquerque, sobre el que aumentan las quejas en los últimos años por su deterioro, de ahí la mencionada intervención prevista por la Junta de Extremadura.
El arquitecto Jacob Escobar es de Hornachos y está plenamente implicado en la recuperación de su castillo. Según cuenta, cuando él era niño sabían que en la afueras del pueblo, en lo alto de la sierra, había unas paredes y poco más. «Entonces veíamos aquello como un montón de ruinas y teníamos muy poca información de ellas, pero hace unos años el alcalde, que es historiador, inició una estrategia para intervenir en él, empezando por comprar a un particular las parcelas que rodeaban ese castillo, de lo cual hace unos cinco años. A partir de entonces ya se podía acceder con facilidad, lo cual era imprescindible para empezar a trabajar allí», relata Escobar a este diario.
La primera actuación fue una intervención urgente, la cual dirigió él como arquitecto. Acabó en 2023 y se basó en la consolidación estructural de la torre de una entrada en recodo que era cuadrangular y de la que solo quedaban dos lados. También se hizo un estudio arqueológico en el interior que sirvió para datarlo y situar su construcción entre finales del siglo XII y principios del XIII. Además de afinar sobre su origen, esos primeros trabajos desvelaron cosas, como que se levantó como una defensa de urgencia, «como si los muros se hubieran hecho muy deprisa para defenderse como fuera, por eso con el paso de los siglos se ha deteriorado tanto», explica Escobar.
Ahora el siguiente paso es la licitación de un proyecto más ambicioso que termine de poner en valor aquellas piedras donde los hornachegos jugaban de pequeños. Gracias a unos fondos del Gobierno central para intervenir en bienes de interés cultural se va a llevar adelante. Se trata de 2,9 millones que Jacob Escobar cree que se pueden aprovechar no solo para consolidar lo que queda del castillo sino para instalarle pasarelas y paneles explicativos «para que quien salga de allí sepa qué fue aquel territorio que además tiene un importante componente paisajístico y debe servir de desarrollo turístico».
Sin embargo, a la hora de abordar estas restauraciones, el arquitecto extremeño ve un problema: la falta de mano de obra especializada, para la cual hay empresas constructoras con una clasificación especial que da garantías de que saben intervenir en patrimonio histórico, un extra en la forma de trabajar que cada vez es más difícil de encontrar «porque no hay relevo generacional», señala Escobar.
Pero en su opinión, prosigue, no es solo necesaria una buena ejecución, sino también un enfoque acertado. «Como arquitecto hay que tener muy claro el punto de partida de los criterios de intervención, ya que edificios así cuentan cosas y las intervenciones no deben inventar cosas sino deben ayudar a contar su historia mejor», concluye.
Influencers y fotógrafos sacan mucho partido a los castillos, construcciones que suelen ser revulsivo para el turismo local, además de regalar maravillosas vistas del entorno al estar enclavados en puntos elevados por una lógica de estrategia defensiva.
El arquitecto Jacob Escobar, que se ha encargado de la restauración urgente de parte del Castillo de Hornachos, su pueblo, habla de añadir a los trabajos meramente reconstructivos «proyectos de dinamización cultural que apuesten por la singularidad de los sitios». Se refiere a que no basta con actuar sobre el monumento y hacer una página web, unos paneles y poco más, «sino diseñar una estrategia correcta para ponerlo en valor y que quien visita el lugar se sienta protagonista y participe».
Ejemplos de lo anterior hay decenas en Extremadura, desde Almossasa en la Alcazaba de la ciudad de Badajoz, las batallas teatralizadas que se recrean en Jerez de los Caballeros, la ambientación de la época medieval en castillos como el de Alburquerque o las noches de verano con actividades culturales que se programan en el castillo de Segura de León, en cuyo patio de armas hay conciertos, teatro o exposiciones.
Pero ahí no para la cosa. En Portezuelo su castillo es el mejor el sitio para observar las estrellas, el castillo de Monfragüe ha acogido conciertos, las murallas de Llerena son marco para su Festival de Cortometrajes El Pecado durante el mes de agosto.
La montaña de acceso al de Cabañas del Castillo está equipada para la práctica de la escalada deportiva, y el de Miraflores en la localidad pacense de Alconchel sirve para presentaciones de actos, por citar solo algunos de los muchos usos que tienen estas construcciones que además suelen encerrar alguna leyenda que ha ido corriendo de generación en generación que hace más atractiva la visita.
En mejor o peor estado, prácticamente todos, los más de cien que hay en Extremadura, son visitables, aunque en ocasiones haya que atender horarios muy reducidos o llamar antes al Ayuntamiento o su oficina de turismo para que abra sus puertas, donde suelen regalar con orgullo cualquier información, ya sea verbal o en forma de díptico, que tenga que ver con las piedras más antiguas que, en peor o mejor estado, ayudan a explicar lo que pasó hace siglos en ese lugar.
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